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El Gobierno de la Ciudad de México, a través del Instituto de la Juventud (INJUVE), registró 32 mil 124 personas usuarias de enero 2016 a diciembre 2017 en su red de Hospitales de las Emociones, integrada por cinco centros y en los que se gastó 4 millones 600 mil pesos para su operación.

 

Como una política preventiva y de bajo costo, el gobierno capitalino ha apostado por la atención a las emociones de las personas jóvenes en la CDMX para prevenir situaciones de riesgo con repercusiones en el desarrollo de las juventudes, sus familias y la sociedad, como lo son los problemas emocionales, familiares, escolares, depresivos, ideación suicida, bullying o violencia, por mencionar algunos.

Si las 32 mil 124 personas usuarias hubieran tomado terapia en instituciones de bajo costo, 100 pesos a la semana durante 3 meses habrían gastado 9 millones 637 mil 200 pesos. La anterior cantidad considerando que los jóvenes tuvieran en promedio 10 citas; mientras que para el INJUVE el costo promedio de la cita fue de 50 pesos y se gastaron en total 4 millones 600 mil pesos para la operación de los cinco centros.

La directora general del INJUVE, María Fernanda Olvera Cabrera, creadora del modelo de atención de joven a joven, dijo que “es impostergable que los Hospitales de las Emociones estén en cada delegación, debemos encontrar la manera de dar cobertura a los jóvenes de las 16 demarcaciones. De no hacerlo los costos de las conductas de riesgo derivadas de los trastornos emocionales serían altísimos para el gobierno y las familias”.

Los principales motivos de consulta son los problemas emocionales, familiares y escolares.

La directora del Instituto Nacional de Psiquiatría, María Elena Medina Mora, explicó que uno de cada tres mexicanos presentará algún desorden psiquiátrico y la importancia de atender los problemas emocionales es frenar en esta primera instancia sintomatologías que pudiesen derivar en cuestiones psiquiátricas.

Estudios de la Organización Mundial de la Salud indican que las enfermedades mentales están vinculadas a la funcionalidad, los costos producen pérdida en la calidad de vida de las personas y en el valor agregado en la economía nacional; un estudio de la Escuela de Londres de Economía y Ciencias Políticas (2016) en ocho países, entre ellos México, destacó que 1.2% del PIB se pierde por trabajadores con depresión que laboran mientras se encuentran enfermos. El estudio publicado en la Revista Forbes edición México, señaló que nuestro país pierde 14 billones de dólares al año por esta causa.

Las personas usuarias por problemas emocionales fueron 7 mil 166 y por problemas familiares 4 mil 888, ambos tienen una estrecha relación con situaciones de riesgo en jóvenes, como lo es la violencia. Por ejemplo,  la Encuesta Nacional de la Población Privada de su Libertad 2016 indica que en el país había 211 mil personas privadas de su libertad, en la CDMX eran 323 por cada 100 mil y el 32.8% tenía de 18 a 29 años.

Del 100% de los reclusos 67.3% creció con ambos padres y 32.7% en hogar monoparental. Se indicó que los padres o adultos que los cuidaban en 32.8% consumían alcohol, 20.5% les gritaban frecuentemente, 16% los agredían físicamente, 14.3% los insultaban frecuentemente, 8.3% los golpeaban, 5.9% estuvieron recluidos y 5.5% consumían drogas frecuentemente.

Por violencia familiar ya detectada acudieron 258 jóvenes, que de no haberse atendido quizá hubieran derivado en una falta que los pudiera llevar a prisión, de haber estado 24 meses en reclusión en centros locales hubieran significado al erario 3 mil 517 millones 578 mil pesos, en sus tratamiento en INJUVE se destinaron en promedio 129 mil pesos. Tan importante es el entorno de los jóvenes que se atiende también a padres, en casi dos años 5 mil 993 han acudido a terapias grupales.

La tercera causa de atención fueron los problemas escolares con 3 mil 578 casos, que tiene que ver con conducta, conflictos con la autoridad y falta de habilidades sociales; según datos del documento Principales Cifras 2017 de la SEP, la educación por ciclo de un estudiante de secundaria cuesta 26 mil 100 pesos y el promedio de deserción en la CDMX 0.2% pero de reprobación es 6.6, mientras en el Hospital de las Emociones se destina en promedio 500 pesos al tratamiento de un joven, si esos chicos fueran en secundaria y hubieran abandonado la escuela el costo al erario sería de 93 millones 28 mil pesos.

A nivel medio superior, cada ciclo por joven cuesta en promedio 35 mil 700 pesos, el abandono es del 15.7% y de reprobación 30.7%, en la CDMX hay 477 mil 251 estudiantes de media superior, es decir se ocupan 17 mil 37 millones 860 mil 700 pesos, el costo de los que abandonan es de 2 mil 674 millones 944 mil pesos. A nivel universitario cada estudiante cuesta en promedio anual 79 mil 900 pesos, el abandono en la CDMX se calcula en 3.5%, el costo de ese abandono es de mil 341 millones 254 mil pesos.

Un ejemplo más de la eficacia de la política de atención a las emociones, podría reflejarse en las adicciones, que si las causas son detectadas a tiempo se evita el uso e incluso el abuso de sustancias y la desintoxicación, que por ejemplo en instituciones privadas cuesta de los 35 a los 200 mil pesos. Si las familias de los mil 216 usuarios que se atendieron en este rubro hubieran pagado la desintoxicación más baja se hubieran destinado 18 millones 400 mil pesos en este procedimiento, en cambio solo se destinaron en promedio 263 mil pesos.

Tener a personas jóvenes equilibradas emocionalmente y con mejor información, previene conductas de riesgo como el suicidio, la octava causa de consulta y con mil 525 usuarios jóvenes que hoy continúan vivos y en proceso de desarrollo.

Mejores emociones  e información pueden evitar también el embarazo adolescente, que tiene repercusiones individuales, sociales y económicas. Además, de la repercusión personal a las mujeres embarazadas, hay un costo económico para el estado o las familias.  En 2016, Profeco realizó un estudio sobre cuánto cuesta embarazarse en el área metropolitana de la CDMX y Guadalajara, el costo promedio de un embarazo con los cuidados mínimos y un parto natural fue de 50 mil 500 pesos.

A estos gastos hace falta sumar vitaminas, ácido fólico, calcio, suplementos alimenticios, alimentación especial (si es el caso), ropa y accesorios. Suponiendo que las 486 personas que acudieron por cuestiones emocionales de su sexualidad presentarán un embarazo adolescente, entonces esas familias destinarían 6 millones 766 mil pesos para sus gastos básicos, INJUVE las atendió con 67 mil pesos, o sea 1%.

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