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Bernardo Elenes Habas

¿La nueva normalidad, anillo al dedo?.- Será, durante el proceso electivo intermedio del 2021, tiempo en que la ciudadanía, teniendo ya tatuada en la conciencia las vivencias de la pandemia con el recuento de una realidad dramática, cuando muestre la raigambre de sus genes.

Bernardo Elenes Habas

La “nueva normalidad”, no es una metáfora construida por el devenir aciago de los tiempos, con exclusiva aplicación en cuestiones de salud y economía.

Tampoco podría definirse como el andamiaje providencial del “anillo caído al dedo” de los promotores de la 4T.

como anillo al dedo, Amlo

Más bien, se percibe en el ambiente, que podría tratarse de la soga subjetiva esperando en el patíbulo de la historia a los “revolucionarios” de estos días de lumbre, quienes, a pesar de la dramática emergencia que se vive, elaboran su especial ingeniería política con las premisas que surgen del supuesto nuevo mañana, para afianzarse en el poder público el tiempo que “el pueblo decida”.

Sin embargo, cada día es más notorio que esa nueva normalidad tiende a transformarse en la entrada de luz a la conciencia ciudadana que, ciertamente, repudia las formas cómo se practicó la política en el pasado, pero también aborrece los ejercicios actuales.

Es decir, comprueba que la democracia participativa, supuestamente vigente en la 4T desde los marcos teóricos de la izquierda, fue convertida, sin escrúpulos, en un absolutismo cruel, donde lo más importante son, evidentemente, los proyectos presidenciales; aunque el sentido común, la inteligencia y la sensibilidad indiquen que salvar vidas de la enfermedad, de la pérdida de empleos y del hambre, se constituyen en la urgencia por enfrentar en esta guerra histórica contra la pandemia del coronavirus.

La prueba definitiva que marcará el rumbo de la “nueva normalidad”, será el proceso electivo intermedio que vivirá el país el año próximo.

México covid-19

Cuando los electores crucen boletas, las depositen en las urnas y se proceda al conteo, como lo mandata el INE, se estará viviendo la “nueva normalidad”, su verdadera acepción. Su impacto en la naturaleza de la gente, de las familias que para ese tiempo ya tendrán tatuada en su memoria, en su sentimiento profundo, las experiencias terribles vividas durante la tormenta del Covid-19, con el recuento de pérdidas humanas, de daños materiales.

Pero también llevarán indelebles los nombres de los culpables por no haber manejado a tiempo y con efectividad, la sombra de la pandemia. Por haber despreciado meses y estrategias viables que hubieran salvado muchas vidas, por tacañerías. Por haber dejado morir miles de micro, pequeñas y medianas empresas y con ello, millones de empleo que representaron hambre, miseria en hogares humildes, donde sus mesas no fueron satisfechas con el esfuerzo de sobrevivencia de jefes y jefas de familia.

Será, sin duda, ese 6 de junio, cuando se tendrá una radiografía de la conciencia del pueblo de México y de la raigambre más profunda de sus genes.

Es decir: de que está hecho.

Le saludo, lector.

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