Curar las enfermedades y conservar la salud es el problema que la medicina se ha planteado desde su origen y del que persigue aún la solución científica. El estado actual de la práctica médica hace presumir que esta solución será buscada aún por largo tiempo. Mientras tanto, en su marcha a través de los siglos, la medicina ha tentado innumerables ensayos en el terreno del empirismo, y ha sacado de ello útiles enseñanzas. En nuestro tiempo, gracias al desenvolvimiento considerable y a la poderosa ayuda de la investigación, el estudio de los fenómenos de la vida, sea en estado normal, sea en estado patológico, ha realizado progresos sorprendentes, que se multiplican día a día.
Es evidente entonces para todo espíritu no prevenido, que la medicina se dirige hacia su vía científica definitiva. Por simple marcha natural de su evolución, abandona poco a poco la región de los sistemas para revestir cada vez más la forma analítica y entrar así gradualmente en el método de investigación común a las ciencias experimentales. Para abrazar el problema médico en su conjunto, la medicina experimental debe comprender tres partes fundamentales: la fisiología, la patología y la terapéutica. El conocimiento de las causas de los fenómenos de la vida en estado normal, es decir la fisiología, nos enseña a mantener las condiciones normales de la vida y a conservar la salud. El conocimiento de las enfermedades y de las causas que las determinan, es decir, la patología, nos conducirá por un lado a prevenir el desenvolvimiento de estas condiciones mórbidas y por otro a combatir sus efectos con agentes medicamentosos, es decir, a curar las enfermedades. El conocimiento del estado patológico o anormal no puede ser obtenido sin el conocimiento del estado normal, lo mismo que la acción terapéutica de los agentes anormales o medicamentosos sobre el organismo no puede ser comprendida científicamente, sin el estudio previo de la acción fisiológica de los agentes normales que mantienen los fenómenos de la vida. Si se quieren constituir las ciencias biológicas y estudiar los fenómenos tan complejos que se producen en los seres vivientes, sea en el estado fisiológico, sea en el estado patológico, es necesario ante todo plantear los principios de la experimentación, y en seguida aplicarlos a la fisiología, a la patología y a la terapéutica. La experimentación es indiscutiblemente más difícil en medicina que en ninguna otra ciencia. Mientras más compleja es una ciencia, más importa en efecto establecer en ella una buena crítica experimental, a fin de obtener hechos comparables y exentos de causas de error. Una certificación de establecimientos médicos (hospitales) es equiparable a una certificación o plan de seguridad de las empresas de aeronáuticas. En el argot médico decimos de manera coloquial: Si tuviese usted que realizar un vuelo ¿cómo preferiría usted volar? ¿Con un piloto certificado o con un piloto que no lo está? En medicina es igual, consultar con un médico certificado o con uno que no lo está.
El hombre no puede observar los fenómenos que le rodean más que en límites muy restringidos; la mayoría escapa naturalmente a sus sentidos, y la observación simple no le basta. En el sentido filosófico, la observación muestra y la experiencia instruye. Esta primera distinción va a servirnos de punto de partida para examinar las diversas definiciones de la observación y de la experiencia que han sido dadas por los filósofos y los médicos. En la lengua francesa, la palabra experiencia, en singular, significa de una manera general y abstracta, la instrucción adquirida por la práctica de la vida. Cuando se aplica a un médico, la palabra experiencia tomada en singular, expresa la instrucción que ha adquirido por el ejercicio de la medicina. Ocurre lo mismo en las otras profesiones, y es en este sentido que se dice que un hombre ha adquirido experiencia, que tiene experiencia. Luego se ha dado por extensión y en sentido concreto el nombre de experiencias a los hechos que nos suministran esta instrucción experimental de las cosas. Cuando se habla de una manera concreta y cuando se dice: hacer experiencias o hacer observaciones, esto significa que nos entregamos a la investigación y a la búsqueda, que tentamos ensayos, pruebas, con el objeto de adquirir hechos de los cuales el espíritu, con ayuda del razonamiento, podrá sacar un conocimiento o una instrucción.
Dr. César Álvarez Pacheco
@cesar_alvarezp
Huatabampo, Sonora.