Poema de domingo.- Pronto, los relámpagos “del tiempo de aguas”, como suelen decir los campesinos y rancheros, enviarán su mensaje desde el oriente, anunciando el milagro de la lluvia. Y, en muchos casos, el alma de los adultos sufrirá la metamorfosis inversa hacia la niñez, con el tiempo, los sueños y la vida navegando en un barquito de papel, por las calles lejanas convertidas en arroyos de un Cajeme que se fue…
Bernardo Elenes Habas
SEMILLA…
La lluvia llega con su aroma
a nostalgia,
con el recuerdo antiguo
de sombras pegajosas
en las noches de julio.
La lluvia llega
y escribe un telegrama
entre nubes inhóspitas.
Los niños del silencio,
los que miran y callan,
los que no tienen rostro,
REPORT THIS AD
mojan sus pies descalzos,
sus manos sin futuro,
sus ojos que no lloran.
Los niños que no juegan,
que mitigan el hambre
con faenas absurdas,
no disfrutan la lluvia,
no entienden su mensaje,
nadie les dio a sus almas
los cantos de la vida.
La lluvia llega ahora
y desgrana su espiga,
siembra en la tierra yerma
de mi pueblo dormido
su líquida semilla,
esperando que pronto,
mañana si es preciso,
florezca en rebeldía.
—–o0o—–