El juego circular de la política.- No son los aspirantes, con su huella social y capacidades, quienes logran candidaturas, sino la fortaleza de sus grupos.- En Cajeme, cualquiera, de los diferentes partidos, podrá estar en las boletas.- Crece alternativas de independientes
Bernardo Elenes Habas
Es evidente.
Las aspiraciones de militantes de partidos en pos de candidaturas, no dependen de su vocación social,
trayectoria política y anhelos de servir a su país, sus comunidades.
Son los grupos de poder quienes mueven y defienden sus piezas en el tablero de las conveniencias propias y afines, quienes deciden; jamás atendiendo evidentes necesidades colectivas o demanda de exigencias plurales.
Y esa forma de pensar y actuar, con el síndrome de egoísmos arraigados, no es ni será, jamás, el signo señero de la democracia, concepto al que todos los partidos exaltan, pero no respetan.
Lo saben los dirigentes de institutos políticos, lo sufren los entramados de sus consejeros, quienes no poseen mayor espacio para hacer valer las experiencias vividas en pos de integrar candidatos federales, planillas municipales, fórmulas legislativa, que la de guardar silencio, escuchar líneas y actuar en consecuencia.
Por eso, los militantes partidarios y la ciudadanía sin obediencia a siglas y colores, tiene la certeza de que lo que debería
ser decisión de los muchos, de aquellos conglomerados humanos que realmente saben a fondo lo que urge a sus comunidades con definiciones limpias y justas de políticas públicas, no les permiten voz ni voto en las cofradías sagradas.
Siente, esa gran mayoría, que no existen puentes que las lleve a participar en la instrumentación de planes de desarrollo sustantivos con beneficios para todos, los que estaría dispuesta a apoyar, primero con su voto, porque se trata de sus propuestas llevadas a las urnas, y luego, sumando esfuerzos con las autoridades impulsadas; pero que, los usos y costumbres de grupos y cúpulas privilegiadas, no les permiten integrarse en los procesos más importantes representados por la selección de candidatos,
dejándoles solamente la alternativa de votar por aquellos que fueron nominados a sus espaldas, como ya sucedió en los casos de PRI y PAN con José Antonio Meade y Ricardo Anaya. La situación de Andrés Manuel López Obrador, es una crónica largamente anunciada.
Por eso en Cajeme, municipio de contrastes y de señores dueños de sectores y conciencias, cualquiera de los que se mencionan para ocupar la presidencia municipal, tiene oportunidad de alcanzar ese objetivo, porque no serán ellos con sus virtudes y debilidades quienes logren colocarse en el terreno de la lucha electoral con el sustento de la sociedad en general, sino el poderío de sus padrinos, los que, finalmente, tendrán que llegar a un acuerdo, o bien declararse en rebeldía dentro de sus organismos políticos.
Quizás, debido a ello, las candidaturas independientes comienzan a alumbrar como una llamita que podría convertirse en fogata, llegando a la inteligencia de los electores…
Le saludo, lector.
