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LO CLARO: Somos pródigos los mexicanos, en relación a los reconocimientos.

Cada actividad tiene su día en el calendario.

Como sociedad, somos los mexicanos un conglomerado bien organizado.

Al que quizá nos hemos bautizado con un día para distinguirnos a nosotros mismos.

Desde 1914, el 12 de octubre se instituye el día de la raza. En virtud de la hermandad hispanoamericana.

Esa fusión entre indígenas y europeos nos permite reconocernos como una descendencia única.

Pero como sociedad, somos más que eso.

Los hechos recientes donde distintos accidentes telúricos pusieron en jaque la infraestructura de la tercera parte del país y perdimos vidas de cientos de compatriotas, es meritorio dar el espacio a quienes –de cada rincón de México- solidarizaron sus esfuerzos de una u otra manera para contribuir al rescate de aquellos que padecieron la desgracia en carne propia.

Más que honrar a un perrito o reconocer la capacidad de respuesta de las autoridades, es menester considerar que somos una sociedad organizada, cuyo valor y entrega debe ser observada con los honores de su empeño.

Y que cunda el ejemplo de cómo se trabaja en equipo, al que se suman las manos de gobiernos, de organismos, de personajes. No de partidos, de medios ni de limosnas de protagonistas que aprovechan la ocasión.

Los dos movimientos sísmicos recientes, pusieron en la escena cómo trabaja la raza en favor de su propia causa. La verdadera raza…

LO OSCURO: Ahora toca a la doble moral.

En el país vecino del norte, el criterio de la honestidad supone que debe ser la constante en los políticos que les representan.

Juran ante la Biblia desde 1789 (George Washington) para cuidar y proteger a su nación “So help me God” –que Dios me ayude-.

Pero escándalos como Watergate, la quiebra de Enron, las seis acusaciones sexuales (de igual número de mujeres) en contra de D. Trump; la relación de Thomas Jeffrerson con una esclava negra (Sally Hemings); la homosexualidad del presidente James Buchanan, las infidelidades de JFK y por supuesto, el emblemático caso de la becaria con Bill Clinton.

Son algunos de los muchos temas que despiertan no sólo al morbo de las multitudes, sino que contradicen la máxima americana de ‘no mentir’.

Hoy, renuevan esos votos sobre la exposición de la intimidad de los famosos.

Quizá sea parte de una estrategia vengativa de Trump, respecto de su adversaria en la contienda (Clinton) quien se encargó de evidenciar la proclividad del magnate a manifestar su poderío económico en el maltrato sexual a las mujeres más bellas. Cintas que lo exponían a la crítica ciudadana, donde la obscenidad le dibuja de cuerpo entero.

En pago, surge la figura de uno de los mayores cineastas norteamericanos y uno de los principales aportadores a las campañas rumbo a la presidencia de Obama y posterior de Hillary Clinton.

El poderoso productor de Hollywood, Harvey Weinstein, es señalado y bombardeado sin descanso por sus múltiples acosos sexuales a jóvenes actrices que buscan una oportunidad en el mundo del séptimo arte.

La acusación en contra del partido demócrata, de donde provienen los Clinton y Obama, es en relación a que habrían recibido grandes sumas de la chequera de Weinstein y poco habrían dicho sobre la conducta sexual de su mecenas.

Condena que les propone como una doble moral al recibir dinero en pro de un gobierno igualitario, proveniente de “un hombre que degrada y desprecia a las mujeres”.

El caso da para mucho más. Aún no se conoce la declaración de los Obama, cuya hija –Malia- trabajó unos meses como becaria en Weinstein Company; ni de los Clinton, cuyo integrante más conocido, sabe bien del tema de las becas.

COLOFÓN: A México no le será un tema ajeno, de cara al 2018. Donde sabremos en pocos meses, vida y obra de todos aquellos que levanten la mano… al tiempo.

 

alejandrodeanda@hotmail.com

@deandaalejandro

 

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