Una plegaria de sol para mi madre.- Y para todas las madres del mundo.- ¿Cómo se escribe cielo, nube, río, amor?, le preguntaba, cuando niño; y ella, sobre el pecho dormido de la tierra, dibujaba letras que yo repasaba con humildad de labriego
Bernardo Elenes Habas
Mi voz y mi palabra,
Pedazo de parcela
aguardando con amor
el milagro de la lluvia…
En ella siembran
su aroma las guitarras,
germinan con la brisa
arpegios mañaneros,
canciones jugueteando
en la garganta de las aves.
Mi voz y mi palabra
son de tierra…
Tú me enseñaste
a deletrear
el abecedario de la vida
-cuando el invierno
bajaba aullando de la sierra-,
en el patio del chiname
mientras sentíamos el abrazo
del sol
encendiendo las fogatas
de los sueños…
-¿Cómo se escribe cielo,
nube, río, amor, Mamá?
Brotaban las preguntas
desde el asombro
infinito de mi infancia.
Y tus manos,
que sabían moler maíz
tomar magia del viento
para sobar los males
de tus niños,
dibujaban las letras
prodigiosas
sobre el pecho dormido
de la tierra.
Yo las repasaba
lentamente.
Con la paciencia humilde
del labriego,
porque cuidaba las semillas
depositadas en los surcos
de mi alma;
espigas del idioma,
lámparas sublimes
que alumbrarían,
con el tiempo,
los caminos de mi vida…
Ahora, sólo te pregunto,
Mamá:
-¿Cómo se escribe,
en el pizarrón silencioso
de la tarde,
“mi niño pequeñito”,
palabras que siempre
me decías?
¿Cómo, Mamá?
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