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AMLO decidirá si está a la altura de Tata Lázaro.- Se reunirá el Presidente con la Nación Yaqui, el jueves 6, día que podría ser histórico o trivial.- Tendrá que demostrar que sus giras son de fondo, no de forma

Bernardo Elenes Habas

Tendrá que tomar decisiones de gran calado –específicamente en Cajeme y en la Nación Yaqui-, durante su gira por Sonora, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Lázaro Cárdenas del Río

Deberá justificar que sus recorridos son de fondo, no de forma. Es decir, que no lo hace superficialmente, sólo para no perder presencia y así poder sembrar en la conciencia de la ciudadanía que el mes próximo se instala el proceso electoral del 2021, y buscando, de esta manera, que no se diluyan los colores de su partido.

Eso podría pensarse. Porque traerá a su lado al secretario de Seguridad Federal, Alfonso Durazo, cuya presencia, sesgadamente obligará a que se comprenda -sin mencionarlo-, que será el candidato de Morena en pos del timón de Sonora, a pesar de que en la entidad, el caso LeBarón, le resta méritos.

En Cajeme, corazón del Valle del Yaqui, AMLO estará obligado a mencionar con fortaleza, su decisión en torno a lo que establece el imperio de la ley respecto a la cancelación del secuestro del agua del río Yaqui a través del ilegal acueducto Independencia. Pero sin dejar de atisbar hacia el futuro inmediato, con proyectos vigorosos encaminados a resolver la sed de Sonora, utilizando la fuente inagotable del mar. Atreviéndose también, con audacia visionaria, a construir el gran Río de la Vida, capaz de conducir el agua excedente de Nayarit y Sinaloa hacia la entidad.

Tendrá que destruir, desde el mismo jueves, la carta de naturalización y residencia que el crimen organizado se auto otorgó para derramar sangre impunemente en la región, en un ciclo de violencia que no cesa y se extiende ya por varios años.

En el encuentro que sostenga con las autoridades tradicionales de la Nación Yaqui, está comprometido a hablar alto y claro como sus interlocutores yoremes. Resarcir y respetar el decreto de 1940 sobre el uso del agua del Jiak Batwe, emitido por Tata Lázaro, pero también los linderos del territorio de la etnia, en cuya defensa se ha derramado la sangre de sus hijos, los Guerreros-Coyote, quienes en un acto de fe respetaron y respetan el relámpago de su juramento, aceptando que para ellos no habrá ya muerte, no habrá ya dolor, no habrá ya enfermedades, no habrá ya sol, no habrá ya calor, no habrá ya noche, no habrá ya frío, no habrá ya sed, no habrá ya hambre, sólo el cumplimiento del deber en el puesto que se les designe, donde quedarán…

Un presidente que busca transformar, que pretende pasar a la historia con una actitud y una visión diferente, porque “no es igual que los demás”, como lo ha repetido muchas veces, está obligado a marcar una huella dimensional, sin caer en las promesas y simplismos con que se ha venido construyendo el trayecto de los encuentros sostenido del pueblo yoreme con los presidentes de México, donde la excepción la constituye solamente Lázaro Cárdenas del Río, porque la

Guerra del Yaqui

s demás reuniones del Bacatete se diluyeron en la demagogia política, en mágicas visiones sexenales, que se rompieron con el filo perverso del incumplimiento.

Andrés Manuel López Obrador estará decidiendo con sus pronunciamientos en la Nación Yaqui, si está a la altura de los tiempos, o solamente Tata Lázaro tuvo la virtud verdadera y la decisión patriótica de transformar la historia, de la que ya es parte imborrable.

Le saludo, lector.

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