Campañas negras, arma de dos filos.- En Cajeme, quienes han sufrido el odio mediático han resultado triunfadores, entre ellos Jesús Félix Holguín, Manolo Barro Borgaro, Rogelio Díaz Brown.- Y pensar que algunos grupos comienzan ya a arrojar piedras
Bernardo Elenes Habas
En Cajeme, la experiencia vivida deja como testimonio de los tiempos, que las campañas negras durante los 
procesos electorales, no han sido factor de triunfo para quienes, con perversidad, las promueven.
Por el contrario, se ha demostrado que aquellos que sufren los vendavales de lodo, han salido ilesos y con el triunfo conferido por la ciudadanía desde las urnas.
Eso demuestra, históricamente, la hechura especial de los ciudadanos del segundo municipio de Sonora, que se ha caracterizado por definir la victoria electoral para muchos contendientes.
Y es que los cajemenses, a la hora de votar son impredecibles porque tienen sensibilidad para interpretar los signos de los tiempos y saben diferenciar los sufragios, o guardarse hasta el último momento su decisión para entregar, con dignidad y valentía, su voto.
Perciben, hombres y mujeres con credencial del INE, el trasfondo y el espíritu ambicioso de las estrategias políticas que se sustentan en el odio para doblegar oposiciones. Y sus premisas les dicen que los ataques en contra de un candidato determinado tienen una razón de ser, y el esfuerzo detestable que se realiza desde los partidos y grupos de poder económico, prácticamente están marcando al objetivo de su saña como enemigo a vencer y, por ende,
quien refleja las condiciones subjetivas y objetivas de ganar las elecciones.
Así sucedió cuando el PRI encarriló una de sus cruzadas negras más despiadadas en contra de Jesús Félix Holguín en el 2003, siendo abanderado del PAN.
Durante el transcurrir de la campaña, cada fin de semana y en ocasiones hasta tres veces en ese periodo, se descolgaba desde Hermosillo, donde ocupaba un cargo en el Comité Directivo Estatal del PRI, José Encarnación Alfaro Cázares, para presidir incendiarias conferencias de prensa en contra de Chuy.
Finalmente, Félix Holguín se alzó con el triunfo que le dio con legitimidad el pueblo de Cajeme a través de sus votos, venciendo a don Sergio Gastélum de la Vega.
Otro caso típico de ataques ominosos fue el pasaje vivido por Manolo Barro Borgaro en el 2009, quien, no obstante los intentos de descrédito, se impuso, con mucho, a Ernesto Vargas Gaytán, del PRI, siendo gobernador Eduardo Bours Castelo.
Y, más reciente, 2012, al abanderado priísta Rogelio Díaz Brown, lo hicieron blanco de una oleada de saña y burlas por parte del PAN, partido que nombró ex profeso a Francisco Vázquez y Jorge Souza, para que arrojaran basura en contra del Roger.
Pero, a pesar de que Díaz Brown competía contra Eloísa Flores García, quien tenía los astros alineados a su favor (el PAN era gobierno Federal con Felipe Calderón; estatal con Guillermo Padrés y municipal con Manolo Barro), Rogelio obtuvo 100 mil 823 votos, mientras que Eloísa alcanzó solamente 46 mil 828.
Una marca de sufragios impuesta por Díaz Brown, que no ha sido superada.
Por eso, tal vez, quienes antes de que arranquen las campañas locales ya están denostando y descalificando a algunos pretensos, principalmente a Emeterio Ochoa, deben analizar muy bien la calidad y limpieza de sus estrategias, para que no tropiecen dos o más veces con la piedra a que hace referencia el aforismo popular, exponiéndose a recibir una lección de la ciudadanía libre y pensante.
Le saludo, lector.
