Tengo en mis manos un ejemplar del más reciente libro del maestro Carlos Moncada Ochoa intitulado ¿Y Padrés qué?, en el que hace un recuento pormenorizado de las principales aristas de esa calamidad sexenal, que tienen aún al ex gobernador en la cárcel, aunque comienza a manejarse la posibilidad de que en breve pueda enfrentar su proceso en libertad, aunque eso está por verse.
Ya le dimos un “entre” y el contenido se antoja atractivo y de suma vigencia, en tanto que, como dice el autor, el texto se ubica en la exigencia prioritaria de la gente: sancionar a los corruptos, ya sea con la inhabilitación para ocupar cargos públicos, la prisión y, desde luego, la devolución de lo que no les pertenece.
Con la filosa pluma que lo caracteriza, el decano del periodismo se arroga licencias literarias para ilustrar escenas probables en contextos reales, como el documentado crédito por más de dos millones de dólares que la familia Padrés había triangulado con la empresa israelí Yamco Yadpaz Industries LTD, que le prestó ese dinero en los tiempos cuando era aún senador de la República.
El libro incluye una detallada cronología de este caso, que aún permanece en el limbo de la opacidad, pero que da cuenta de la probada vocación de la nueva familia gobernante, por el atraco.
Así van apareciendo, en contextos específicos y bien ambientados, personajes como Carlos Villalobos Organista y Bernardo Campillo; uno preso en Estados Unidos, el otro prófugo de la justicia. Uno secretario de Hacienda, el otro de Salud.
Los hermanos y cuñados del ex gobernador, piezas claves en el entramado de trapacerías que estuvieron detrás del Acueducto Independencia, los perdones fiscales, los uniformes escolares, el tráfico de infantes, los excesos de nuevos ricos y su renovada afición por los caballos finos.
Aparecen nombres ya muy conocidos como los de Agustín Rodríguez, Teresa Lizárraga, Roberto Romero, Jorge Morales Borbón y tantos otros que fueron tejiendo la trama de muchas negras historias.
El libro es un acicate a la memoria y una manera de apostar en contra del olvido. Tiene, en su presentación, un último párrafo de dos líneas en el que el autor dice. “Finalmente, declaro que escribí y mandé imprimir este libro sin apoyo económico ni ideológico de ningún partido, político o funcionario”.
Y con ello, entiendo que el autor pretende, más que el deslinde de influencias políticas, dejar claro que, como testigo de ese sexenio inolvidable por sus excesos y corruptelas, no necesita recibir pago por documentar la verdad.
Lo que sí requiere, entiendo también, es el apoyo de los lectores interesados en el tema y, sobre todo, en preservar la memoria histórica a través de estos trabajos, por lo que si alguien desea contribuir con ello, puede adquirir el ejemplar al módico precio de 250 pesitos, poniéndose en contacto directamente con el autor, a través de su cuenta de Facebook, donde aparece con su nombre.
Nos faltan varios capítulos de este libro, en próximos despachos estaremos en condiciones de comentarlos con más calma.
II
Ayer fue instalado en las afueras del Poder Judicial un módulo para recoger propuestas ciudadanas sobre quién debería ocupar la titularidad de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, una iniciativa que impulsa la Confederación de Colegios y Asociaciones de Abogados y con la que buscan darle al nuevo titular una “legitimidad ciudadana”.
Esta iniciativa, lo hemos comentado antes en otros despachos, tiene un carácter puramente testimonial, pues en los hechos, la responsabilidad de la elección y de los tiempos del proceso son exclusivos del Congreso del Estado, y eso es algo que ya les fue comunicado por el coordinador parlamentario del PRI, Epifanio Salido Pavlovich y otros representantes del Poder Legislativo.
Siendo profesionales del derecho, los abogados que lanzaron esta convocatoria deben saber que es el Congreso quien tiene la facultad y el derecho constitucional para lanzar la convocatoria oficial a partir de la cual se elegirá al nuevo presidente.
En una reciente plática que tuve con ellos, me decían que su propuesta para encabezar la CEDH es Juan Francisco Alcaraz, presidente del organismo de abogados al que pertenecen, para lo cual ya han venido cabildeando con distintos actores del quehacer legislativo y de gobierno.
Hay, pues una doble intención en esa convocatoria pública y versiones encontradas en el sentido de que, según sus dichos, buscan romper la continuidad que pretende el actual presidente, Raúl Arturo Ramírez, aunque hay quien sostiene que sus relaciones con ese personaje y otros que controlan la institución, como Miguel Padrés, se mantienen vigentes y cercanas.
En fin, esperemos que se aclare el punto.
III
El Colectivo de Reporteros Sonorenses celebró ayer su décimo aniversario con un desayuno al que asistieron personajes importantes del quehacer político, legislativo, académico y cultural, pero sobre todo, de la talacha reporteril.
El evento sirvió como marco para la entrega de reconocimiento a la trayectoria de varios colegas y colegos que se han destacado por su perseverancia, y el profesionalismo en sus trabajos: Carmen Chávez Mada, Marco Antonio Piña, Gilda Valenzuela, José Ángel Partida, Katy Amavizca, Milton Martínez y Carlos Moncada Ochoa.
Notable la participación del decano del periodismo sonorense, quien en su intervención habló acerca de la relación prensa-poder público, varios de cuyos exponentes se encontraban en el recinto.
Y había de todo signo: robando cámara, Ramón Corral Ávila, virtual candidato al senado por el PAN, lo mismo que el dirigente municipal de ese partido, Jesús Ramón Díaz.
De Movimiento Ciudadano, la dirigente estatal María Dolores del Río y el diputado local Carlos León. Diputados del PRI como Flor Ayala, Iris Sánchez Chiu, David Palafox, Javier Villarreal; del PAN, como Luis Serrato, Moisés Gómez Reyna, Lisette López, Angélica Payán.
El profesor Gerardo Figueroa, ex alcalde de Puerto Peñasco, entre una concurrencia muy nutrida.
Por lo demás, hacemos extensiva la felicitación a todo el colectivo de reporteros, encabezados por el colega y amigo Alfredo Ochoa, Ramón Olea, Mario Munguía, Humberto Armas y David Parra.
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