Arturo Soto Munguía
Una recta con moña fue la que lanzó el presidente de la República a sus adversarios conservadores, neoliberales y fifís a los que ya sumó a Thalía, Eugenio Derbez y hasta al Chicharito Hernández, a quienes acusó de ser la nueva línea de ataque de sus enemigos políticos.
El presidente los retó a que adelanten el referéndum programado para 2022, y reformen la Constitución para llevarlo a cabo el 2021, cuando se realicen las elecciones intermedias y, naturalmente, sus fans se lanzaron a replicar el reto.
Pero en la caja de bateo, nadie abanicó esa bola que quedó fuera de la zona de strike.
Y es que la pelota llevaba lumbre. Meter al presidente a las boletas electorales para el 2021 sería una bocanada de oxígeno para los candidatos de Morena, una marca que ya acusa los estragos del desgastante ejercicio de poder. En la más reciente encuesta de El Financiero, Morena aparece con el 18 por ciento de las preferencias electorales, y si bien sus adversarios más cercanos están en la lona con el 10 y el 8 por ciento (PAN y PRI, respectivamente), la caída de Morena ha sido constante sobre todo a partir de febrero-marzo de este año.
Pero ojo, en la misma encuesta, la aceptación del presidente es de 59 por ciento, lo que significa que también ha caído desde el 80 por ciento con que inició su mandato, pero su bono le alcanzaría incluso para levantar las candidaturas de Morena.
No es, pues, inocente el planteamiento del presidente.
La oposición lo leyó bien y no se fue con esa bola ensalivada. Vaya, el propio coordinador de los senadores morenistas, Ricardo Monreal consideró que eso era un “tema muerto”.
No es para menos. Reformar la constitución requiere la mayoría calificada en el Senado, y la coalición que encabeza Morena no la tiene. Además, dicha reforma tendría que salir para el último día de mayo, pues ninguna reforma en materia electoral procede para la elección inmediata si se aprueba después de esa fecha, cuando inicia el calendario electoral. Está en la Constitución.
El tiempo, pues, está jugando en contra del presidente.
II
Y a propósito de mayorías en el Senado, la bancada de Morena se queda con un voto menos tras la renuncia de Lilly Téllez, que se tardó, pero finalmente aventó el arpa aludiendo ‘diferencias de criterio’.
En realidad las diferencias van más allá de eso. La conductora de televisión nunca comulgó con esa parte de la agenda legislativa y programática de Morena que tiene que ver con temas como el matrimonio igualitario y la interrupción legal del embarazo, como suelen llamar no sin cierto eufemismo, al aborto.
La separación de la bancada morenista fue aplaudida por priistas y panistas, aunque también por las corrientes más cargadas a la izquierda en la coalición.
Hasta antes de ser invitada como candidata externa, Téllez mantenía una posición más que crítica hacia López Obrador, Manuel Bartlett y otros personajes de la coalición que encabezó Morena en 2018. Una vez candidata, se olvidó de eso y se echó plácidamente en los brazos de una izquierda con la que jamás ha simpatizado, pero la jugosísima beca sexenal bien vale un guiño de hipocresía.
Desde luego, Téllez no se separa del cargo para dejárselo a su suplente, la académica de reconocido activismo ambientalista Reyna Castro Longoria y esta sí, muy identificada con el proyecto de Nación que lidera Andrés Manuel López Obrador.
Así como desató algunos aplausos, sobre todo entre quienes están empeñados en hacer tropezar al presidente, también hubo críticas ácidas hacia la legisladora, y hasta algunas versiones que ubican este movimiento como una jugada en el tablero de su padrino, Manlio Fabio Beltrones, por lo que pudiera ofrecerse en Sonora rumbo a la sucesión gubernamental 2021.
Vaya paradoja. Lilly Téllez fue invitada por Alfonso Durazo, cuyo archienemigo es precisamente Beltrones. La separación de la comunicadora debió ser un fuerte pisotón en los callos de Durazo.
III
Y a propósito de Durazo, la pandemia le ha caído como anillo al dedo (para citar a un clásico) porque a pesar de que marzo fue el mes más violento en lo que va de la actual administración federal, al acumular el mayor número de homicidios dolosos, casi nadie habla de ese tema, pues la agenda mediática la ocupa casi al cien por ciento el coronavirus y sus reverberaciones.
El bajo perfil que ha mostrado en las últimas semanas, si no es que meses, tiene sus consecuencias.
Ayer circuló una encuesta de Campaigns & Elections México que indica una caída en la intención del voto por Morena al 38%, aunque coincide con ejercicios demoscópicos en el plano nacional, donde el PRI y el PAN se mantienen tan bajos que ni siquiera juntos alcanzan al partido del presidente, pues aparecen con un 17 y 10 por ciento, respectivamente.
A la hora de poner nombre a los posibles candidatos por esos partidos, la cosa cambia. Por primera vez, Alfonso Durazo aparece debajo de Ana Gabriela Guevara en Morena, con 24 y 26% respectivamente.
En el PRI, Ernesto Gándara sigue a la cabeza, muy lejos de otros posibles competidores, al sumar el 50% de las preferencias, mientras que en el PAN, Antonio Astiazarán casi duplica las preferencias sobre Kiko Munro, al aparecer con el 21 y el 14% respectivamente.
Pero en el cara a cara, Alfonso Durazo y El Borrego ya aparecen en un empate técnico, separados sólo por tres puntos: 22 y 19% respectivamente.
En uno de los reactivos aparece El Borrego a la cabeza de una virtual alianza PRI-PAN.MC-PRD frente a Durazo en alianza Morena-PT-PVEM. Ernesto Gándara aparece con 32 puntos, contra 31 de Alfonso Durazo.
Como siempre, el estadístico lector, la demoscópica lectora tendrán su mejor opinión.
IV
A sugerencia de la gobernadora Claudia Pavlovich, los diputados locales aprobaron ayer la reorientación de recursos por más de 500 millones de pesos para atender la contingencia del coronavirus, concretamente en lo que respecta a equipamiento médico e insumos de protección para el personal hospitalario.
La sesión, desde luego, no estuvo exenta de grilla política, pues como era previsible, los diputados de Morena se manifestaron en contra de cualquier propuesta para que el gobierno federal implemente políticas para atender los estragos sanitarios y económicos de la pandemia, pero se pronunciaron para que sea el gobierno del estado el que asuma toda la carga.
En una propuesta presentada por el diputado del PAN, Gildardo Real se incluía un exhorto para que la federación aporte su parte en un programa de adquisición de ventiladores y reactivos para pruebas masivas de coronavirus, así como equipos de protección para el personal hospitalario. Varios legisladores de Morena votaron en contra.
Pero sí hicieron un llamado a las autoridades estatales para que retiren de clínicas y hospitales a estudiantes y practicantes que allí prestan sus servicios, al considerar que no cuentan con la protección necesaria y podrían ser factor de multiplicación de los contagios.
El debate se puso fuerte entre morenistas y panistas.
V
La alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas anunció ayer que se suspendía la subasta del cárcamo de La Sauceda por no existir las condiciones necesarias para garantizar la absoluta transparencia en el proceso, debido a la contingencia por el coronavirus.
Esta suspensión estuvo precedida de una serie de manifestaciones en contra de la subasta, auspiciadas fundamentalmente por la diputada federal Wendy Briseño y sus seguidores. Como lo mencionamos en un despacho anterior, este caso fácilmente tipifica como uno de violencia intrafamiliar en Morena-Hermosillo, donde militan varios de los más activos opositores a la venta de ese terreno.
El tema da para más, pero el espacio se acaba. Luego le seguimos.
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