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Es la hora del discurso grandilocuente, la sentencia lapidaria, la frase desde o para el mármol, la sublimación de las virtudes reales, imaginarias o prefabricadas al calor de la cargada; la proyección de la continuidad como única vía hacia la salvación nacional. Es, en resumen, la hora del ungimiento y el destape.

El ritual archivado en los anales de la historia y desempolvado cada seis años. El protocolo del azoro y el humor involuntario que se derrama a borbotones salpicando por todos lados la unida; el momento de sacar del oxidado relicario del inmemorial acto de disciplina partidista, la cita citable, la palabra precisa acerca de la improbabilidad de la existencia de la sorpresa, para que no haya sorprendidos.

José Antonio Meade ya es candidato del PRI a la presidencia de la República. Bueno, legalmente es precandidato, pero técnicamente es el que veremos en la boleta electoral 2018, y con su ungimiento espectacular y masivo, “vintage”, como se le llama ahora a lo arcaico y en desuso, arranca ya la campaña sucesoria.

La referencia a la vuelta a los orígenes, al regreso a lo básico, no es gratuita. El PRI viene con todo para ganar la elección presidencial, y trae en sus alforjas la experiencia reciente del Estado de México, donde el dinosaurio tricolor se irguió imponente, haciendo ver a Godzilla como un tierno cachorro de las fantasías infantiles más ingenuas, y a la oposición, como una suma de complicidades maleables, ya por blandengues, ya por intransigentes, que también es una manera de ser cómplices a la hora de las campañas de contraste.

El reto de la transición a la democracia en México pasa por una alternancia que, en lugar de relanzar el ejercicio de gobierno hacia mejores prácticas, hizo de la imitación, la mimetización y la superación de las peores prácticas su modo de ser y su renuncia a las divisas que le daban sentido a su condición opositora. El ejemplo del PAN en Sonora, con Guillermo Padrés a la cabeza, es el ejemplo más a la mano.

Después de diez años de campaña, Andrés Manuel López Obrador se mantiene a la cabeza en las preferencias electorales. Si en este momento fueran las elecciones, no habría ninguna duda de que el tabasqueño se cruzaría la banda presidencial al pecho.

Pero no es lo mismo mantenerse en una campaña permanente, recorriendo el país y cuestionando los errores, los muchos errores por omisión y por comisión, del gobierno de Peña Nieto, que enfrentar al aparato de Estado, ya con candidato. La experiencia de 2006 y 2012 nos hablan de una historia repetida. Del rayito de esperanza y de una república amorosa que fue postergada quién sabe para cuándo.

El propio Andrés Manuel reconoció ayer que tiene una ventaja de 15 puntos, lo cual es estupendo, si no fuera porque hace un mes tenía más de 20. Eso es un indicador importante.

Ya con el candidato del PRI destapado, con un Frente PAN-PRD-MC de destino incierto, y con el Peje en la reedición de una historia conocida, en la que al final se va en declive y, por si le hiciera falta un empujoncito, ahí están las instituciones electorales que no se quieren ir al diablo y, al contrario, parecieran dispuestas a darle la extremaunción, cualquier cosa puede suceder. Incluso, que gane el PRI.

¿Eso es bueno? No necesariamente. Pero es posible, porque el dinosaurio no está muerto y quienes deberían presentarle batalla unidos, están más fragmentados que nunca. Ojo.

II

Y a propósito de instituciones que mandan al diablo pero no se quieren ir, un juez federal declaró improcedente el amparo promovido por Alfonso López Villa, mejor conocido en redes sociales como “Vigilante del transporte” y Rosendo Arrayales Terán, un perredista que trabajó en la Secretaría de Hacienda de Guillermo Padrés y ahora es precandidato de Morena a la alcaldía de Cajeme.

Ambos personajes impugnaron la integración del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción alegando una supuesta violación a los principios de legalidad, transparencia e imparcialidad en el proceso, pero el juez consideró que no aportaron pruebas ni argumentos jurídicamente válidos para probar sus dichos.

Desde luego, el más satisfecho con esta resolución es el presidente de la Comisión Seleccionadora de dicho comité, el abogado Marco Antonio Andrade Aguirre, “pues los efectos que produce la resolución del Juez Décimo Segundo es que se confirma la validez constitucional del proceso y el nombramiento de los 5 integrantes del CPC, cuyo fallo es susceptible de ser recurrido por los inconformes”, según se lee en el boletín que informa de este caso, y en el que además se agrega:

“Sin embargo, ratificamos nuestra voluntad para someternos a la revisión judicial de las actuaciones y los acuerdos colegiados de la Comisión, y en su momento, acataremos la decisión final del Poder Judicial de la Federación. Tampoco estamos ajenos al veredicto de la sociedad sobre un proceso que consideramos inédito para la designación de una autoridad ciudadanizada en Sonora”.

III

Me chingué una rodilla y por lo tanto no pude participar en el Maratón que organiza el Ayuntamiento de Hermosillo, pero me dicen que estuvo muy concurrido, con más de dos mil 200 corredores y en el que participó en la categoría de 10 kilómetros el propio alcalde Maloro Acosta.

Más de mil 800 de los inscritos en esta competencia iban por una medalla y hubo unos 400 más que, como yo, nada más íbamos a correr por el puro gusto de hacerlo, pero ya saben que uno pone y Dios dispone, y pues me chingué la rodilla y así.

De cualquier forma, el evento fue muy concurrido y sirvió para placear a algunos funcionarios públicos que echaron el bofe con más voluntad que condición física, y varios colegas que andan de runners con excelentes resultados.

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