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Independientemente de quién gane la elección presidencial el próximo 1 de julio, la tarea más grande y compleja será la reconstrucción del tejido social, hoy profundamente dividido, confrontado, furioso y con tendencia a volverse cada vez más visceral.

 

Ayer por la tarde “colgué” este tuit en mi cuenta, y horas después comenzó a viralizarse un video en el que aparece el candidato a diputado federal por el distrito 03, David Palafox Celaya, increpado fuertemente por la misma mujer que lo grabó a bordo de un camión, tundiéndolo con reclamos sobre todos los males que aquejan al país.

 

Si fue una acción espontánea de la señora, ilustra de manera impecable lo que sostuve antes: el hartazgo social acumulado en décadas de gobiernos que no han resuelto las necesidades ingentes del grueso de una población a la que no ha llegado la oportunidad, el desarrollo, la justicia, la paz, se ha detonado nuevamente al calor de campañas de odio rebautizadas como “de contraste”, que en realidad sólo polarizan.

 

Cabe también la posibilidad de que no haya sido una acción espontánea, sino un recurso del clásico librito de las campañas negras hoy relanzadas y potencializadas a través de las redes sociales. No digo que este haya sido el caso, sólo digo que en este clima de polarización, nada puede descartarse.

 

Prácticamente no hay lugar del mundo en el que no esté listo un smartphone para documentar cualquier episodio y viralizarlo después en las redes sociales. Al candidato presidencial José Antonio Meade le tocó vivirlo ese mismo día en un restaurante donde los comensales lo despidieron con consignas a favor de López Obrador.

 

Esto no es nuevo, sólo es más accesible a las audiencias a través de las redes sociales. El conflicto poselectoral de 2006 con el plantón de Reforma, pero sobre todo el de 2012 con la proclamación de AMLO como presidente legítimo y la consigna a sus seguidores de ponerle “marcaje personal” a Enrique Peña Nieto en cualquier lugar a donde acudiera son los casos más a la mano. En ese tiempo no sólo hubo consignas y reclamos, sino apedreos y otros episodios de violencia. La diferencia es que antes se registraron como parte del conflicto poselectoral, y ahora comienzan a aparecer desde las campañas. O al menos, comienzan a ser mucho más conocidos esos casos, gracias a la democratización de la información que permiten las redes sociales, sin filtros ni censuras, con los pros y los contras que ello implique.

 

Ayer le tocó a David Palafox, que evidentemente fue sorprendido y no supo cómo reaccionar, pero en adelante, todos los candidatos y demás protagonistas de la cosa pública están advertidos de que lo mismo puede sucederles en cualquier lugar y momento. Y con intensidades distintas, considerando ese encono que se encuentra a flor de piel en activistas interesados y ciudadanos simplemente enojados.

 

Entiendo que el descrédito de la clase política es generalizado, pero en el caso de David Palafox creo que no merecía ese trato. Es uno de los diputados que más ha trabajado por las causas de la gente y lo ha hecho bien como diputado local. De hecho, creo que es uno de los que más votos obtendrá para su candidatura a partir de ello. Pero ayer le tocó la de perder y creo, también, que pudo haber reaccionado de mejor manera, no con el silencio y la sonrisa, sino con el diálogo y el acercamiento. Argumentos los tiene.

 

Lo cierto también es que en este clima tan polarizado, la discusión seria, el debate de altura no lo más usual. Basta asomarse a las redes sociales para obtener una panorámica de lo que está ocurriendo. Los debates son excepcionales; la regla es el descontón y la mentada de madre, el insulto como recurso infalible de quien no busca la discusión, sino el madrazo que reemplaza cualquier análisis más o menos contextualizado.

 

Es el signo de los tiempos y es lo que tenemos. Con eso habrá que lidiar en los próximos meses, porque sin duda, la exacerbación de los ánimos no se detendrá, al contrario, irá en aumento y nadie está a salvo.

 

Por cierto, Palafox Celaya difundió un video horas más tarde, en el que hace suyas las demandas de la señora, asume que la clase política ha fallado y reconoce la validez de los reclamos.

 

II

 

Pero bueno, no todo está podrido. El Congreso del Estado fue sede hoy por 21 año consecutivo, de la sesión solemne en la que, con motivo de su día, asumen simbólicamente la función de diputados, 33 niñas y niños seleccionados en sus escuelas a partir de criterios académicos y de aptitudes diversas.

 

Y también, como desde hace dos décadas, el recinto legislativo se llenó de padres y madres henchidas de orgullo, y de la frescura con que los infantes interpretan el mundo y plantean soluciones desde su perspectiva, mostrando un desempeño que ya quisieran para una sesión algunos de los adultos que calientan una curul allí, aunque sea por las semanas que les toca cubrir suplencias.

 

Esta ceremonia fue incluida en la agenda legislativa a propuesta del entonces perredista (ya no sé dónde anda ahora) Juan Manuel Ávila Félix y fue un acierto en cuanto a las tareas de fomento a la cultura cívica y democrática entre la niñez sonorense.

 

El proceso para elegir a los pequeños diputados pasa por una selección de entre 332 mil alumnos de casi dos mil escuelas del estado, y en él participan instituciones como el propio Congreso, el Instituto Estatal Electoral, el INE y la SEC, así como padres de familia.

 

Los pequeños legisladores tuvieron, como parte de su agenda, un encuentro con la gobernadora Claudia Pavlovich, en el que hubo oportunidad de interactuar con ella, lo cual resultó un ejercicio interesante, especialmente para las noveles legisladoras, que no desaprovecharon la ocasión para poner sobre la mesa el tema de la participación de las mujeres en el ejercicio de gobierno.

 

Es una gran responsabilidad, porque en estos tiempos tiene que notarse la mano de una mujer en el diseño y ejecución de las políticas públicas, les dijo la primera mujer que gobierna el estado, al pleno del infantil Congreso, donde por cierto las mujeres también mayoritearon, ya que la legislatura se integró con 19 niñas y 14 niños.

 

“No olviden nunca sus valores, sus principios, eso es lo que los va a llevar a salir adelante en la vida, eso es lo que los va a forjar en una vida de trabajo, de esfuerzo, dedicación, de siempre dar lo mejor de ustedes”, les aconsejó la gobernadora.

 

Siempre será una experiencia hermosa, como reportero, observar los ojos acuosos de las madres, el pecho inflamado de los padres en el salón de plenos cuando sus pequeños toman la tribuna y exponen a la ciudad y al mundo sus ideas respecto a los temas que cada año varían y que esta vez se trató de aquello que hay que hacer para tener una vida sana.

 

María Emma Herrera Márquez, representante del Distrito XIII de Guaymas, la felicitó por su desempeño como Gobernadora y el trabajo que realiza en el tema de igualdad de género.

 

“Es un tema muy fuerte aquí en el estado de Sonora, y hace mucho que está trabajando por este tema que es muy importante para nosotras las mujeres”, expresó la niña.

 

La Gobernadora Pavlovich respondió que tanto mujeres como hombres deben tener las mismas oportunidades, y recordó una frase que su madre Alicia Arellano Tapia, primera mujer Senadora en el país, siempre manifiesta: “Las mujeres no queremos ser igual que los hombres, lo único que queremos es tener las mismas oportunidades”.

 

 

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