Como balde de agua helada cayó el despacho de ayer entre el personal del Congreso del Estado, donde el personal andaba bastante preocupados por la eventualidad de un severo recorte planeado desde la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, que pudiera ser validado en el pleno por la mayoría que integran los coaligados Morena-PES-PT.
Estuvimos indagando al respecto y no fue sencillo recabar mayor información, salvo el hecho de que en la sesión de este jueves sí se presentará un punto de acuerdo en el que se plantea el tema, que por cierto no es tan sorprendente considerando que desde antes de tomar posesión, los diputados de ese frente ya lo tenían considerado en su agenda.
Lo que pudimos saber es que el personal sindicalizado no sería tocado por el recorte, donde sí podrían causar baja algunos de confianza y los contratados por honorarios, pero eso es una etapa normal en toda transición de una legislatura a otra, pues muchos de quienes llegan con cada diputado, se van con ellos al terminar la legislatura.
Donde el recorte sí viene fuerte (además del presupuesto en Comunicación Social) es en los cargos más altos de la estructura administrativa: directores, subdirectores y jefes de departamento, unos 40, aproximadamente, cuyas cabezas sí están pendiendo de un hilo.
El asunto no será sencillo, pues varios de ellos han manifestado su negativa a dejar sus cargos, advirtiendo que habrán de litigarlos en las instancias correspondientes, y acogiéndose a esa parte de las reformas constitucionales aprobadas en agosto pasado, que entre otras cosas establecen que sólo podrán ser removidos por “causas graves”, y éstas sólo las puede determinar el Tribunal de Justicia Administrativa.
Lo que viene, pues, será un largo litigio.
Entre esos 40 hay algunos que han manifestado su disposición a dejar los cargos siempre y cuando sean indemnizados conforme a la ley, lo cual por cierto implicaría una erogación millonaria, habida cuenta que hay directores y subdirectores que tienen hasta 20 años laborando en el Congreso. Y al parecer los diputados de la coalición “Juntos haremos historia” están dispuestos a asumir esos costos (finalmente no es dinero de ellos) y cumplir su expectativa de renovar toda la estructura administrativa en sus niveles más altos.
Ayer se presentó la primera escaramuza entre las partes en conflicto, cuando el vicecoordinador de la bancada de Morena, Martín Matrecitos se quejó de que el Oficial Mayor, José Ángel Barrios no había entregado la información solicitada: presupuestal, financiera y administrativa, y advirtió que los diputados, como patrones de esos funcionarios, pueden despedirlos si éstos desacatan sus instrucciones.
Interrogado por los reporteros al respecto, José Ángel Barrios dijo que esa información ya había sido entregada y además se encuentra en la página web del Congreso; se manifestó dispuesto a dejar su cargo siempre y cuando se cumpla con el procedimiento legal respectivo.
Fue más allá: cuando le preguntaron por Adolfo Salazar Razo, a quien se ha mencionado como su relevo, respondió con otra pregunta: ¿Quién es Adolfo Salazar?
Así, la sesión de este día, programada para las diez de la mañana, anticipa emociones fuertes al tocarse el punto seis del orden del día, alusivo a este tema.
II
Donde sigue llenándose el organigrama es en el Ayuntamiento de Hermosillo, Ayer, la alcaldesa Célida López designó como director de Transformación Social a Edgar Hiram Sallard, en un nombramiento que generó polémica en redes sociales.
Primero, porque esa dependencia no existe, o al menos no existía en la estructura del gobierno municipal hasta antes del 16 de septiembre y lo que se sabe, gracias a un tuit que subió el propio Sallard a su cuenta, es que “es una nueva dirección que se encargará de diseñar y ejecutar la política social, dentro de la cual estarán Desarrollo Social, DIF, Prevención del Delito, Jóvenes, Deporte y Cultura; será un trabajo de gabinete coordinando estos esfuerzos”.
Si es así, estamos hablando de una súper Dirección desde la cual se tendrá injerencia en toda la política social del Ayuntamiento, es decir, esa que tradicionalmente se ha utilizado como una herramienta clientelar para orientar recursos públicos hacia amplios sectores de la sociedad, con miras a convertirlos, llegado el momento, en votos.
Ese cargo tendría una gran exposición mediática y ya hay quien piensa que la alcaldesa ha creado esa súper Dirección para apuntalar a quien, eventualmente, podría proyectar como su candidato en la elección de 2021, y esto, desde luego, ha levantado las antenas en otros personajes que también albergan esperanzas.
Lo que es un hecho es que el Güero Sallard es el hombre de todas las confianzas de Célida López. Trabajó a su lado durante su paso por la anterior legislatura y fue uno de los artífices del acercamiento de la ex panista a Morena.
Comenzó su carrera política como activista del Consejo Estudiantil de la Universidad de Sonora (CEUS) en la lucha contra la imposición de la Ley 4 en la Universidad de Sonora; se afilió al PRD, donde militó por muchos años en la corriente que encabezaron Juan Manuel Ávila Félix y José Guadalupe Curiel, artífices a su vez de la alianza de facto entre el PRD y el PAN durante el sexenio de Guillermo Padrés, alianza que muchos ubican como el principio del fin del perredismo en Sonora.
Hay quien va más allá, y ubican al Güero Sallard como una suerte de poder paralelo al que puede tener el secretario del Ayuntamiento, Alfredo Gómez, una de las pocas posiciones importantes de Alfonso Durazo en el gabinete de Célida López y natural prospecto para aparecer en la boleta electoral 2021.
Estaríamos hablando entonces, de que mal se están acomodando en sus cargos los nuevos funcionarios, cuando ya tienen en perspectiva el siguiente proceso electoral.
Y esto no sería tan raro, considerando que las candidaturas de Morena para entonces serán de las más cotizadas.
Vaya paradoja. Hace poco más de un año, Alfonso Durazo estaba batallando para conseguir quién quisiera contender bajo esas siglas. Batallando en serio, al grado de que se tuvo que abrir a la llegada de muchos personajes que venían de otros partidos (señaladamente del PAN), y llenar las planillas con hombres y mujeres que jamás conocieron en sus distritos durante la campaña, pero que arrasaron en las urnas por efecto de la Ola Peje.
Para 2021, ténganlo por seguro, esas candidaturas habrán de disputarse con más saña que en un pleito de callejón. Guarden este tuit.
Y en más de nombramientos, trascendió que Guadalupe Peñúñuri Soto se hará cargo del IMPLAN, un cargo que no le es desconocido, pues ya lo ocupó durante la administración de Alejandro López Caballero.
Mientras tanto, los morenistas hermosillenses, como el chinito, nada más “milando”…
III
Una buena y una mala para la alcaldesa Célida López. La buena, que se fajó las faldas y Salió a las calles de Hermosillo para supervisar personalmente los trabajos de reparación de los estragos provocados por las lluvias; la mala, esas visceralidad que le gana a veces y que ayer le despertó la vocación de troll, llamando al linchamiento de Edgardo Briseño, el dirigente municipal del PRI que cuestionó la renta de camiones recolectores de basura para superar la emergencia que se presenta en esa área.
Célida le llamó “sinvergüenza”, aunque conociendo a la alcaldesa y su florido lenguaje, se vio tenue.
El punto es que si el estilo personal de gobernar va a ser el de subirse al tren del troleo en redes sociales cada vez que algún adversario la cuestione, esto va a dar para muchos memes, por lo menos. Entiendo que para estos casos, hay titulares de área que pueden salir al quite. Y también una dirección de Comunicación Social desde la cual podrían advertirle a la alcaldesa sobre los riesgos de trenzarse en un pleito de puñaladas traperas en redes sociales, que por cierto son implacables.
Y mejor mañana le seguimos, porque los temas están calientes, pero el espacio es corto y la noche se hace vieja.
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