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Lo sucedido ayer no puede entenderse si no es en un contexto gravemente polarizado, donde la disputa por el poder entre las cúpulas político-empresariales del país ha permeado a todos los estratos sociales, arrastrando a todos en la vorágine de un debate a veces despiadado, en el que lo importante no son las ideas, sino la aniquilación del contrario.

 

Roto el monopolio de la información, la democratización del acceso a la misma ha permitido disparar el consumo de contenidos de todo tipo, y la posibilidad de ser sujetos activos en la interacción social ha potenciado la participación ciudadana que, prácticamente sin filtros ha generado también legiones de haters, bots, trolls, francotiradores de las redes y toda clase de dinamiteros de los diques que contenían el mínimo respeto y el decoro, para dejar fluir todos los odios, frustraciones, filias, fobias, instintos asesinos incluidos.

 

Y en el torrente, nadie se salva. Si antes el debate y los madrazos eran principalmente entre políticos, hoy esa dinámica nos incluye a todos. Piensa oh patria querida que el cielo, un tuitero en cada hijo te dio. O un feisbukero. O un debatiente de las causas más bizarras, un portaestandarte de las ideologías más insólitas, el lenguaje más procaz.

 

No es el caso de Juan Carlos Zúñiga, conductor de un programa de noticias en Uniradio, usualmente mesurado, respetuoso y hasta solemne. Pero ayer se le escapó una definición poco común, especialmente para aludir al Arzobispo Ruy Rendón (que tiene nombre de vocalista cumbiero), llamándolo “nalgas prontas”.

 

Lo anterior en el contexto de una discusión sobre la problemática que enfrentan los migrantes centro y sudamericanos que se estacionaron en Hermosillo en su paso rumbo a Estados Unidos. Juan Carlos cuestionó la poca atención de las autoridades a migrantes que incluso iniciaron una huelga de hambre, y señaló que el Arzobispo bien podría interceder con ellos a través de una llamada a las autoridades. Algo que no se le dificultaría pues normalmente ahí anda de nalgas prontas, dijo, palabras más palabras menos.

 

Y aunque ofreció disculpas al prelado, en las redes sociales fue objeto de severas críticas, algunas legítimas por parte de quienes se sintieron ofendidos en su fe católica, otros subiéndose al tren para cobrar agravios, reales o ficticios contra el comunicador.

 

#NalgasProntas se mantuvo todo el día liderando el ranking de Trending Topic en tuiter, y algunos amigos y colegas intentaron “tumbarlo” con otro Hashtag manifestando solidaridad con el comunicador, pero les resultó imposible.

 

Conozco a Juan Carlos desde hace muchos años y siempre me ha parecido un profesional serio. Ha laborado lo mismo en empresas privadas que en medios gubernamentales de distinto signo político y lo ha hecho bien.

 

No comparto del todo su estilo, demasiado solemne para mi gusto, pero nadie, en este medio, puede presumir de concitar todos los consensos. Sería antinatural por definición misma del oficio.

 

Por eso fui de los que celebró la antisolemnidad súbita de su desliz verbal. Me pareció chistoso y que Dios me perdone por ello. Lo que siguió, sin embargo, fue una reedición, guardadas las proporciones, del trato que se le propinó en las redes a Ricardo Alemán, a quien terminaron rescindiendo un par de contratos en Televisa y Canal 11.

 

Hasta el momento de redactar estas líneas, la arquidiócesis de Hermosillo no había hecho público algún posicionamiento al respecto, ni la empresa para la que labora Juan Carlos. Personalmente, creo que no va a pasar nada en el terreno de lo laboral. Si Dios perdona, el arzobispo también, asumo.

 

Lo que vale la pena resaltar es ese movedizo terreno en el que se mueven las figuras públicas -comunicadores incluidos- con el surgimiento de un nuevo tipo de “control social” que cada vez se parece más a la censura y que generalmente se orquesta desde las instancias donde se ejerce el poder político, gubernamental, económico, religioso.

 

Y que mide con dos varas: perdonando a los afines y condenando a los no afines. Peor aún: azuzando desde sus posiciones de poder o de influencia, al linchamiento de quien disienta. Y esa tentación está entre todos los actores políticos, sin distinción de ideologías, por cierto tan difusas en estos tiempos, cuando la clase política se ha amalgamado de manera tan extraña, mezclando las aguas y los aceites con proverbial frescura.

 

Hay una responsabilidad entre quienes ejercemos el oficio, para cuidar ciertas expresiones, sobre todo en materia de género, de minorías, de raza y otros temas sensibles en extremo. Pero también hay una exacerbación de los ánimos que nos pone en la antesala de la violencia no sólo verbal, sino física, lo cual se vuelve peligroso.

 

Aguas.

 

II

 

Nos llegan noticias desde Cajeme a propósito del debate organizado para los candidatos a la diputación federal por el distrito 06 y en el que la senadora Anabel Acosta con un colmillo que se le ha crecido notablemente en los últimos años pudo posicionarse mejor que sus más cercanos competidores, el independiente Terencio Valenzuela, el morenista Javier Lamarque y la candidata de la coalición PAN-PRD-MC, Verónica Montoya, que fue quien menos tablas mostró.

 

Realmente tuvo muy poco dominio de los temas y lució desinformada, por ejemplo al acusar al PRI de frenar la iniciativa para eliminar el fuero, cuando lo que realmente sucedió es que en el senado decidió perfeccionar el documento enviado por la cámara baja al detectar inconsistencias jurídicas y de técnica legislativa, que deben analizarse y corregirse.

 

Verónica Montoya dice ser candidata de Movimiento Ciudadano, como deslindándose del PAN y del PRD, pero según cuentan versiones de aquellos lares, los que se quisieran deslindar de ella son panistas y perredistas, porque ni siquiera la conocen bien. En fin, seguiremos informando.

 

III

 

Sin novedades en la carrera por el senado en Sonora. La más reciente encuesta de Televisa-Cabildo muestra a la fórmula que integran Sylvana Beltrones y Maloro Acosta como punteros con un 32.4 por ciento de las preferencias, seguidos por la fórmula de Morena que integran Lilly Téllez y Alfonso Durazo, con 24%.

 

Los candidatos de la coalición PAN-PRD-MC, Antonio Astiazarán y Leticia Cuesta aparecen con el 20.3 por ciento de las preferencias, y hay un 23% de indecisos.

 

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