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Cajeme honra a sus héroes.- Crónicas para la historia (No.158).- Una bella ceremonia de izamiento de Bandera, en el inicio del Mes de la Patria.- El alcalde Mariscal Alvarado, encabezó, al lado de funcionario y regidores, un minuto de silencio por las víctimas de la pandemia

Bernardo Elenes Habas

El izamiento de Bandera en la plaza Álvaro Obregón, frente a Palacio Municipal de Cajeme, se constituye en una de las ceremonias más bellas y emotivas del calendario cívico.

Ayer, con motivo del inicio de septiembre, Mes de la Patria, tuvo efecto tan singular acto, presidido por las autoridades municipales.

Y el programa en sí, se revistió con un toque de solemne respeto, al solicitar el alcalde Sergio Pablo Mariscal Alvarado, quien fungió como orador oficial, un minuto de silencio por quienes desde los hospitales, en la primera línea de combate contra el coronavirus, sucumbieron a la despiadada pandemia, junto a pacientes, mujeres y hombres, que no pudieron superar los flagelos de la enfermedad, enviando las condolencias a las familias que han padecido este tormento.

El Lábaro Patrio monumental, fue portado en el protocolo de izamiento, por elementos de Seguridad Pública, volviéndose notoria la capacidad de asombro de los presentes, que siguieron paso a paso el deslizamiento del lienzo por el asta bandera hasta abrirse, en toda su majestuosidad, en las alturas.

El alcalde Mariscal Alvarado remarcó en su discurso los valores subjetivos y objetivos del Mes de la Patria, donde se sintetiza la historia y el alma del pueblo de México, con el inicio de la celebración de CCXX aniversario del inicio de la Independencia.

El dijo:

“Esta mañana nos convoca la devoción que sentimos por nuestra nación y los valores que ella representa. La Patria es Primero, cobra más vigencia que nunca, porque se compendia en esta frase el más grande sacrificio de todos los hombres y mujeres que ofrecieron su vida para hacer de este país una tierra grande, libre, justa y generosa”. 

Alguien, de los asistentes a la plaza Álvaro Obregón, que en sus inicios llevó el nombre de Morelos, me comentaba sobre los actos cívicos del Cajeme antiguo, por ejemplo cuando fue director de Acción Cívica Jesús Corral Ruiz, con el alcalde René Gándara Romo (1955-1958), tiempos en que dichas ceremonias de la Independencia y de la Revolución, principalmente, alcanzaban profunda relevancia popular, donde además de la trascendencia de homenaje y recordación de los héroes, la fiesta trascendía hacia las familias, con palo encebado, verbenas, bailes, artistas.

Lo mismo sucedía, me explicaba, cuando el profesor Roberto Rojas Valencia llevó la titularidad de Acción cívica en los 60. “Bien valen estos recuerdos, una crónica”, sugirió.

Y, efectivamente, le comenté que todavía durante la administración del doctor Oscar Russo Vogel (1976-1979), al conmemorarse el primer cincuentenario de la nominación de Cajeme como Municipio, hubo todo un calendario de actividades, incluso nació la que sería semilla de la Expo Obregón, porque se puso en marcha por varias semanas una feria-exposición agrícola, ganadera, industrial, artística de especial relevancia, incluyendo en ese jubileo un desfile de 20 de noviembre con carros alegóricos representando las etapas señeras del nacimiento de la comunidad en sus diferentes sectores, agrícola, educativo, cultural, religioso, deportivo, social.

Ahora se tiene, por supuesto el Festival Tetabiakte, como escenario magnífico para conmemorar al Municipio, aunado a la entrega de la presea Ciudadano Distinguido, evento que no permite se borre de la memoria colectiva el trazado humano, social, histórico de una comunidad asombrosa.

Cajeme, sus autoridades, mantienen vivo el fervor cívico, el respeto a hombres y mujeres que forjaron las raíces de la Patria, como quedó demostrado ayer, cuando se izó la Bandera a toda asta, indicando que a pesar de las vicisitudes, Cajeme sabe honrar a sus héroes.

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