Buena polémica la que se dio en Hermosillo tras la aprobación por unanimidad de la iniciativa de Ley de Ingresos 2019, que incluye una cuota voluntaria de 120 pesos al pagar el impuesto predial, con lo que se pretende crear un fondo para la compra de camiones recolectores de basura.
La aportación puede ser menor o mayor, de acuerdo a la capacidad y la voluntad de los ciudadanos.
La expectativa de la alcaldesa Célida López es que la ciudadanía responda a este llamado y se logre captar unos 12 millones de pesos al año, con lo cual alcanzaría para seis camiones recolectores. La ciudad requiere una flota de al menos 75 unidades y actualmente se cuenta con 30, según la propia alcaldesa.
Hasta donde alcanza la memoria, esta es la primera vez que un gobierno municipal apela a la buena voluntad de los contribuyentes para captar recursos adicionales a los que usualmente cobra como impuestos, multas y derechos, y tal medida generó reacciones inmediatas en las redes sociales, la mayoría de ellas en contra, pues se teme que a la postre, termine convirtiéndose en un pago obligatorio.
El regidor Carlos León publicó en su cuenta de Twitter que el cobro es automático en Oxxo y en bancos. En ventanillas de recaudación municipal, tienes que pedir que te quiten el cobro y al pagar por internet, el cobro aparece predeterminado.
Con lo anterior estaríamos frente a una flagrante metida de mano al bolsillo de cualquier ciudadano desprevenido.
Ignoro cuál será la respuesta de los contribuyentes a esta “novedosa” forma de recaudación, pero me parece que parte de una premisa falsa.
Quizás la alcaldesa suponga que su carisma y propuestas fueron factores determinantes para que los hermosillenses votaran mayoritariamente por ella, y ahora, a un chasquido de sus dedos se volcarán a las ventanillas recaudatorias para depositar su cuota, pero por alguna razón me temo que no será así,
Su arribo a la presidencia municipal tiene que ver más con una coyuntura electoral específica en la que se combinó el hartazgo ciudadano con los gobiernos del PRI y el PAN, y el arrastre de un líder carismático como Andrés Manuel López Obrador. Y la gente acudió a las urnas para probar con una nueva opción de gobierno que lo hiciera mejor, pero hasta hoy eso no se ha visto.
Lo que sí apareció fue una reedición de esa dinámica trianual en la que el alcalde que llega se queja del desastroso estado en que le dejó las finanzas públicas su antecesor, con el agregado de que esta vez se ha apelado a los donativos empresariales (asfalto y cemento, por ejemplo), o a la mano de obra ciudadana para hacer el trabajo de un gobierno cuya nómina rebasa los 100 millones de pesos mensuales y a la que, por cierto, se le cumplirán puntualmente sus ingresos con un crédito aprobado, por más de 247 millones de pesos.
Primero intentó establecer una cuota voluntaria por el servicio de recolección, de 25 pesos por cada hogar o negocio, que fue rechazada por la ciudadanía, hasta que encontró la forma de hacerla efectiva, integrándola a la Ley de Ingresos que, hay que decirlo y subrayarlo, fue aprobada por unanimidad en el cabildo hermosillense, así que la responsabilidad de la misma, es compartida por los regidores de todos los partidos políticos.
Ojalá que los hermosillenses, en su infinita bondad, sabiduría y solidaridad, se vuelquen a las ventanillas para apoquinar lo poco y lo mucho, se adquieran los camiones recolectores que hacen falta y se regularice de una vez el servicio que tanto ha quedado a deber en los últimos meses.
Y ya entrados en esta nueva forma de gobernar, esperemos que la gente haga un apartadito de todos los impuestos que paga, y se ponga la de Puebla también para comprar patrullas, barredoras, material de construcción y todo lo que haga falta para la obra pública.
Sería una proeza épica, sólo comparable con aquellos días de marzo de 1938, cuando Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria petrolera, adquiriendo una deuda que sobrepasaba la capacidad de pago del gobierno, y entonces el pueblo atendió su convocatoria para contribuir con lo que tuviera. Abrió una cuenta en el Banco de México con el nombre de “Cooperación nacional” para depositar allí los donativos. También se organizaron en todos los estados, centros para la recaudación en efectivo y en especie. Son legendarias las escenas de la gente acudiendo a cooperar con la causa, ya con un puerquito, ya con gallinas y guajolotes.
Miles de mujeres acudieron al Palacio de Bellas Artes en la ciudad de México, para donar cubiertos de plata, joyas, trastos, jarrones, colchas, planchas, radios…
Veremos si en Hermosillo sucede algo parecido. Finalmente con 120 pesos apenas alcanza, según la alcaldesa, para tres tacos y una soda.
Lo que sí es imposible regatear a la alcaldesa es su sentido del humor. Ayer por la noche subió a su cuenta de Twitter lo siguiente: “Independientemente que decidas donar o no los 120 pesos, quiero decirte que bajarle a los tacos y a las sodas trae grandes beneficios a tu salud, previenes la diabetes y el sobrepeso. Haz ejercicio, come frutas y verduras”.
De ese pelo.
II
Como lo advertimos en el anterior despacho, las comparecencias de los primeros tres funcionarios estatales que acudieron al Congreso del Estado para ampliar información sobre las áreas de su competencia resultaron mucha pieza para los noveles (algunos no tanto) diputados locales.
Miguel Ángel Murillo, Odracir Espinoza y Pedro Ángel Contreras llegaron bien pertrechados a su encuentro con los legisladores y sacaron la tarea con relativa facilidad, frente a cuestionamientos fincados más en las agendas personales de los diputados, llenas de lugares comunes, que en argumentos sólidos y consistentes.
Como sea, este ejercicio sirvió para ponerle sabor al caldo del debate sobre la gobernanza, lo cual siempre es sano para fortalecer la vida democrática y patentizar la separación de poderes.
III
Y a propósito de convocatorias, la que sí está teniendo muy buenos resultados es la doctora María Isabel Bátriz López, coordinadora de Seguridad Ciudadana y Prevención del Delito en Hermosillo, a la que no hay que perder de vista con los proyectos que trae en su agenda, concretamente los que tienen que ver con la prevención y el combate a las adicciones.
Y es que este problema ha crecido exponencialmente en la ciudad, y son decenas de miles de familias las que directa o indirectamente tenemos que lidiar con algún caso de adicción a drogas legales o ilegales, y es un verdadero infierno.
La doctora está empeñada en sacar adelante una promesa de campaña de la alcaldesa Célida López, relativa a la construcción y operación de una clínica para atender a personas de todas las edades y géneros que han caído en el abuso de las drogas, lo que no sólo afecta el núcleo familiar, sino que se traduce en un problema social en el que convergen casos de violencia intrafamiliar y delincuencia de todo tipo.
Bátriz López ha logrado acercamientos importantes con empresarios y organizaciones no gubernamentales para integrarlas a las tareas que esta iniciativa exige, así como a ciudadanos interesados en colaborar, y muy probablemente al iniciar el nuevo año, tengamos noticias buenas respecto a este trabajo.
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