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No pretendo, ni remotamente, inducir con la pregunta que titula esta columna, el sentido del sufragio de los improbables lectores de estas líneas, porque tengo la seguridad de que la convencida lectora, el politizado lector tienen desde hace mucho, su decisión tomada y difícilmente habrán de cambiarla.

 

Ya sea por cualquiera de las ofertas políticas que existen, desde los partidos más viejos hasta las fuerzas emergentes, pasando por organizaciones de reciente creación, alianzas, frentes y candidatos independientes, hasta la abstención y la anulación del voto, cada quién tiene sus motivos y razones para acudir o no a las urnas el próximo 1 de junio.

 

El título de la columna sólo pretende retomar la pregunta que muchos nos hacemos, a partir de la recomposición de las fuerzas políticas en contienda, la migración de algunos personajes, los enroques, el travestismo político que con pasmosa facilidad se está convirtiendo en el signo de estos tiempos donde los extremos se tocan y los no tan extremos francamente se cachondean sin recato ni pudor.

 

Por opciones no paramos. En Sonora tenemos hasta un Movimiento Alternativo Sonorense (o algo así), un partido político de recientísima creación, que encabeza el ex perredista José Guadalupe Curiel y que necesita conseguir unos 40 mil votos para conservar el registro. En vía de mientras la autoridad electoral ya le autorizó unos 300 mil pesos para lo que resta de este año, con lo cual el profe podrá pasar una navidad más o menos decorosa.

 

Tenemos además algunos aspirantes que buscan reunir las firmas necesarias para competir como candidatos independientes. El que se perfila como más seguro es Terencio Valenzuela Gallegos, un empresario cajemense que pretende la candidatura a diputado federal por el distrito 6, y quien más avance muestra en la colecta de firmas.

 

También están David Figueroa Ortega, que quiere ser candidato a la alcaldía de Hermosillo y Luis Fernando Rodríguez que busca la candidatura al senado. Ambos, ex panistas. A ellos sume el nombre de Marian Martínez Rodríguez, que quiere ser candidata a la diputación federal por el distrito 3 (Hermosillo) y que por cierto es hermana de Erick Martínez, representante del PAN en el IEE.

 

Por Movimiento Ciudadano seguramente veremos en las boletas a muchos ex panistas, considerando que el blanquiazul es el principal semillero de cuadros del partido de Dante Delgado en Sonora. Ojo con este partido, que compitió por primera vez en 2015 con candidatos propios y obtuvo importantes resultados en municipios como Hermosillo, Cajeme y Nogales, donde se concentra poco más de la mitad del padrón electoral de Sonora.

 

Frente a la debacle del PAN, Morena se perfila como una eventual segunda fuerza en el estado, pero falta ver si les alcanza el tiempo para construir una estructura suficiente para soportar la campaña y cuidar los votos durante la jornada, pues la más reciente experiencia, en 2015, estuvo plagada de testimonios acerca de malversación de los recursos que deberían destinarse a los representantes de casilla y que al parecer se embolsaron los encargados de distribuirlos.

 

Eso sin contar que Morena no cuenta con muchos perfiles convincentes y parece apostarle todo a la Ola Peje y al voto antisistema, lo cual en Sonora aparece como una contradicción clara, pues ante la falta de cuadros competitivos, su dirigente estatal Alfonso Durazo ha optado por la recolección casi indiscriminada de renegados de otros partidos, señaladamente del PAN, aunque no se descarta que el otoño le dore la piel a uno que otro priista y de pronto amanezca más moreno que tricolor.

 

Y bueno, si le apuestan al voto antisistema, llevando como candidatos a personajes que hasta hace muy poco eran parte de ese sistema, quién sabe cómo lo vaya a tomar el electorado.

 

El caso de Célida López es el más sonado, pero no es el único, de panistas que se han ido a las filas de Morena. Y ha sido muy sonado, porque la señora pasó de ser una de las más rabiosas detractoras de Andrés Manuel López Obrador, a la más convencida “pejezombie” de la comarca.

 

El PRD en Sonora está literalmente en la lona, adherido al PAN en un Frente que nació cojo, pues Movimiento Ciudadano, que en el plano nacional forma parte de ese experimento frentista, aquí no se ha sumado.

 

Por último está el PRI, que rumbo a la sucesión presidencial aparece en tercer lugar, pero comenzando a disputar el segundo, frente al desencanto por el llamado Frente Ciudadano por México. Con el agregado de que en Sonora, el tricolor encabeza todas las encuestas y, desde su posición como partido en el gobierno ha consolidado y fortalecido una maquinaria que está suficientemente aceitada y lista para lo que viene.

 

No hay que descartar, sin embargo, eventuales fracturas y desprendimientos, sobre todo en la región sur del estado, y señaladamente en Cajeme, donde comienzan a oírse los tambores de guerra.

 

Por opciones no quedamos. Y la pregunta sigue siendo: ¿Por quién votar, si la disyuntiva entre continuidad y cambio aparece como un falso dilema, toda vez que quienes promueven el cambio son egresados de la academia de la continuidad?

 

Qué batalla.

 

II

 

La encuesta mejor planeada, metodológicamente más acabada; el sentido común y hasta las experiencias cotidianas, personales, de vecinos, familiares y amigos, indica que la inseguridad pública sigue siendo el problema más sentido en Sonora, el que más afecta la vida cotidiana de la gente, el que genera más incertidumbre sobre la vida y el patrimonio.

 

En algunos municipios se resiente más, en otros menos, pero en general, todos padecen ese mal y es urgente diseñar e implementar políticas públicas que vayan a la raíz del problema en el mediano y el largo plazo, pero en lo inmediato, urge fortalecer las tareas de prevención y combate a la delincuencia.

 

En Cajeme, tan solo en lo que va de este año suman casi doscientos homicidios, la gran mayoría producto del ajuste de cuentas entre bandas rivales del narcotráfico que se disputan la plaza; en Guaymas, los tiroteos se están volviendo cosa de todos los días (ayer por la noche se registró otro); Nogales y Puerto Peñasco aportan una buena cuota de sangre. En Hermosillo, la delincuencia organizada ha dejado sentir su presencia seriamente, pero lo que tiene asolada a la población es la delincuencia desorganizada, esa que cotidianamente roba, asalta, lastima.

 

Casos como el de ayer, en el que un ladrón fue capturado por los vecinos de la colonia Nacameri, en el sur de la ciudad, y en una acción sin precedentes el presunto roba la patrulla policiaca y se da a la fuga en ella, dejándola abandonada en la zona rural oriente, serían bien cómicos si no fueran tan trágicos.

 

El recuento de hechos criminales sería demasiado largo y el juego de las estadísticas, tedioso. Algo se tiene que hacer cuanto antes para atender el reclamo de ciudadanos escépticos, cuando no francamente ofendidos.

 

Atendiendo este reclamo, mañana miércoles iniciará en Puerto Peñasco la VXIII Conferencia Nacional de Secretarios de Seguridad Pública de todo el país, siendo los anfitriones la gobernadora Claudia Pavlovich y el titular del área en Sonora, Adolfo García Morales.

 

Este encuentro sirve para establecer mecanismos de coordinación que permiten la formulación y ejecución de programas, acciones y políticas orientadas a alcanzar las metas trazadas en el siempre complejo problema de la seguridad pública.

 

A este encuentro asistirán los titulares de todos los organismos  involucrados en el sistema nacional de Seguridad y los secretarios del ramo en cada uno de los estados, y se espera que de allí salgan lineamientos claros y efectivos para reducir los índices de violencia delincuencial, a partir de la coordinación de todas las instituciones y de la propia sociedad civil organizada. Urge.

 

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