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El ataque armado en Las Vegas, Nevadas, representa la peor matanza en la historia reciente de los Estados Unidos, después de los hechos terroristas del 11-S.

 

Apenas este lunes, al iniciar la semana, nos levantamos con la noticia del tiroteo donde un individuo asesinó a 59 personas e hirió a más de 500, en un acto lamentable que enlutó a “la ciudad de la eterna diversión”.

 

Esa noche de domingo fue de infinita tristeza para las Vegas, es una tragedia ya conocida por todos, Stephen Paddock cometió la peor matanza en la historia contemporánea de Estados Unidos, al disparar desde una habitación del piso 32 del Hotel Mandalay Bay.

 

Paddock, de 64 años, abrió fuego contra una multitud que asistía a un concierto al aire libre de música country frente al hotel y, después fue abatido por la Policía aunque al inicio se había informado que se suicidó.

 

La atención de nosotros, como espectadores a través de los medios, se centró en esos terribles acontecimientos y nuestra solidaridad fue inmediata para tantas familias afectadas con la tragedia ocurrida en Las Vegas.

 

Resulta difícil de entender que un lugar donde todo es juego y diversión, destino turístico ideal de miles de mexicanos y sonorenses, hoy esté sumido en la desgracia.

 

Las dramáticas imágenes de los acontecimientos, de las personas heridas de muerte, del ruido ensordecedor de los disparos, que nos transmitieron los distintos medios, en televisión y por Internet, se repiten en nuestras mentes.

 

El tiroteo se desató durante el festival de música country “Route 91 Harvest”. Era la tercera y última noche de un festival, que se celebra desde hace cuatro años, frente al hotel-casino Mandalay Bay.

 

¿Pero que llevó a Stephen Paddock a cometer ese crimen masivo? Las causas no están aun determinadas al redactar esta colaboración. Y son de las inquietudes que uno se pregunta sobre la conducta de quienes han cometido ese tipo de asesinatos masivos, pero que presentan un mismo patrón.

 

El comando SWAT -fuerza especializada en uso de armamento militar- encontró al menos 23 armas en la habitación que ocupaba el francotirador.

 

El tirador, Stephen Paddock, autor de la masacre en Las Vegas, era un tipo normal, según familiares entrevistados por diversos medios.

 

Pero su padre, Benjamín Paddock, estaba en la lista de los 10 fugitivos más buscados del FBI en 1968, tras huir de una prisión de Texas ese mismo año en donde estaba por asalto a bancos Las autoridades de la época lo describían como un psicópata diagnosticado, con tendencias suicidas y “extremadamente peligroso”.

 

Y 40 años después, Stephen, masacró a una multitud en Las Vegas.

 

De acuerdo con el sitio de Internet Gun Violence, éste registra una estadística de 273 tiroteos masivos en lo que va del año, incluyendo éste, en Estados Unidos.

 

Sin duda, estos acontecimientos deben llevar a retomar el debate sobre el control de armas en Estados Unidos donde es relativamente fácil adquirirlas y que cualquier individuo acopie un arsenal, provocando también el contrabando hacia México.

 

Para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la tragedia representa la mayor prueba para su Gobierno.

 

A Trump se le vio abatido en su primera comparecencia, al salir a dar su postura sobre los hechos.  Ahora tendrá que influir para impulsar reformas tendientes a evitar que los tiroteos se sigan dando en ese vecino país

 

 

 

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

 

Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.

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