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El 2021 no deberá ser tiempo de caciques.- Por encima de grupos y partidos, tendría que estar la persona, hombre, mujer, que represente a la sociedad sin distingos.- No funcionarán los viejos cartabones de la política, ni los nuevos cauces del fanatismo, sino el voto del ciudadano libre.

Bernardo Elenes Habas

Se percibe, en el país, en Sonora, en Cajeme, que no será el voluntarismo, ni los anhelos arraigados de poder que se han vuelto cultura entre la clase política, los cauces que conduzcan a la obtención de cargos de elección popular.

elecciones ya vienen

Hay algo que los integrantes del eterno tejido de aspirantes a responsabilidades públicas, y aún entre las nuevas generaciones, deben tener muy en cuenta a la hora de atreverse a llegar al campo de batalla electoral.

Nadie puede desdeñar la nueva realidad sembrada en dicho quehacer, pretendiendo moverse sobre los viejos cartabones que fueron barridos el 1 de julio de 2018. Esto no quiere decir que el comportamiento del 2021 tendría que ser igual, con triunfos arrolladores para Morena, sino que las condiciones objetivas y subjetivas se han venido acomodando paso a paso en el camino, con una nueva y más respetuosa visión de la democracia, por parte de la sociedad.

Al menos, así se sopesa en Cajeme, entre la ciudadanía que no ha caído en los extremos del fanatismo de la 4T.

Saben –me lo comentan hombres y mujeres que analizan su entorno y las repercusiones reales del cambio iniciado en 2018-, que el triunfo de la supuesta izquierda morenista obedeció, ciertamente, a factores de hartazgo propiciados por los regímenes del pasado.

Pero también comprenden que la 4T, en muy corto tiempo –dos años-, ha sembrado la semilla de la desilusión en la conciencia de grandes sectores del pueblo de México, con hechos negativos evidentes, aunque se pretenda, con cinismo, negarlos.

Acciones que están ahí, con testimonios fehacientes. Lo que desdice la trillada y lenta frase de “no somos iguales”.

Casillas electorales

Esos hechos que se acumulan en la memoria de gente que no obedece a consignas, que no está subyugada a espejismos no ideológicos sino absolutistas, seestán convirtiendo en las bases de la nueva realidad con que vendrá revestido el proceso electivo del 2021, sin la rabia que obligue a votar a ciegas (los electores, el 1 de julio de 2018, a quien identificaban para cruzar las boletas era solamente a AMLO, lo demás lo hacían por inercia, guiados por el color de Morena, sin importar nombres y cargos), sino, ahora, analizando circunstancias y condiciones, comportamientos y realidades, para que el sufragio no sea producto del apasionamiento obtuso.

Esta nueva realidad no está siendo contemplada aún en Cajeme, por partidos, grupos, cacicazgos, que promueven ya, mediáticamente, perfiles de hombres y mujeres, para medir el nivel de las aguas y del ambiente, como se hacía antes, sin tomar en cuenta que los viejos cartabones quizás les funcionen al interior de sus partidos para lograr candidaturas, pero sus estrategias carecerán de fortaleza para las batallas señeras: las campañas y la cita en las casillas.

Es inevitable pensar, pues, que será la ciudadanía, desde la fortaleza de su madurez, alejada de exaltaciones y de compra-venta de voluntades, la que marcará el nuevo rumbo de la historia cívica para elegir autoridades.

Por eso –dice la voz del pueblo- la importancia de que las cofradías políticas, los partidos, nominen no los candidatos que sus notables, sus caciques quieren, sino los que decidan las comunidades en su conjunto, incluidos sus militantes, porque las imposiciones fueron, son y serán repudiadas por los electores.

Ahora, con la nueva realidad política-social, los ciudadanos tienen en su poder, en su inteligencia, en su sentido común, el arma clara, contundente que le hará proclamar su derecho a ser libre, a darse los gobiernos que anhela: el voto.

Con 4T, sin 4T y a pesar de la 4T, primero tendrá que ser el ciudadano.

Le saludo, lector.

Bernardo Elenes Habas
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