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Luego de que la gobernadora Claudia Pavlovich advirtiera que para el 2018 no contempla aumentar impuestos ni nuevos gravámenes estatales, el alcalde de Hermosillo, Maloro Acosta aclaró que en el caso de la tarifa de agua potable solo se hará el ajuste inflacionario.

Sobre los posibles incrementos al predial en varios municipios por la aprobada actualización de las tablas de valores catastrales, la gobernadora Pavlovich recomendó analizar bien y no tomar decisiones que llegaran a lastimar la economía de los ciudadanos, y poniendo el ejemplo, advirtió que en el paquete fiscal del 2018 el gobierno estatal no contempla alzas a impuestos ni crear nuevos gravámenes.

El alcalde de Hermosillo Maloro Acosta se sumó a la decisión de la mandataria sonorense al informar que el Ayuntamiento no contempla crear nuevos impuestos, ni aumentar los existentes, por lo que en el caso de la propuesta de incrementar un 7 por ciento la tarifa de agua aprobada por la Junta de Gobierno de la paramunicipal Agua de Hermosillo, solo se realizaría un ajuste en base al índice inflacionario anual.

El acalde naranjero retornó a las actividades este martes luego de una convalecer unos días debido a una intervención quirúrgica para erradicarle un quiste en la zona inguinal, reapareciendo más fresco que una lechuga en la entrega de reconocimientos a alumnos del Cobach Plantel “Ernesto López Riesgo”, y para rendir honores a Jesús García en el aniversario luctuoso del Héroe de Nacozari.

Dicen los malosos que el Maloro pidió a los galenos del Tribunal de lo Contencioso Administrativo que le erradiquen de urgencia un quiste sindical que desde hace dos años le causa problemas.

Ya en serio, la Junta de Gobierno de Agua de Hermosillo propuso el alza del 7 por ciento a la tarifa del servicio por los altos costos que representa la operación del organismo, sobre todo del acueducto de El Novillo, mismo que genera un costo de 200 millones de pesos anuales por consumo de energía eléctrica, para un total de 500 millones de pesos anuales en ese concepto para la dependencia.

La propuesta de la Junta de Gobierno de Aguah, era un alza gradual a la tarifa, iniciando en enero con un 1.5 por ciento, y después con 0.5 por ciento cada mes hasta completar el 7 por ciento anunciado. Ya hay el antecedente de que en el 2016 se aplicó un alza del 60 por ciento a la tarifa de agua a los usuarios, por el inicio de operaciones de la Planta Tratadora de Aguas Residuales.

La expectativa de la inflación para el 2018 se mantiene sin cambios en 4.9 por ciento, por lo que ese tendría que ser el tope para el alza a la tarifa por el servicio de agua potable en Hermosillo, y para el aumento al predial en la capital sonorense según el compromiso público y publicado del alcalde Maloro Acosta, aun cuando la actualización de las tasas de valores catastrales se haya ido hasta el cielo y los ayuntamientos tienen vara alta por parte del Congreso del Estado para aplicar alzas indiscriminadas al impuesto predial, como lo hará el gobierno panista sanluisino quien hasta defendió en tribunales federales su derecho a dar la cuchillada impositiva a los ciudadanos.

Ahora que se le hizo de agua el pretendido aumento del 7 por ciento a la tarifa, el organismo operador del agua en Hermosillo se tendrá que conformar con el aumento del 4.9 por ciento del índice inflacionario, y buscar sortear la crisis financiera que sufre por los elevados costos de operación.

Desde luego que los ayuntamientos que en el 2018 busquen sanear sus finanzas municipales a costa de sangrar el bolsillo de los ciudadanos, tendrán que asumir el costo político de esas medidas draconianas con el rechazo ciudadano y con el obvio voto de castigo en las urnas.

Solo a un alcalde que no esté en su sano juicio se le ocurriría aumentar impuestos en un año electoral, y a su vez solicitar el respaldo ciudadano para buscar la reelección, u otro puesto de elección popular.

Mal gobierno y cargada de impuestos, mata cualquier pretensión o aspiración política, y arrastra a su partido hasta el fondo del abismo. Un ejemplo claro de lo anterior, lo vemos con Peña Nieto, quien en los sondeos de opinión su gobierno está reprobado por el 86 por ciento de los mexicanos.

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