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Cajeme se convirtió en Municipio hace 92 años.- En 1907 era apenas una solitaria Estación de Bandera del ferrocarril en mitad de la llanura.- Entrega hoy el alcalde Sergio Pablo Mariscal, la presea Ciudadano Distinguido a la profesora Esperanza Tiznado Meza y al ingeniero José Antonio Iturribarría Félix

Bernardo Elenes Habas

Era, apenas una semilla cayendo en la mitad del llano.

Los obreros sudorosos tendían el acero de los rieles. Los fijaban en los durmientes de madera con golpes de pesados marros, 10 kilómetros al sur de Estación Esperanza.

Era 1907.

Se perforaba un pozo, cuyo espejo de agua, reflejaba tímidamente el porvenir. Anunciaba la espiga luminosa de una futura comunidad.

Cajeme 1907 nacimiento

Desde un viejo camino de herradura, al poniente de las nuevas vías, hombres de rostros curtidos por el sol, contemplaban al transitar desde Cócorit, Bácum, Tesopaco, Cumuripa, Buenavista y otros poblados y rancherías de la sierra, rumbo al Valle, especialmente a Pueblo Yaqui, la forma en qué los trabajadores de la empresa Ferrocarril Sud Pacífico, concluían el tendido de las vías, el pozo y una casita de madera que serviría al encargado de la nueva Estación Bandera Cajeme. Luego, la instalación de las paralelas continuaría para llegar a Navojoa, abriendo horizonte hacia el sur.

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Era el principio.

Y, ciertamente, Guillermo Cameron (padre de Roy Cameron, primer ciudadano que aparece en el Registro Civil de Cajeme, nacido el 21 de septiembre de 1914; el segundo fue Emilio Estrella, hijo del primer administrador de la Estación Bandera, Jesús Estrella), se hizo cargo del tinaco o “dipo” como conocían al depósito de agua construido de cantera, raíz primigenia y solitaria de un llano que comenzó a poblarse tímidamente a partir de 1912, y que sería en el corto tiempo Congregación 1923; Comisaría, 1925; Municipio en 1927.

Cajeme comisaía 1925

La idea deslumbrante de convertir la comisaría de Cajeme, dependiente de Cócorit, en Municipio, maduraba desde antes de 1925 en los proyectos de ÁlvaroObregón y de un grupo de políticos afines al revolucionario.

Éste, el General de mil batallas, vislumbraba el crecimiento de Cajeme, desde los años 20, cuando se convirtió en socio del primer molino arrocero en la naciente comunidad.

Posteriormente fue presidente de la República (1920-1924), y al concluir su mandato decidió venirse con su familia a la región del Mayo, en 1924.

A los pocos meses fincó su residencia en Cajeme, donde ya invertía en algunas empresas y se constituía, también, en voz decisiva en aspectos políticos y económicos, cuando la comunidad tenía categoría de Congregación.

Fundó, como su hogar, la Hacienda Náinari en terrenos ubicados al poniente del núcleo poblacional, en las cercanías del bacerán natural de lo que sería, con el transcurrir de los años, laguna del Náinari.

Desde esos tiempos, la gente de Obregón Salido, es decir, Ignacio Ruiz, quien sería, al paso de los años primer comisario y primer alcalde de Cajeme, junto con Eduardo Gaxiola, Ignacio Mondaca, Carlos Mízquez, Alejandro Méndez Limón (integrantes, en su momento, del primer cabildo), maduraban la idea de convertir Cajeme en Municipio, alentados por el General, quien hacía gestiones a nivel nacional con el presidente de la República Plutarco Elías Calles, y por supuesto, en la Entidad, donde su palabra era definitiva.

Cajeme primer Cabildo 1927

El objetivo no era fortuito, sino fincado en un claro trazo hacia el futuro inmediato, planes a los que se sumaban la empresa del Ferrocarril Sud Pacífico en sus programas encaminados a expandir sus ramales hacia el sur (ya sin la tutela de la Compañía Irrigadora Sonora-Sinaloa de Carlos Conant, que, luego se convertiría en Compañía Richardson), trazaba el vertiginoso futuro de los extensos llanos donde, otrora, tenían grito y galope las partidas de yaquis rebeldes que defendían heroicamente su Nación, su libertad, acechada desde siempre por los yoris.

Así, llegaron a la región gente de otros países, como norteamericanos, alemanes, ingleses, chinos, húngaros, austriacos, yugoeslavos, pero también hicieron raigambre familias de algunos Estados y de la sierra sonorense, Quiriego, Nuri, Tesopaco, Sahuaripa, como alguna vez me lo platicó don Melchor Soto Galindo, en junio de 1977:

“Bajamos de todos los pueblos de la sierra, de todo Sonora, por ejemplo El Quiriego, Nuri, Sahuaripa, Tesopaco, Bacanora, Ures, Hermosillo. Nosotros los Soto Galindo de Bacanora; Luis Antillón de Nuri; los Parada y los Bórquez del Quiriego. Toda esa gente con las mismas intenciones, con los mismos sueños y ambiciones. ¡Se fajaron muy macizo!”.

Y Cajeme se erigió en Municipio

Un viejo camino de herradura, por donde transitaban agricultores y trabajadores del campo, desde Cócorit, Bácum y poblados de la sierra, con rumbo al Valle del Yaqui, en los albores de 1900 y antes, es el horizonte primario lleno de sol y soledades, de lo que sería, con el tiempo, Cajeme.

Espeanza Tiznado

Quizás, nadie de los que diariamente utilizaban ese rústico sendero, llegó a imaginar que las extensas llanuras que inundaban sus ojos con cielo y el perfil de la sierra al oriente, se convertiría, alguna vez, en asentamiento humano.

En los años 1906, 1907, asomaron las vías del tren, provenientes de ramales del norte, creando Estación Corral y Estación Esperanza, porque sobre rieles, en furgones movilizados por los poderosos motores de vapor del ferrocarril, llegaba el progreso, como decían los antiguos pobladores de esas latitudes.

Mi abuelo materno Nacho Habas, quien había nacido en 1900, inundaba mi imaginación infantil, con extensas narraciones, diciéndome que a sus siete años de edad, al pasar con sus padres a lomo de caballo o en carreta tirada por mulas, desde Cócorit a trabajar al Valle, veía las carpas y a los obreros de la empresa Sud Pacífico extendiendo la “punta de fierro” hacia el sur. Excavando un pozo para abastecer de agua al tren a su paso. Construyendo una casa de madera. Generando, esa actividad, una distracción en la soledad del monte.

Hoy, al celebrarse con júbilo los 92 años de Cajeme como Municipio, vislumbro que su verdadera raíz, se extiende más de 20 años atrás del momento solemne en que el entonces gobernador de Sonora, Fausto Topete Almada, decretase la Ley Número 16 (29 de noviembre de 1927), que lo transformó de Comisaría en Municipio, cuando aún la comunidad tenía aroma rural y por su cielo límpido cruzaban miles de aves que se convertían en espectáculo natural de sus moradores.

Un pozo y una casita de madera

Los viejos fundadores lo recuerdan. En sus apuntes solariegos, historiadores y cronistas como Claudio Dabdoub Sicre, Oscar Sánchez Márquez, Miguel Mexía Alvarado, Rogelio Arenas Castro, Mayo Murrieta, José Escobar Zavala, dejan testimonio de que fue en 1907, cuando debido a los planes de extensión de los ramales del Ferrocarril Sud Pacífico, se propició el nacimiento de Estación Corral y de Esperanza, perfilando diez kilómetros al sur de esta última población, un pozo que abastecería de agua a las máquinas del tren, donde se construyó también una casita de madera que cumplía como oficinas del Jefe de la Estación de Bandera, denominada Cajeme, siendo sus primeros operadores Guillermo Cameron, Emilio Estrella, y posteriormente Lauro Servín de la Mora.

Cinco años después, personajes como Federico Seaman, Rodolfo Scott Tobie, y Pablo Kuraica, construyeron los cimientos de la comunidad, al abrir un embarcadero para ganado, comercios, hospederías, y expendios de bebidas e implementos de labranza, en torno a la Estación de Bandera, donde los habitantes de Cócorit, que era entonces cabecera municipal, al cruzar por la brecha de herradura hacia el Valle, se detenían para forjar sus sueños visionarios en los nacientes comercios, como me lo platicaba mi abuelo Nacho, quien ya adulto, fue mayordomo en la Hacienda La Realidad, frente al Campo 3, cuando era propiedad del norteamericano Jimmy Ryan.

José Antonio Iturribarría

Así, con el transcurrir de los años, de 1907 a 1912 y 1917, comenzaron a erigirse pequeñas casas, surgiendo los trazos de las primeras calles frente a la Estación, propiciando que esta tierra antes inhóspita, por donde varios años atrás cruzaban, levantando polvaredas

con sus caballos, partidas de yaquis rebeldes y soldados federales en franca guerra, se convirtiera en Congregación.

Testimonios de historiadores

El crecimiento del naciente núcleo de población –establece en su libro Historia de El Valle del Yaqui, Claudio Dabdoub–, fue vertiginoso, de tal manera que en 1925 ya contaba con 450 habitantes, y se forjaban nuevos negocios como un molino para arroz, instalado por los agricultores H. F. Brunk, Jimmy y W. A. Ryan (cuyas dos hijas, ya de la tercera edad, visitaron Cajeme hace más de diez años, procedentes de Estados Unidos), bajo la razón social de “Yaqui Valley Rice Associattion”, que se convertiría posteriormente en Cía. Molinera del Río Yaqui.

Ese mismo año, como resultado del crecimiento inusitado que registraba la Congregación, se le dio nivel de Comisaría, en la que fungió como su autoridad principal Ignacio Ruiz Armenta, quien, de comisario, pasó a encabezar el Primer Ayuntamiento Constitucional de Cajeme, por decreto de la Ley No, 16 emitida el 29 de noviembre de 1927 por el gobernador Fausto Topete Almada, llevando como regidores a Joaquín R. Ibarra, Ignacio Mondaca H., Carlos H. Mízquez, Eduardo C. Gaxiola, Francisco J. Rodríguez y Alejandro Méndez Limón, quienes rindieron protesta ante el diputado local Alberto J. Moreno, el 1 de enero de 1928, comisionado para tan solemne e histórica ceremonia, por Topete Almada. Así, nació este pueblo…

Esperanza Tiznado y José Antonio Iturribarría

Como parte del jubileo de Cajeme en Municipio, es una tradición la entrega de la presea “Ciudadano Distinguido”, con la que se rinde homenaje a quienes han marcado con su vida y sus obras, el desarrollo colectivo, heredando valores, principios, su amor por la comunidad y sus habitantes con acciones legítimas y desinteresadas.

El galardón 2018, fue concedido por una comisión evaluadora y ratificada por Cabildo, al luchador social y participante en el reparto agrario de 1937, Jesús Chávez Beltrán.

Hoy viernes 29 de noviembre, a partir de las 18:00 horas en la Sala de Cabildos, el homenaje es para la profesora Esperanza Tiznado Meza y el ingeniero José Antonio Iturribarría Félix, quienes han construido y heredado un claro trazo de su labor social y humanista, en bien de Cajeme y sus generaciones actuales y futuras.

Le saludo, lector.

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