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Reconstruirnos después de un Terremoto, es levantar escombros, es rescatar personas, animales, rescatar cosas materiales, limpiar, y observar el lugar, es ver como se derrumbó nuestro rompecabezas que conforma la vida, y si eras propietarios de una vida algo alterada, o desequilibrada es una buena oportunidad para rescatar y reconstruir el Ser que hay en  nosotros, y que está perdido en el camino.

Es una sacudida a la consciencia, porque en la realidad hemos separado el mundo material del mundo espiritual,  hemos roto la conexión con nuestro interior, con las emociones, con la naturaleza y esencia del Ser.

Si hacemos un comparativo una casa deshabitada, abandonada, se llena de polvo, de telarañas, está olvidada, así hay muchas personas que se han olvidado de ellas mismas, haciendo a un lado sus valores, esos que mantienen la conexión que permite crecer de una manera más equilibrada, si le hablamos con amor a las plantas encontrarás que crecen de una mejor manera, y que sucede con la percepción que tenemos de otras personas cuando estás cerca? Logras sentir, la energía, armonía, o inquietud, malestar que trae con ella, y todo está en relación con ella y su entorno material, son simple reflejo.

Tus pensamientos y sentimientos afectan tu organismo y el entorno donde te desenvuelves, creando una relación positiva o negativa, generando energías que alteran tu Ser, ese impacto, esas alteraciones, las indecisiones, los fracasos, son esos sismos que nos mueven y nos pierden en la vida.

La inseguridad, la corrupción, la violencia, el fraude, son un signo de la descomposición de nuestra sociedad, en donde las virtudes y valores han perdido, han quedado en el olvido, y se han cambiado por frases como: “Primero YO y al final YO”, “El gobierno hace como que me paga y yo hago como que trabajo”, “más vale que coman en mi casa y no en la del vecino”, “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”, y como esas puedo mencionarte más, solo refleja como actos de nuestra conducta han volteado su escala de valores personales por los valores materiales, estamos hablando de su pobreza espiritual, y miseria humana, esa que ha dejado crecer  el vacío que pesa tanto, que las personas no saben qué hacer y en actos extremos los llevan al suicidio.

Valores como en Amor, humildad, honestidad, libertad, tolerancia, respeto, justicia, unidad, lealtad, poco usados, es mas en algunas personas desaparecidos, bien cultivados y fomentados nos ayudan, motivan generando libertad en la conducta, y orientada al cumplimiento del deber ser y del bien estar.

Nuevamente necesitaremos viajar a nuestro interior, a la luz propia que nos permiten salir de la oscuridad y comenzar con el amor, el amor a nosotros, y a los demás sin interesadamente alguno, dar de sí, mirando con los ojos de la verdadera empatía,  pero sentirla llevarla al interior es lo difícil, predicar con el ejemplo como lo dicta el evangelio, si logramos descubrir y conquistar en nosotros mismos los valores de nuestro ser habremos ganado y avanzado gran trecho en la reconstrucción personal, con una visión más clara, además de tener el aprendizaje fresco, porque el ejercicio vivido fue práctico, aunque desalentador, doloroso y perturbador para muchos.

Ya lo decía Víctor Hugo en los Miserables “La pupila se dilata en las tinieblas, y concluye por percibir claridad, del mismo modo que el alma se dilata en la desgracia, y termina por encontrar en ella a Dios”.

Busquemos ese camino que nos lleva a la luz, a la conciencia, a la espiritualidad, menudo trabajo integral que necesitamos hacer para rescatar el tejido social descompuesto, aprovechemos la oportunidad que tenemos al encontrarnos con una Generación de Millenials  y Generación Z, participativos, asertivos, empáticos, solidarios y que mostraron la emoción y sentimientos que movieron y están reconstruyendo a México.

Hasta Pronto!!

Gaby Olivera

 

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