¿Parte aguas político en Sonora?.- Pese a que la clase política tradicional, mueve sus activos, se deduce que el proceso por la gubernatura no será definido por partidos, cenáculos y cacicazgos, sino por una sociedad más despierta y participativa
Bernardo Elenes Habas
Es notorio cómo empieza a trabajar en Sono
ra, la clase política organizada en partidos, pero también en grupos, apuntando, desde ahora, al 2021, año clave de elecciones.
La dirigente estatal de Movimiento Ciudadano, María Dolores del Río Sánchez, tomó protesta a Manuel Scott en Cajeme, joven con vocación social, quien, junto con su equipo de trabajo conformado por Lluvia Delgado, Manuel Martínez, Yazmín Madrid y el profesor y abogado Salvador García Velasco, al igual que la directiva saliente encabezada por Ernesto Mitre, pusieron en el tejido de la conciencia colectiva al Movimiento Naranja durante las pasadas elecciones, donde su candidato a la alcaldía fue -el ahora regidor- Gustavo Almada Bórquez.
La lectura más directa es que María Dolores, desbroza caminos que podría transitar dentro de dos años.
El PAN hace lo propio, porque su nuevo dirigente Ernesto Munro, recorre la Entidad acompañado de Antonio Astiazarán Gutiérrez, a quien, sin duda, perfila ya como viable abanderado de ese partido por la gubernatura.
En el PRI, sigue siendo Ernesto Gándara Camou su caballo negro
, por el momento. Considerando que su sentido de identidad partidista está definida, y no maneja ambigüedades, como sucede con el otro pretenso confeso, Ricardo Bours, quien mantiene su decisión de transitar el carril de los independientes, de no ser aceptado por el tricolor, de quien, ciertamente, está pidiendo todo o nada.
Ana Gabriela Guevara, del PT, sueña que en su horizonte podría estar la gubernatura de Sonora, con la posibilidad de darle continuidad a la fragancia de mujer en el terruño. Ella, quizás contaría con el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador, al igual que Javier Lamarque Cano y Jorge Taddei Bringas. Mientras, Alfonso Durazo, poco a poco es desechado por los analistas, considerando que su cargo al frente de la seguridad del país es de prioridad nacional, y AMLO se vería mal moviéndolo de esa responsabilidad caprichosamente, imitando las estrategias largamente utilizadas por el PRI en su trayecto de dominio.
No obstante, el panorama, pese a que existen personajes que ya están en movimiento hacia el 2021, se antoja incierto.
Porque, cada vez es más notorio que no serán los partidos, ni cenáculos como “Abelandia”, ni cacicazgos, ni el voluntarismo de los aspirantes del PAN, ni siquiera el juego que podría perfilarse al interior de Morena, las premisas capaces de fijar el rumbo y el destino de Sonora para el 2021, sino la decisión que tome la ciudadanía en general, con 
una conciencia participativa más abierta y teniendo claro que su decisión convertida en voto el 1 de julio de 2018, fue marcar el parte aguas del cambio, ante el hartazgo por el autoritarismo y la corrupción.
Y, la pregunta obligada: ¿a quiénes identifican los sonorenses con el pasado ominoso de imposiciones y tráfico de influencias entre los sonantes, aunque ellos no enfrenten culpas directas?
Creo que, ahora sí, la moneda podría estar en el aire, y la voz que cantará su cara será la del pueblo.
Le saludo, lector.
