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Entre la elección de 2015 y la de 2018 el PAN Sonora perdió más de la mitad de sus votos. De 382 mil cayó a poco más de 170 mil. Al PRI le fue peor.

En ese mismo lapso, Morena pasó de 29 mil votos a más de 400 mil.

De ese tamaño fue el tsunami en Sonora, que se llevó entre la marejada también al PRI y al resto de los partidos que no iban en su coalición. Ni siquiera la suma de todos ellos hubiera alcanzado para disputar el triunfo a los candidatos y candidatas obradoristas.

No es casual, pues, que por estos días se comience a manejar entre algunos liderazgos tanto del PRI como del PAN, la eventualidad de una alianza a la que no se atreven a llamar por su nombre y aluden a ella como un frente amplio ciudadano cuyo objetivo central sería disputarle a Morena la gubernatura que estará en juego dentro de dos años, pero que ya desbocó todas las pasiones.

Enresto Munro Palacio, el dirigente estatal del PAN reveló en una entrevista cuya primera parte publicó ayer el periódico Expreso, que el objetivo es ese, y para alcanzarlo no descartan aliarse incluso con el tricolor, aunque todavía no se atreva a decirlo con todas sus letras e insista en ponderar “liderazgos ciudadanos” que bien a bien, no se sabe dónde se encuentran.

A Morena le funcionó en 2018 postular hombres y mujeres de la sociedad civil, sin mayor experiencia en las lides electorales y mucho menos en las de gobierno o legislativas, pero eso obedeció a una coyuntura muy específica y cuyos resultados, a la vuelta de un año, están a la vista.

En términos generales el papel que han hecho en el Poder Legislativo es de una mediocridad supina.

Y quienes tenían experiencia partidista, la forjaron en otros partidos. Baste echar un vistazo a las alcaldías más importantes del estado para observar las complicaciones y la falta de rumbo.

Las omisiones, errores y desbarres de los gobiernos locales morenistas parecen ser la gran apuesta de priistas y panistas para recuperar el terreno perdido el año pasado, pero antes tendrían que superar ellos mismos sus propias contradicciones, limitantes, puñaladas traperas y patadas bajo la mesa, y eso también se antoja complicado.

Ahora bien, suponiendo que se avanza en la integración de un frente opositor a Morena para la elección de gobernador 2021. A la hora de ponerle nombre al candidato o candidata, ¿quién podría concitar el suficiente consenso para evitar desbandadas y desprendimientos?

Ernesto Gándara, Antonio Astiazarán, Kiko Munro, Ricardo Bours son algunos de los nombres en la baraja, pero todos tienen sus positivos y negativos, sobre todo al interior de los partidos en que militan o han militado.

Todos parecen coincidir en que Morena no volverá a repetir la hazaña de 2018, pero nadie está pensando en un escenario en el que regrese a las votaciones marginales que tuvo hasta 2015, considerando las ventajas que ofrece el control del presupuesto a la hora de construir y operar estructuras político-partidistas-electorales, y en eso Morena supera ostensiblemente a sus adversarios.

Con un agregado: cuenta también con hombres y mujeres forjados en las filas del PRI y el PAN, que saben para qué sirven los recursos públicos y a quienes nadie va a venir a platicarles de qué lado masca el mapache.

Así, es bonito que Munro confirme lo que en este espacio planteamos desde meses atrás en el sentido de que la oposición a Morena buscará agruparse en algo tan política e ideológicamente promiscuo como la propia coalición ‘Juntos haremos historia’, pero la diferencia es que ese frente carece de un liderazgo visible, de una figura que concite la unidad, de la manera en que lo hizo López Obrador.

Pero del otro lado, del lado de Morena, las cosas tampoco andan bien. La despiadada guerra entre Alfonso Durazo y Ana Gabriela Guevara, donde al primero se le está endosando el fracaso de la política de seguridad del gobierno federal, y a la segunda el fracaso de la política deportiva, es apenas la cacha del puñal con el que más adelante se pueden enfrascar en un sangriento pleito de callejón rumbo a la candidatura por el gobierno del estado.

No son ellos en lo personal: son los grupos y corrientes a las que pertenecen y donde no sólo militan morenistas que profesan el romanticismo de la cuarta transformación, sino toda clase de políticos y empresarios de viejo cuño, que no se andan con miramientos a la hora de disputar el poder.

El PAN y el PRI no sólo perdieron la mitad de sus votos el año pasado. También perdieron liderazgos de tierra que se fueron a Morena. El problema es que desde allí, siguen operando según sus propios manuales llenos de malas mañas.

El 2021 será un thriller que nadie debe perderse.

II

Pues no quedó lista para abril ni para mayo; tampoco para junio ni julio, pero según la más reciente información la carretera de cuatro carriles será inaugurada por el presidente de la República el próximo 31 de agosto, de acuerdo con información ofrecida por él mismo.

Por lo menos en tres o cuatro ocasiones el entonces presidente Enrique Peña Nieto vino a Sonora a inaugurar tramos de esa rúa, y obras complementarias; en la actual administración federal ya estuvo aquí el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú para inaugurar el libramiento Hermosillo, una obra concesionada a empresas privadas.

A principios de año el presidente declaró que la carretera estaría concluida “para abril o para mayo”, y desde entonces se veía muy difícil cumplir en ese plazo, toda vez que aún quedaban varios tramos en los que prácticamente no se había hecho nada, sobre todo en el tramo Ímuris-Nogales.

La mirada se pierde en el tiempo pasado, cuando se trata de ubicar la fecha en que comenzaron las obras de modernización, sobre todo porque desde que se construyó el segundo campo de esa carretera para aumentarla a cuatro carriles no hay momento en el que deje de observarse hombres y máquinas trabajando en uno o varios puntos.

Por eso no se entiende la necesidad de adelantar fechas, y lo más sano sería hablar con la verdad y precisar una fecha realista. Finalmente ya la espera ha sido mucha, pero si no queda lista para agosto, sería la tercera modificación en el plazo fijado por este nuevo gobierno federal.

Y puede ser que no se trate de una mentira, sino de una falla de comunicación, pero, se le parece mucho.

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