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Este producto italiano mide la calidad del aire, desinfecta y hasta monitorea los signos vitales. Cliu ha sorprendido por el nivel de tecnología que maneja, porque más que un cubrebocas es básicamente un gadget.

Aunque se produce en Italia, contó con la participación de un diseñador español, Álvaro González, para su desarrollo.

“La mascarilla es transparente, segura, tecnológica y sostenible”, así lo explica la marca en su sitio web. Es dedicada a quien desea respirar a pleno pulmón y vivir libremente, ya sea al tomar un avión, ir en bicicleta, en medio del tráfico o para protegerse del esmog de las ciudades. También se define como un producto inclusivo.

Los creadores creen que su salida al mercado contribuirá a frenar hasta 20 toneladas de desechos plásticos al año, los cuales generalmente terminan en el mar, por el uso de cubrebocas desechables. La mascarilla podría ayudar a salvaguardar al planeta, ya que se puede usar las veces que sean necesarias.

La estructura cuenta con una lámpara UV que ayuda a matar bacterias, es decir, se desinfecta sola. Además, se carga en menos de una hora, y viene en distintos colores y tamaños.

La versión más completa tiene bluetooth, un micrófono y sensores integrados que, junto con una aplicación, controlan la calidad del aire y la respiración de quien lo usa. También, ayuda a reducir las alergias y da información en tiempo real sobre el COVID-19 en zonas cercanas.

Los precios varían, empiezan desde los 99 euros (2,600 pesos mexicanos) hasta los 250 euros (6.500 pesos) y se van a entregar en octubre, así que cuentan con sistema de apartado por pedido. Pero, por el momento ya se encuentran agotados.

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