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En el Centro de las Artes de la Universidad de Sonora, el 5 de junio de hace 10 años el trajín no daba reposo. 

Desde temprano, decenas de personas afinaban los detalles para el último debate entre los candidatos a la gubernatura, que se llevaría a cabo esa tarde. La agenda pública no tenía otro tema en esos momentos, por la relevancia del evento, pero sobre todo, por una particularidad.

La campaña del priista Alfonso Elías Serrano no había levantado lo suficiente y el panista Guillermo Padrés Elías aparecía arriba en todas las encuestas serias, las de consumo interno en los partidos políticos y las esferas gubernamentales, no las que se publican a modo y conveniencia de los interesados, como producto propagandístico.

Por primera vez en 80 años, el PRI estaba en riesgo de perder la gubernatura en Sonora, y la causa principal fue una desacertada decisión del gobernador Eduardo Bours Castelo a favor de Elías Serrano, cuando en el PRI, y en una buena parte de la sociedad civil las preferencias apuntaban hacia Ernesto Gándara.

Vaya paradoja. Eduardo Bours, que ganó la candidatura en una elección abierta en la que venció el dedazo de Armando López Nogales a favor de Alfonso Molina Ruibal, operaba ahora para imponer a su delfín, a quien hizo ganar la candidatura en una elección interna donde no se escatimaron recursos de su gobierno para aplastar al precandidato más popular.

Ese día, Eduardo Bours y Ernesto Gándara participaban en la reunión de la Comisión Sonora Arizona. Su relación no estaba en los mejores términos, pero Bours convenció a El Borrego de regresar a Hermosillo para estar presente en el debate de los candidatos a la gubernatura.

No le pidió que se sumara a la campaña, tan fallida, tan gris. Sólo que estuviera presente para mandar un mensaje de unidad. Y dispuso del avión del gobierno del estado para que Gándara volviera a Hermosillo.

Pero el infierno apareció en la tierra. En Hermosillo. En la Guardería ABC.

Y el debate se canceló, porque era lo menos que se podía hacer frente a lo que estaba ocurriendo.

No es necesario recrear los ríos de lágrimas que han corrido hasta hoy. No es necesario decir que la justicia no ha llegado. 

Hoy como ayer, como hace 10 años todo se vuelve a estremecer frente al recuerdo, no de las coyunturas políticas, sino frente a la ausencia de los que no debieron morir.

Hoy como ayer volvió a tomar la calle esa gente que se resiste a olvidar, que camina desde las ennegrecidas paredes del abandonado edificio que un día albergó todas las risas y ahora simboliza todo el dolor, todo el llanto.

“¡Ni perdón ni olvido! sigue siendo una consigna que mantiene vigente el pueblo en las calles. “¡No están solos!” vuelve a sonar en las calles como refrendo de esa voluntad popular que está al margen de partidos políticos, pero que así como no ha logrado justicia, tampoco puede incidir para evitar que se partidicen estas luchas, donde por cierto no han sido poco los ángeles que se han convertido en demonios y viceversa. 

Es sólo un ejercicio de memoria.

II

Después de algunos meses de aparente calma y conciliación, todo parece indicar que se abre un nuevo episodio de confrontación entre el ayuntamiento de Hermosillo y la empresa ConLuz, concesionaria del servicio de alumbrado público en esta capital.

Ayer por la tarde sesionó el cabildo para aprobar la revisión oficiosa de dicha concesión, en un proceso que culminaría con la revocación de la misma, por incumplimientos técnicos y administrativos.

En el fondo, subyace el argumento esgrimido desde la campaña por la hoy alcaldesa Célida López en el sentido de que la empresa concesionaria y la administración estatal firmaron un contrato leonino que compromete una buena parte de los ingresos municipales, sobre todo los obtenidos por el pago del impuesto predial por 20 años, impidiendo así destinar esos recursos (unos 14 millones de pesos mensuales) a obras públicas y otras acciones de gobierno.

En el anterior capítulo de esta saga que seguramente trascenderá a la actual administración, empresa y ayuntamiento habían alcanzado acuerdos para saldar los pagos mensuales con los recursos del DAP (Derecho de Alumbrado Público), sin tocar los obtenidos por prediales y traslado de dominio, pero el acuerdo se rompió y la empresa “se quiso cobrar a lo chino” apelando al texto original del título de concesión.

Hay que recordar que la empresa tiene las “llaves” de esas cuentas y puede disponer de esos recursos, pero es claro que el ayuntamiento sigue pensando que esa negociación es desventajosa para las arcas municipales y por ello revivió el tema.

El acuerdo para revisar la concesión fue aprobado por la mayoría de los regidores, con la abstención de los ediles del PRI, Jesús Antonio Ávila (suplente de Ernesto de Lucas Hopkins) y el del PVEM, Sebastián Heras.

Preparémonos pues, para una nueva escalada en este tema.

III

Esta columna suele no abordar asuntos de la vida privada, aunque en el caso de lo que actualmente se vive en la Coparmex Sonora, bastó rascarle poquito al asunto de la dualidad de poderes que al parecer se ejerce desde la presidencia del organismo, para que apareciera el nombre de Sara Tiznado, la secretaria de Arturo Fernández, como la depositaria de funciones metalegales que están afectando la buena marcha del sindicato patronal.

Fuentes de esa organización confirmaron que el presidente está mezclando sus relaciones personales con las institucionales y eso no sería tan malo, si no fuera porque la señorita Tiznado se da el lujo de bloquear entrevistas y acercamientos con el señor Fernández y hasta de regañar a empresarios y personal de dicho organismo.

También hubo, desde luego, reacciones en sentido contrario, argumentando que dichas versiones son falsas y apuntan a un presunto ejercicio de violencia de género contra la señorita Tiznado, producto de intereses encontrados al interior de la organización.

Cualquiera de las dos versiones es preocupante: si el presidente está cediendo poder a su secretaria, confiriéndole atribuciones que no contempla la normatividad interna, malo; si hay un conflicto de intereses en el sindicato patronal que ya está trascendiendo a los medios, peor.

Por cierto, algunos empleados de Coparmex que han sido despedidos por la citada señorita ya están buscando la asesoría de organizaciones de trabajadores para reclamar reinstalación o indemnizaciones justas.

Esperemos que se aclaren las cosas, pues Coparmex ha sido siempre ejemplo de institucionalidad y trabajo armónico entre los hombres y las mujeres de empresa, cuya función principal, y vital, es la de invertir para generar empleos y mejorar los estándares de vida, tanto de sus agremiados como de sus trabajadores.

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