¿Permitir que subasten y derrumben el TOG?.- Canaco podría abrir debate y convocar a sectores para que se aliente el acondicionamiento de lo que sería Complejo Cultural y Deportivo Tomás Oroz Gaytán
Bernardo Elenes Habas
La Cámara de Comercio local elabora una agenda de reuniones con los candidatos a diferentes cargos de 
elección popular en Cajeme.
José de Jesús Nares Félix, presidente del organismo empresarial y Julio César Pablos, integrante del Consejo, informaron el pasado lunes sobre los pasos que se dan para dicho propósito.
Tradicionalmente, Canaco realiza este ejercicio de sinergia con la clase política. Pero se vuelve indispensable, también, agregar en la carta de compromisos que firman los pretensos (de llegar a sus objetivos electorales), una información puntual, detallada y directa sobre acuerdos contraídos, para que no caigan al abismo del olvido.
De entrada, señaló Nares Félix, fundamentarán las comparecencias en cuatro
ejes: Desarrollo económico, Seguridad pública, Transparencia, Rendición de cuentas y participación ciudadana. Sin embargo, tendrían que adjuntar otros aspectos inherentes al desarrollo integral de la ciudad y del municipio, como arte y cultura.
Sí, arte y cultura, temas olvidados o ubicados en un segundo plano, cuando incluyen derivaciones importantes en el progreso colectivo de los pueblos y en la formación humana de sus habitantes.
Canaco y otros organismos empresariales, civiles, sociales, culturales, podrían tomar como propio el caso de la amenaza que existe sobre la estructura del estadio Tomás Oroz Gaytán, mismo que el Gobierno del Estado pretende poner en subasta para subsanar problemas económicos que vive el Isssteson, y que, con imaginación y voluntad se podrían resolver sin destruir parte de un patrimonio comunitario lleno de historia.
Por el contrario, más que ofertar en venta el estadio y el terreno, que por su ubicación privilegiada tendría el frío destino de un centro comercial, cuando bien podría acondicionarse para que fuese semilla y espiga de un gran complejo cultural y deportivo que preservara el nombre de Tomás Oroz Gaytán, donde -lo he dicho en otros despachos-, se fundaría un museo sobre la historia de Cajeme y de la ciudad para que se constituya en río de agua viva del pasado, en el que beban las actuales y nuevas generaciones, de tal manera que jamás olviden el rostro primigenio de su pueblo y sus fundadores.
Desde luego, superficie sobraría para que florezcan talleres creativos que dimensionen el talento que abunda en la comunidad. Salas de exposiciones plásticas. Auditorio para festivales. Área que se abra al horizonte para ceremoniales y tradiciones étnicas. Y, por supuesto, espacio para la práctica deportiva, especialmente dedicada a niños y jóvenes, como soñaba Oroz Gaytan, quien tuvo en todo momento el respaldo del
entonces gobernador (1967-1973) Faustino Félix Serna, para construir el gigante ahora dormido y emplazado a desaparecer.
La ciudadanía, los sectores, los organismos sociales, civiles, culturales, deportivos, académicos, universidades, deben considerar y darle cauce a esta propuesta.
Es inaplazable que la misma clase política, la que tradicionalmente cargada de egoísmos ancestrales, sólo piensa y siente al calor de ambiciones de grupo y en negocios que propicia el detentar cargos públicos, se comprometa a demostrar que también puede y debe, por obligación moral, funcionar como herramienta social.
¿Por qué, el Gobierno del Estado no proyecta mejor subastar el edificio del CUM al oriente de la ciudad, mismo que nació al calor de intereses políticos y que no ha demostrado la trascendencia que se le auguraba?
Le saludo, lector.
