Ayer fueron supervisados los trabajos de ampliación del puente Rosales, mejor conocido como “El Trébol”, en Hermosillo, y que es la versión más antigua de lo que años después se conocerían como ‘distribuidores viales’.
Los millenials no lo saben, porque en su mayoría ni siquiera estaban en el presupuesto familiar en aquellos primeros años de la década de los 80, pero en ese entonces una ‘crecida’ del Río Sonora se llevó la calle que conectaba el centro de Hermosillo con Villa de Seris y la única manera de pasar de norte a sur y viceversa, era en pangas, lanchas y plataformas flotantes improvisadas.
Creo que el puente se construyó en 1985 y durante muchos años fue funcional. Pero ya dejó de serlo. La ciudad ha crecido enormidades desde entonces y en ese punto se presentan embotellamientos serios en horas pico y desde hace años debió haberse modernizado, pero por alguna razón no se había hecho.
Los trabajos ya comenzaron. Las obras inician en la calle Manuel Z. Cubillas, en el Centro Histórico, hasta la 5 de Mayo en Villa de Seris, a lo largo del bulevar Rosales. Son mil 600 metros que incluye la ampliación de dos a tres carriles por cada cuerpo del puente, vuelta izquierdas y derechas para incorporarse a los bulevares Río Sonora y Serna.
No es una obra de relumbrón ni mucho menos un trabajo que vaya a quedar listo para mañana. De hecho, el plazo para terminarlo es julio de 2018.
Siendo un poco grillos, tendríamos que hacer notar que esa fecha rebasa los tiempos electorales, ya que la elección de ese año será el 1 de julio de ese año.
¿A qué voy con esto?
A que ayer la gobernadora Claudia Pavlovich y el alcalde Maloro Acosta supervisaron los trabajos de inicio en esta obra que, a pesar de previsiones, campañas de información, señalamientos y demás, provocará conflictos viales en ese punto que de por sí es conflictivo en términos de movilidad urbana.
No sería, pues, una obra ‘vendible’ en tiempos de campaña electoral. Sin embargo, sí es una obra que en el mediano y el largo plazo vendrá a resolver problemas serios de movilidad y conectividad entre el norte y el sur de la ciudad.
Creo que tanto la gobernadora como el alcalde le están apostando a la conveniencia de realizar obras que no estén condicionadas por el calendario electoral, sino por una visión de largo plazo para la ciudad, lo cual habla bien de ellos, sobre todo considerando que, ya desde el desempleo que no imaginaron que llegaría tan rápido, varios ex funcionarios del gobierno panista no tienen más chamba que andar por allí tomándole foto a cada bache que aparezca y denunciándolo como el acabose del mundo mundial.
Claro, durante seis años, sus Smartphone estaban programados sólo para tomar fotos de sus viajes por Europa y algunos estadios y antros de Estados Unidos, no del cagadero que tenían en las calles de la ciudad sus alcaldes.
Por eso digo que la gobernadora y el alcalde se aventaron a realizar esta obra, en la que se están invirtiendo 98 millones de pesos, sin temor al bullying electoral. No será una obra para las campañas, sino para mejorar la movilidad urbana en la ciudad durante los próximos 20 años, y eso es lo que se tendría que tomar en cuenta.
II
Algo le deben conocer al director de Transversalidad de la Sedesol federal, Antonio Astiazarán Gutiérrez, para haberlo mandado a Chiapas a supervisar los trabajos de reconstrucción en los municipios más afectados por el sismo en aquella entidad.
Con esa encomienda del gobierno federal, nos reportan al ex alcalde guaymense en los Altos de Chiapas, como a tres mil kilómetros de distancia de su tierra, donde sin embargo, se mueve, ya que este viernes, la fundación Energía para ayudar, que preside el Toñito, anunciará la donación de un equipo de generación de energía solar para el albergue del Movimiento RAS (para niños con cáncer), lo que le permitirá a esa institución abatir sus gastos por consumo de electricidad.
III
Y a propósito de recursos públicos y transparencia en su manejo, la gobernadora Claudia Pavlovich inauguró ayer por la mañana el Segundo Foro Internacional de Gobierno Abierto convocado por el Instituto Sonorense de Administración Pública, y fue muy enfática en subrayar la integridad de los funcionarios públicos, como elemento indispensable para ejercer un gobierno realmente abierto, transparente y que rinda cuentas.
No se trata de obligaciones, sino de convicciones, subrayó la mandataria, en un mensaje que no tuvo nada de subliminal, sino que fue directamente al tema que ha sido recurrente desde el inicio de su administración y que tiene como premisa fundamental establecer un antes y un después respecto a sus antecesores.
Mientras estaba allí se me vino a la mente aquella reunión celebrada en un lujosísimo hotel de San Carlos Nuevo Guaymas, apenas a un año de iniciado el sexenio de Guillermo Padrés, donde el entonces gobernador hizo un severo llamado de atención a su gabinete legal y ampliado, porque desde entonces ya comenzaban a conocerse los casos de “Huichos Domínguez” (así los llamó él), que de la naquez más piojosa, aparecieron en unos cuantos meses con más propiedades que la moringa, cargados de joyas, autos lujosos, mujeres fatales y chequera abierta en antros y congales.
Cabe decir que aquel llamado se perdió en el vacío bajo el principio elemental de que “chango ve, chango hace”, pues si los subalternos de Padrés estaban viendo que el propio gobernador, sus hermanos, parientes y amigos más cercanos estaban atracando sin consideración el erario, ellos también tenían derecho a robarse hasta los lápices, como efectivamente sucedió años después, con las consecuencias que ya todos conocemos.
Aquel encuentro en San Carlos fue como la fábula del papá cangrejo que quería enseñar a los cangrejitos a caminar para adelante, cuando él mismo caminaba para atrás. Huelga decir que nunca lo consiguió.
Es claro que la actual administración no es un coro de querubines, pero hay que reconocer que se ha tenido mucho cuidado de no caer en esos excesos, y que hay personajes clave, como el contralor Miguel Ángel Murillo, que trae bien cortitos a los funcionarios claudilleros, algo que no ocurría con la tristemente célebre ‘contralora ciudadana’, María Guadalupe Ruiz Durazo.
IV
No sé usted, preelectoral lectora, candidateable lector, pero yo no veo, por más que estiro el cuello oteando el horizonte político, una disminución en el acelere que se cargan más de cuatro buscando posicionarse rumbo a las pizcas electorales 2018, a raíz de la pirotecnia verbal sobre la ‘renuncia’ de los partidos políticos al dinero destinado a las campañas.
Ayer mismo, la gobernadora Claudia Pavlovich se declaró a favor de dicha reasignación y validó la iniciativa de su partido, el PRI, para ‘renunciar’ a esas prerrogativas, ponderando la necesidad de que esos recursos tengan un mejor destino, como es el del apoyo a los damnificados.
Y es que nadie puede estar en desacuerdo con eso. Siempre será mejor destinar un volumen tan importante de recursos a una causa urgente y noble, que a seguir manteniendo a una clase política que en su mayoría, se ha ganado a pulso el rechazo popular.
Quedan, sin embargo, varias interrogantes, sobre todo las relacionadas con los mecanismos de fiscalización de los organismos electorales, las fuentes alternas de recursos para los partidos y la eventualidad de que, ya sin dinero público, los partidos denominados ‘chicos’, desaparezcan del mapa.
Es aún temprano para sacar conclusiones sobre los efectos que los sismos tendrán sobre la vida política nacional, pero es claro que estamos frente a una situación inédita en la elección 2018, donde de por sí ya se decía que todo podría suceder. Con esta nueva variable, los enigmas crecen.
V
Al filo de la media noche, el conteo de votos para elegir al relevo de Javier Quintanar en la dirigencia del Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Sonora, presentaba una tendencia irreversible a favor del doctor Cuauhtémoc González Valdez, por la planilla Dorada-Amarilla.
Por la mañana seguramente se conocerá el resultado oficial del conteo, pero todo parece indicar que no habrá sorpresas.
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