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Recordará la memoriosa lectora, el rencoroso lector que en algunos despachos de hace tiempo mencionamos el registro de una suerte de ‘violencia intrafamilar’ que se estaba suscitando en Morena Hermosillo, al calor de una anticipadísima precampaña rumbo a la candidatura a la alcaldía.

La pandemia del coronavirus, al parecer, ha hecho escalar estos conflictos.

El objeto del bullying, la presidenta municipal estalló ayer, después de que una facción de su partido le metía una zancadilla un día, al otro le picaba los ojos y al siguiente le saboteaba eventos, propuestas y programas.

La alcaldesa no dijo de dónde provenían los ataques, pero sí lo dijeron algunos de sus colaboradores con el HT #AsíNoWendy, en obvia alusión a la diputada federal Wendy Briseño, que aspira a la candidatura y cree que madreando a Célida López lo va a conseguir.

La legisladora y su grupo parten de que Célida carece del ADN morenista y por tanto nunca debió llegar ni siquiera a la candidatura, pero en descargo hay que decir que la propia Wendy tiene sus orígenes en el PAN, desde que gravitaba al lado de María Dolores del Río. Es decir, si hay que ser de izquierda para merecer, a la diputada no le alcanza todavía para asumirse la Rosa Luxemburgo de la 5 de Mayo.

Más inteligente, otra de las aspirantes a la candidatura a la alcaldía, la también diputada federal Lorenia Valles Sampedro, simplemente toma distancia y observa con la atención y el colmillo que ha desarrollado en añejas vivencias de la real politik, cómo se desarrollan las cosas.

El punto es que a la alcaldesa le llenaron el buche de piedritas después de que alguien hizo circular un video de campaña negra en el que se ve a un agente de la policía municipal ‘pescueceando’ a un hombre en el estacionamiento de un supermercado. Lo cierto es que el hombre había intentado ingresar al establecimiento sin cumplir las instrucciones de usar cubrebocas y gel antibacterial, pero además, agrediendo a un guardia de seguridad.

Así como Wendy no se va a desprender nunca de su origen blanquiazul, Célida tampoco. La coyuntura de 2018 las hizo coincidir bajo siglas distintas y por cuestiones de coyuntura también, las hizo posicionarse en polos opuestos dentro del partido en que hoy militan.

Los golpes a la alcaldesa, desde luego, son festinados desde gayola por adversarios de otros partidos, atendiendo la vieja premisa de que ‘si el enemigo se está equivocando, no lo interrumpas’. Y si puedes motivarlo, mejor, agregaríase.

Pero la alcaldesa, que no es de las que se dejan curar paradas, respondió en su cuenta de Twitter:

“En Morena hay gente que no vive con la congruencia, los valores y principios de nuestro Presidente, unos golpean porque no les di trabajo, les recuerdo que AMLO dice que el que quiera un puesto que se vaya al mercado. Otros articulan campañas de desprestigio. Olvidan que para ganar el 2021 la capital es clave. Me pegan a mí para impedir mi posible reelección, se les olvida que para competir necesitan la misma marca. Quien acude al golpeteo demuestra no tener capacidad.

“Me golpean por haber sido panista, les recuerdo que fue AMLO quien me invitó a sumarme a su proyecto y quien me pidió fuera candidata por Hermosillo. Con esa generosidad ganó y sumó a millones de mexicanos (aquí publicó un video al lado del presidente, siendo candidato, en el que la exalta). Disfrútenlo”, dice.

“Y por último, si Morena no construye con generosidad y con inclusión y sigue sumando, muchos pueden cansarse de ser atacados por su militancia en otros partidos. Peor aún, sus mismos grupos internos sin necesidad de que lo haga el PRIAN, van a destruir el movimiento”, advierte.

La violencia intrafamiliar, pues, sigue subiendo de tono. Y quizás también se cumpla la sentencia de que, ante una oposición diezmada, la única fuerza que puede hacer perder a Morena, es Morena.

Veremos hasta dónde llega esto, porque en ambas partes en conflicto hay pulsiones viscerales que se mueven en la lógica de que lo importante no es ganar, sino hacer perder al otro.

Ya se verá.

II

Desde que comenzó el conteo el 16 de marzo, a la fecha, los contagios de Covid19 suman 392, pero para llegar a esa cifra tuvieron que pasar casi dos meses.

De esos 392 casos confirmados, 57 se registraron entre domingo y lunes. En sólo dos días la frialdad de los números ilustra claramente que hemos llegado a ese punto en que aparece la puerta de una tragedia que nadie alcanza a dimensionar todavía.

41 muertes, la mayoría de mujeres, se suman a los indicadores de este drama que a todos nos tomó por sorpresa.

Aun con esos datos, hay sectores productivos que insisten en retomar ya el ritmo normal de trabajo, sin ponderar los riesgos en la salud y la vida de miles de trabajadores.

Sí, la paralización que implica la contención de la pandemia ha golpeado fuerte las economías familiares y la supervivencia de empresas de todo tipo y tamaño. Sin embargo parece no entenderse que retar al virus es un camino a la derrota segura. Una derrota que puede multiplicar escandalosamente las muertes.

Trasladar los trabajos de contención de la pandemia al terreno de lo político, abandonando el campo de la neutralidad en el que deben prevalecer sobre todo criterios científicos, pone en serio peligro la salud y la vida de los sonorenses.

Es tiempo de mesura. Y de aguantar esas dos o tres semanas que los especialistas han calculado, pueden servir para aplanar la curva de contagios si todos acatamos los lineamientos de movilidad no esencial.

Sí, es claro que mucha gente no puede quedarse en casa porque debe llevar el sustento a sus familias, pero también es claro que si retamos a la muerte, nos puede tomar la palabra, y entonces no habrá ni trabajo, ni sustento… ni familia.

Es la hora de la serenidad, de la resistencia. Y de quedarse en casa.

Y de guardarse las ansias de picar cebolla, como fue el caso del dirigente de los industriales maquiladores, Gerardo Vázquez Falcón, quien se le fue a la yugular al secretario de Salud, Enrique Claussen después de que éste hiciera señalamientos, ciertamente nada amables sobre la intención del primero para reanudar actividades en 180 plantas maquiladoras del estado.

Esperemos que no sea el caso que, en vez de abrir 180 plantas, abran 180 funerarias. En todo caso, los muertos tendrán nombre y apellido, sentenció Claussen Iberry, y el maquilador le respondió diciendo que la verdadera intención del funcionario era invertir mucho dinero público en su promoción política en búsqueda de la candidatura al gobierno del estado.

No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que el que respira, aspira. Y que el caso de Enrique Claussen no es la excepción. Sin embargo, la más reciente conversación que tuve con él, antes de la pandemia, me aseguró que no va por la candidatura estatal y que su apoyo tiene nombre y apellido, que no voy a citar aquí salvo por sus siglas: E de Ernesto y G de Gándara.

Que en todo caso y si las condiciones se dan, le interesaría competir por la candidatura a la alcaldía de Guaymas, pero de momento no estaba trabajando en eso.

Eran tiempos, los de esta plática, en los que nadie imaginaba la llegada del coronavirus. Hoy, creo, la pandemia le está sacando canas verdes y lo mantiene bastante ocupado como para andar pensando en candidaturas. O al menos, no como prioridad.

Además, no creo que sea muy buena precampaña esa de aparecer cada día haciendo el recuento de los muertos y contagiados.

Es la hora de serenarse.

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