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La violencia, rayo que no cesa.- La situación delictiva no es tan grave como se percibe, dijo al inicio de su nombramiento en Cajeme, el coronel Manuel Solís Casanova.- Finaliza septiembre, con más asesinatos que días tiene el mes

Bernardo Elenes Habas

Se despide el verano con una lamentable estela de asesinatos en Cajeme, los que golpean, a pesar de la recurrencia, la dañada capacidad de asombro de las familias.

Cónclave en Guaymas 13 agosto

A principios de septiembre, el recién nombrado titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, coronel de infantería retirado Jorge Manuel Solís Casanova, se atrevió a manifestar que la situación delictiva no era tan grave como se percibía. Quizás ahora, cuando septiembre finaliza y el número de delitos de alto impacto superan el número de días del mes, tenga ya una clara situación de por qué el azoro de la ciudadanía y la forma en que la violencia desbordada le lastima y siente que no hay, hasta el momento, horizonte seguro de pacificación.

Desde luego que los padres de familia, hombres, mujeres, jóvenes, saben que el núcleo de la violencia y la barbarie se da entre gente involucrada con la delincuencia organizada. Pero tiene claro, que en esa vorágine de sangre, plomo y drogas, caen también inocentes en el fuego cruzado o en la emboscada artera, incluso niños; y endureciéndose los ataques, ahora, contra elementos policiacos, como ha sucedido en Hermosillo, Guaymas, Empalme, aquí mismo.

Coronel Soli´s Casanova

Hubo un buen destello de parte del alcalde Sergio Pablo Mariscal Alvarado, al crear, desde el mes de junio anterior, coordinadamente con la Mesa de Seguridad Municipal, las Jornadas por la Paz en Cajeme, con la participación de organizaciones de la sociedad civil, sectores empresariales y productivos, sindicatos, cultos religiosos, magisterio, para sembrar y hacer que diera frutos la semilla de la sana convivencia, generando un sentimiento solidario entre las familias todas, buscando que la marea roja de la violencia no contamine a niños y jóvenes, principalmente.

Sólo que estos proyectos se descuidan. No se les da un seguimiento de fondo. No se miden y cuantifican sus logros. No se elogia, en los hechos, la graduación de niños y jóvenes con conocimientos claros del daño que causa la violencia, las drogas, la desintegración del organismo vivo en que se constituye la comunidad.

Y, por lo pronto, ante los acontecimientos de terror que crecen despiadadamente en Sonora, la ciudadanía siente que los acuerdos de la Mesa de Seguridad para la Construcción de la Paz, realizada en Guaymas el pasado 13 de agosto y presidida por el Secretario de Seguridad Federal, Alfonso Durazo Montaño, no asoman aún sus beneficios bienhechores, lo que significa que nos encontramos no donde mismo, sino más agraviados que desde antes de la cumbre del Heroico Puerto.

Violencia en Cajeme

No se trata, pues, solamente de cónclaves para tomar acuerdos en bien de la paz. Sino darles seguimiento puntual de forma y fondo. Mantener persistencia significativa en contra de algo cuya marea roja sube y amenaza con envolver, primero subjetivamente a la sociedad misma, creándole el espejismo de que se trata de lucha entre integrantes del crimen organizado; y luego, objetivamente, reclutando a jóvenes para incluirlos en la delincuencia, incrementando el número de consumidores de drogas, borrando principios y valores de una sociedad otrora noble, trabajadora, de sueños luminosos.

No es cualquier cosa lo que está sucediendo en Cajeme. En Sonora. Por hablar de lo cercano al corazón. A los sentimientos.

Es percibir que se mira con indiferencia, las acechanzas encaminadas a desgastar el tejido social de un organismo vivo que se llama comunidad, familia, seres humanos. Y, sólo atreverse a actuar en el discurso, la oración, la foto, el video, sin mayores y profundos compromisos.

Le saludo, lector.

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