Lactanciapornostros4
Capturadepantalla2023-02-13alas213814
Capturadepantalla2023-02-13alas214531
Capturadepantalla2022-09-12alas043937
Capturadepantalla2023-02-13alas215907
Capturadepantalla2023-02-13alas220711
previous arrow
next arrow

El sol de marzo quema la tarde en Hermosillo y quema también la piel de las decenas que se van volviendo cientos; de los cientos que se van volviendo miles en el estacionamiento del gimnasio de la Universidad de Sonora.

 

Son los que vienen con la esperanza intacta y la confianza ciega que dan muchos años de empujar el sol para acercar la madrugada que anticipe el amanecer de otro México; son también los que vienen con las dudas a flor de piel en los primeros cien días del nuevo gobierno federal con más fuegos de artificio que mejoras tangibles.

 

Vienen los que han refrendado su voto en la inscripción a los programas de bienestar que prometen duplicar el monto de sus ingresos por su condición de personas con discapacidad y adultos mayores de 68 años. Madres solteras, indígenas, desempleados; aspirantes a becas y créditos a la palabra y a los precios de garantía.

 

Están también los que vienen a cobrar la crucecita que pintaron “de chorrerita” en las boletas electorales, votando por los candidatos de la coalición que encabezó Morena sin saber siquiera quiénes eran y comienzan a tejer dudas sobre lo acertado del sentido de sus votos: maestros cesados demandando reinstalación; usuarios de la CFE que llegan desde Agua Prieta ataviados en una especia de sarape hecho de lonas impresas como recibos con altos cobros. 

 

Activistas por la liberación de Fidencio Aldama, indígena yaqui preso por homicidio, después de un enfrentamiento entre integrantes de la etnia que disputaban la sucesión del mando en Loma de Bácum; ambientalistas del Río Sonora, guaymenses que protestan contra el nepotismo del gobierno municipal en el puerto, empleados de la Secretaría de Salud exigiendo su base laboral; transportistas de San Luis Río Colorado con un viejo tema sobre las concesiones…

 

En la amplísima y diversa concurrencia también están los que traen odios añejados en una larga, larguísima espera por echar al PRI y al PAN de Los Pinos, y otros cuyos odios son igual de amargos, pero de más reciente cuño porque hasta hace poco formaban filas en ese PRI y en ese PAN de los que ahora abominan.

 

Aquí está Adán Acuña, que dedicó 35 años a su jale de albañil y un día se le acabo la gracia porque se accidentó y ahora ha hecho de su gracia un negocio, de sobrevivencia, pero negocio.

 

El señor cuenta chistes, anécdotas, cosas así. Y cobra seis pesos por ello.

 

II

 

La tensión política no corresponde con el apacible atardecer que regala el sol poniente enrojeciendo las nubes de Hermosillo, con la frescura que disipa el bochorno de esas horas de marzo que parecían de junio.

 

Horas antes, el presidente estuvo en Chihuahua. Allí, el gobernador Javier Corral fue víctima del feroz abucheo de las huestes morenistas que llegaron a cobrarle su disidencia, sus reclamos de autonomía contra el poder central de una presidencia que sigue siendo el poder absoluto, con el agregado de que esta vez tiene su legitimidad fincada en los votos.

 

Corral ha promovido desde hace tiempo un reclamo no menos legítimo (porque él también fue electo por el voto de los chihuahuenses) para atemperar el avasallamiento del gobierno federal que, prácticamente sin contrapesos en las cámaras legislativas, parte, reparte y se queda con la mejor parte.

 

Incluso suscribió una iniciativa en la que convergen diversos personajes de la vida política, académica, cultural e intelectual y que precisamente tienen como identificación el concepto “contrapeso” para oponerse a la concentración de facultades y recursos en el gobierno federal. Corral es, a no dudarlo, un gobernador que le ha abierto un frente al presidente.

 

No es el caso de Sonora, donde la gobernadora Claudia Pavlovich le ha apostado más al entendimiento y la coordinación; a la concertación y el diálogo a pesar de que su presupuesto fue cercenado en más de mil 500 millones de pesos, le están pegando con el fondo minero y las estancias infantiles, entre otras cosas.

 

Por eso se esperaba que imperara la cordura, y el evento en el que coincidirían la gobernadora y el presidente no estuviera signado por ese que parece un sketch de teatro, muy bien ensayado y puesto en escena, donde López Obrador prolonga hasta el infinito su condición de candidato aclamado por las masas, juez supremo que con un solo movimiento de su dedito las enciende o las apaga. 

 

Cuando abuchearon a Javier Corral, el presidente parecía molesto. Llamó a respetar a las autoridades legítimamente electas, como él, como el gobernador de Chihuahua. Dijo que él tenía más respeto por los opositores que ganaron su legitimidad con votos, que por los ABYECTOS(subrayado y negritas deliberadas).

 

III

 

Todo eso ya lo sabían en Sonora, y quizás por eso el rostro adusto, el enojo, la molestia del presidente.

 

La abyección y el nalgaprontismo tienen forma de maestra de ceremonias, que omite mencionar a la gobernadora cuando empieza el mitin. Perdón, el evento del presidente.

 

El presidente tiene un gesto que tampoco entienden los nalgas prontas. Se da cuenta de que no la mencionan. Le toma la mano, la abraza, se planta con ella a su lado, en medio del escenario, con las manos entrelazadas en lo alto y manda un mensaje de unidad y de concordia y cosecha los aplausos.

 

Y la gobernadora, que tampoco es novata en estos menesteres, ya tenía listo al buen Germán Robles para que le pusiera en las manos un micrófono inalámbrico que hizo reverberar su voz por todo espacio auditivo al alcance.

 

Al presidente se le quiere y se le respeta, dijo a voz en cuello. Y le recordó a Andrés Manuel las promesas que aún están en “veremos”, sobre todo la de tarifas eléctricas justas para esta parte de la patria donde convivimos con los 50 grados centígrados a la sombra del verano.

 

Que abuchearon a la gobernadora o no, es un elemento del debate que sólo los interesados buscan posicionar, para desviar la discusión sobre los verdaderos motivos de la visita presidencial, en la que no hubo una sola noticia. Ni siquiera la relacionada con el subsidio a las tarifas eléctricas. 

 

La noticia hubiera sido que el presidente cancelara ese subsidio con el argumento de que todo el dinero se iba por el caño de la corrupción, y que de ahora en adelante el dinero no se lo iba a dar a esa joya de impecables y luminosos reflejos de honestidad que es Manuel Bartlett, para que el señor los repartiera directamente a la gente. 

 

Pero como no fue así, y en su lugar lo que ocurrió fue que el presidente retomó el reclamo de la gobernadora y se comprometió a mantener el subsidio, pues no hubo más noticia que el debate en torno a los decibeles que alcanzaron las porras a favor de Caludia, o el abucheo que muchos otros estaban interesados en difundir, porque sería más histórico que inédito, porque al primer gobernador que abuchearon fue a Padrés, y eso que las condiciones no eran las mismas.

 

Lo acontecido en Hermosillo lo escribió, sin estar allí y a propósito de otro tema, un articulista de Reforma, Carlos Bravo dejó estas líneas:

 

Una explicación podría ser la inercia. Que el presidente pasó muchos años en la oposición y se acostumbró a hacer política en ese horizonte de riguroso antagonismo. Que la polarización se volvió no sólo su zona de confort sino su “modus operandi”. Extremar los contrastes, agudizar las contradicciones, reducir la pluralidad de grises a dos únicos colores: leales o adversarios, conmigo o contra mí. Y que por eso gobierne como gobierna. Peleando, como si, efectivamente, siguiera en campaña.

 

IV

 

Y mientras el debate se pierde entre los decibeles de las porras a favor de uno y otra, la alcaldesa de Hermosillo, Célida Lopez no perdió tiempo y le sacó jugo a cada minuto que estuvo al lado del presidente.

 

Le recordó la obra inconclusa del ramal norte para abastecer a ese sector de la ciudad, le reiteró la urgencia de tomar decisiones sobre el tema de las tarifas eléctricas, especialmente en las relacionadas con los organismos operadores de agua potable.

 

O sea, Célida no es tan ingrávida, sino que siendo esdrújula se mete en los retruécanos de la política, más allá de lo semántico y lo retórico, y mejor ya me voy, porque alguien anda buscando incógnitas. .

 

También me puedes seguir en Twitter @Chaposoto

 

Visita www.elzancudo.com.mx

Comentarios