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La gobernadora Claudia Pavlovich amaneció ayer en Ciudad de México para reunirse por segunda ocasión en una semana con el secretario de Hacienda, Arturo Herrera a fin de cabildear orígenes y destino del presupuesto federal para atender sectores prioritarios como salud, educación, seguridad e infraestructura en el estado.

El año que está por concluir ha sido especialmente crítico en materia de disponibilidad de recursos, luego del replanteamiento de las políticas públicas del gobierno federal: la concentración de facultades administrativas, las nuevas reglas de operación (algunas que ni siquiera se conocen), el desorden que aún campea en las delegaciones federales, los recortes presupuestales y la reorientación de recursos hacia programas sociales, siempre bajo sospecha de clientelismo electoral, o la cancelación de otras partidas y fondos por sospechas de corrupción y malas prácticas.

Las consecuencias de la falta de inversión federal están a la vista y el ejemplo más a la mano es la carretera de cuatro carriles cuya conclusión ha sido anunciada en tres ocasiones, las mismas veces que ha sido prorrogada, y en su más reciente visita a Sonora, el presidente Andrés Manuel López Obrador mejor dijo que ya no iba a dar fecha para cortar el listón, pues a ciencia cierta no se sabe cuándo quedará lista.

El otro ejemplo es el hospital general de especialidades, en el que se invertirán mil millones de pesos, pero cuyas obras avanzan a paso de tortuga y sólo con recursos estatales, porque la federación no libera aún lo correspondiente.

Esta obra, por cierto fue una de las que estuvo analizando la gobernadora con el titular de Hacienda federal en este encuentro, junto a otras sobre las que requiere conocer detalles que le permitan a su vez, diseñar su propuesta para el presupuesto estatal 2020, que en mucho depende de las proyecciones que desde el gobierno federal se hagan para el estado.

No sé si haya un teléfono descompuesto entre Palacio de Gobierno y la sede del PRI estatal, pues mientras la gobernadora andaba en chinga (para citar a una clásica) tocando puertas y gestionando recursos en la secretaría de Hacienda Federal, en el edificio de Kennedy y Colosio (siempre me ha resultado un tanto fúnebre, por no decir tétrico esa cruz de calles), el dirigente estatal del PRI, Ernesto de Lucas Hopkins hacía jiras el paquete presupuestal 2020 presentado por el presidente de la República, que habrá de ser discutido y en su caso aprobado por el Congreso federal.

Así, mientras la gobernadora tejía redes institucionales para aminorar los impactos de las nuevas reglas de operación del presupuesto federal, el Pato se tomaba muy a pecho su slogan de ser menos institucionales y más revolucionarios, sosteniendo que dicho paquete presupuestal tiene fines electoreros, no da certidumbre a los sonorenses, no prevé crecimiento económico ni generación de empleos.

Acompañado de la secretaria General del PRI, Kitty Gutiérrez Mazón, el Pato de Lucas afirmó que nueve de cada diez pesos del presupuesto federal están orientados a sólo tres programas sociales, eliminando además el de atención a jornaleros agrícolas, el de empleo temporal y los comedores comunitarios.

Citó el caso de algunas secretarías como la de Turismo a la que se le disminuyen 3 mil 751 mdp, cuando es la responsable de una actividad que genera el 85% del PIB y 4 millones de empleos. A Sedatu se le reducen 7 mil 815 mdp, a la secretaría del Trabajo 14 mil 512 mdp, y a la de Comunicaciones y Transportes 18 mil 180 mdp.

Y bueno, no es que al Pato le falte razón en sus números, pero parece al menos atípico que mientras la gobernadora explora las vías institucionales para conseguir más recursos, el dirigente estatal de su partido explore la vía revolucionaria para atacar al gobierno federal, consciente además de que es poco lo que se puede hacer para cambiar las proyecciones, considerando la posición minoritaria de su partido en las cámaras.

No sé si hay un teléfono descompuesto o todo obedece a una estrategia tipo “policía bueno y policía malo”. Mucho menos sé si vaya a funcionar, así que mejor aquí la dejo.

II

A la que le está creciendo el colmillo a pasos agigantados es a la alcaldesa Célida López.

“Vagancia”, le llaman algunos, sin ánimo peyorativo, a la habilidad para librar situaciones difíciles.

Me explico.

Anoche hubo un encuentro de la alcaldesa con un conglomerado bastante diverso y plural de comunicadores.

A Célida López la habían bulleado en redes sociales tras la difusión de un video en el que aparece dialogando con una persona que reúne al menos tres condiciones de marginalidad: pobre, anciano y discapacitado (una silla de ruedas suple la ausencia de ambas piernas).

La alcaldesa lo saluda con un “Hola, cómo estás… no te puedes portar muy mal que digamos, ¿verdad?”, lo que fue considerado como rudeza innecesaria y fue objeto de múltiples memes.

Pues al llegar al encuentro con periodistas, Célida me mató el gallo en la mano. Antes de que le preguntara algo, soltó: “Hola, ¿cómo estás? Tú tampoco te puedes portar mal ¿verdad?”.

Pues ya ni chance de preguntarle nada.

Y ya en plan serio, me gustó esa parte de la exposición que hizo después, al admitir que de lo que le interesaba hablar en vísperas de su primer año como alcaldesa, es de los retos y no de los logros.

Serena y coloquial abordó los temas más importantes de la agenda municipal, y sobre los que fue cuestionada.

Un rápido resumen, a reserva de abundar más en el despacho de mañana, nos habla de una Célida que ha aprendido mucho en sólo un año, como ella misma lo admite.

La confianza es fundamental en las relaciones institucionales y eso se ha logrado con la gobernadora, con quien se sienta a la mesa y encuentra coincidencias importantes acerca de lo que representa Hermosillo como la capital del estado. Aunque hay gente cerca de ella (de la gobernadora) empeñada en meterle zancadillas.

El Ayuntamiento paga más de 400 millones de pesos al año tan sólo de intereses por la deuda acumulada. Con ese dinero se podría emprender no un programa de bacheo, sino el que la gente quiere, de pavimentación y hasta con concreto hidráulico en vialidades importantes, así como en calles donde la gente no está conforme con el bacheo porque quieren la pavimentación completa.

En seguridad pública se ha avanzado en equipamiento y sólo faltan 30 patrullas para cubrir los estándares exigidos, algo que se logrará el próximo año. Pero le tema fundamental es el de garantizar condiciones salariales y contractuales, así como de promoción para los agentes, un tema en el que se tienen que incorporar modelos exitosos de otras ciudades.

El tema del alumbrado público sigue siendo polémico, pero no quitará el dedo del renglón porque se comprometieron recursos propios del ayuntamiento por 15 años. Casi dos mil millones de pesos en un proyecto que paradójicamente, tratándose de alumbrado, tiene muchos puntos oscuros.

Luego les contamos más de este encuentro, porque hay mucho que comentar, por ejemplo lo que piensa de la reelección, de los empresarios y sus nuevas generaciones, o las proyecciones en materia de infraestructura hídrica para la ciudad, tema interesantísimo.

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