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En la región del carbón de los Montes Apalaches de Pensilvania, en el noreste de Estados Unidos, se halla Centralia, o más bien lo que queda de esta pequeña población, que un día fue una próspera comunidad minera y terminó convertida en un pueblo fantasma en cuyo subsuelo arde un infierno a más de 700ºC.

En 1981 había más de 1.000 habitantes, pero la población disminuyó a 10 en el censo de 20102​ como resultado de incendiarse (y no apagarse desde entonces) una vieja mina de carbón que arde debajo de la ciudad desde 1962 y los expertos dicen que aún podría arder hasta el año 2267 aproximadamente. En la actualidad el pueblo ya no existe, aunque todavía quedan restos de casas, supermercados y hoteles.

El poblado fue cuna de activistas de la organización secreta de mineros denominada Molly Maguires, durante el período entre 1860 y 1870. El fundador de la ciudad, Alexander Rea, fue una de las víctimas de esta orden clandestina, cuando fue asesinado en las afueras del municipio el 17 de octubre de 1868. Tres individuos fueron condenados por el crimen y colgados en la capital del condado de Bloomsburg, Pennsylvania, el 25 de marzo de 1878. Varios asesinatos e incendios ocurrieron durante este lapso.

El municipio estuvo comunicado por dos vías férreas, la Philadelphia and Reading y la Lehigh Valley, con la que apareció el principal medio de transporte. El servicio de tren desapareció en 1966. La ciudad tuvo su propia escuela con educación primaria y secundaria. También hubo dos escuelas católicas en el pueblo. En una época, el municipio tuvo siete iglesias, cinco hoteles, veintisiete salones, dos teatros, un banco, su oficina postal, y catorce almacenes y negocios.

Carretera “Route 61” rota por el calor del carbón ardiendo debajo, en Centralia.

MINA EN LLAMAS

Un fuego fue encendido en el basurero de la ciudad dentro de una fosa de una mina abandonada, en la parte sudeste de Centralia en 1962. El fuego encendió en llamas una veta expuesta de carbón, y se expandió por todas las minas situadas debajo del pueblo. Varias veces se intentó apagar el fuego sin resultado alguno. Siguió quemándose entre los años 1960 y 1970. Durante este tiempo, varias personas se vieron afectadas en su salud a causa del monóxido de carbono producido por el siniestro.

En 1979 la gente se dio cuenta de la magnitud del problema por casualidad, cuando el propietario de una gasolinera insertó una vara dentro de uno de los tanques subterráneos para verificar el nivel de combustible. Cuando la retiró estaba muy caliente, entonces bajó un termómetro amarrado a una cuerda y se sorprendió al descubrir que la temperatura de la gasolina en el tanque era de 78°C. Poco tiempo después de este incidente la atención hacia el fuego incrementó.

En 1981, Todd Domboski de 12 años, cayó dentro de un pozo que de pronto se abrió bajo sus pies; fue rescatado tiempo después. Se estimó que el pozo tenía decenas de metros de profundidad. El suceso atrajo la atención de todo el país hacia Centralia, y en 1984 el Congreso de los Estados Unidos asignó más de 40 millones de dólares para la reubicación de personas. La mayoría de los residentes aceptaron la indemnización y se mudaron a los pueblos vecinos de Mount Carmely Ashland.

Unas cuantas familias optaron por quedarse, a pesar de las advertencias de los oficiales del estado. En 1992, el estado de Pennsylvania expropió todos los inmuebles del municipio. Una subsecuente batalla legal en contra del gobierno fue iniciada por los residentes, sin éxito. En el 2002 el servicio postal estadounidense revocó el código de área del pueblo.

Unas de las pocas casas aún habitadas de Centralia.

CENTRALIA EN LA ACTUALIDAD

Sólo un puñado de casas quedaron de pie en Centralia. La mayoría de los edificios han sido arrasados y hoy el área parece ser una campiña con varias calles pavimentadas y algunas partes se han llenado de árboles nuevos. La mayoría de calles y aceras están llenas de arbustos. La única iglesia que quedó en el pueblo mantiene servicios semanalmente los sábados en la noche, y los cuatro cementerios están en buen estado. Irónicamente, los cementerios tienen más población en ellos, que el mismo pueblo.

En la actualidad, Centralia es un sitio despoblado y fantasmal con unos 10 vecinos. El yacimiento continua ardiendo y se supone que tiene carbón para hacerlo durante 250 años más.

Los únicos indicios del fuego que se encuentra a 1600 metros bajo la superficie, son algunas chimeneas subterráneas que expelen humo en el sur del municipio. Otras fuentes de humo y vapor vienen de una porción abandonada de la carretera estatal número 61, la cual fue cerrada por los años de 1990 después de que aparecieron varias grietas en la superficie, así como también desde los alrededores del cementerio y de varias otras grietas situadas en el área. Sin embargo, el fuego subterráneo todavía arde y seguirá así por un tiempo indeterminado. No existe ningún plan de momento para extinguir el incendio, el cual consume una veta de unos 13 kilómetros de extensión que contiene suficiente carbón para arder durante 250 años más.

El estado de Pennsylvania no renovó el contrato de reubicación al finalizar el 2005, y el destino de los residentes que aún habitan allí, es incierto.

CENTRALIA EN LA CULTURA POPULAR

Centralia sirvió de inspiración para el pueblo ficticio de la película (2006) basada en la serie de vídeo juegos Silent Hill de Konami. También Centralia ahora es más conocida como la ciudad fantasmal literalmente ya que los habitantes que quedan en Centralia son muy pocos.

Señal de advertencia sobre el peligro del lugar.

 

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