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Bernardo Elenes Habas

¿Será un tsunami, el paro de mujeres?.- De hecho, antes de realizarse “El nueve nadie se mueve”, ya logró sacudir las estructuras de la 4T, y se percibe preocupación en AMLO.- Tiene, la convocatoria del 9 de marzo como bandera legítima, el corazón de las mujeres

Bernardo Elenes Habas

De alcanzar, el paro nacional de mujeres, las proporciones que se percibe podrían registrar en la vida de México, se convertiría, prácticamente, en un tsunami semejante al que estremeció conciencias y llevó a AMLO a la presidencia de la República, el 1 de julio del 2018.

Somos el grito de las que no tienen voz

Lo comenté en Vertientede 19 de febrero:

Escribí, profundamente conmovido:

Se respira odio y miedo, en el ambiente de México.

Quienes perciben con mayor intensidad esas señales amargas, corrosivas, son las mujeres.

Ellas, se han convertido en la voz y el sufrimiento de las asesinadas brutalmente, donde se incluyen niñas, adolescentes, seres humanos a quienes manos perversas, mentes desquiciadas, no les permitieron respirar la libertad. Consumar sus sueños. Construir su futuro.

Nadie puede imaginar, concebir, que las protestas femeninas estén contaminadas con movimientos políticos para hacer daño al Presidente.

Nadie, que tenga madre, hermanas, hijas, nietas, amigas, se atreve a elucubrar esas aberraciones de que las mujeres buscan descarrilar la administración de AMLO, porque la causa es el terror, la psicosis que se convierte en alerta de sobrevivencia, y hace aflorar la valentía, el arrojo, el coraje justificado para gritar, golpear, exigir hasta que el grito salga lleno de sangre, hasta que las palabras agudicen su filo obligando a los indiferentes a escucharlas, a aceptarlas, a comprender que hay, en el país, un motivo mayor, una emergencia nacional que no quiere ser atendida.

Y, no.

Mujeres marchan en Ecatepec

No serán las mujeres, quienes arremeten contra la puerta principal de Palacio Nacional para que su inquilino se digne escucharlas y darles respuestassatisfactorias de que se actuará en contra de los feminicidios. De quienes piden que el gobernante no forje metáforas, salidas discursivas e improvise decálogos huecos y acuñe frases capaces de poner a la delincuencia, a la barbarie a la altura de gente buena, ¡de gente inocente como los niños!

No serán las mujeres y su justificada mezcla de indignación, miedo, abandono, quienes podrían descarrilar a un gobierno que no escucha, que no responde con inteligencia y sentido común a los reclamos de su pueblo, argumentando en descargo ocurrencias inconcebibles; sino que, al paso terrible con que avanza la violencia y la criminalidad en la Patria de Juárez, será el mismo AMLO.

Será el Presidente. Por su empecinamiento a no actuar, a pretender cambiar conductas poniendo su mano milagrosa sobre la frente de asesinos, permitiendo que los niños se acerquen a ellos, porque –lo repite con impudicia-, la culpa es del neoliberalismo, del sufrimiento de una sociedad desigual, donde hay pobres y ricos, y quizás, de acuerdo a su forma de pensar –sin ser filosofía ni ideología-, es lo que hay que atacar. Y mientras, que mueran los justos. Los niños. Los jóvenes. Los adolescentes.

Ya se vio la actitud del Presidente al negarse a recibir, a construir el puente de la solidaridad humana con las víctimas de la violencia, del crimen organizado, de la barbarie que recorre los caminos de la nación.

AMLO no somos machistas

Sucedió con la Caminata por la Verdad, Justicia y Paz, que encabezaron el poeta Javier Sicilia y la familia LeBarón, quienes esperaban el abrazo extendido de AMLO el 26 de enero, al llegar al Zócalo.

Sin embargo, Andrés Manuel López Obrador se negó rotundamente a recibirlos, para proteger la investidura presidencial de escarnios, y no prestarse a un show mediático, como expresó públicamente en sus conferencias matutinas.

Cuidado, pues.

La Cuarta Transformación debe poner atención a un movimiento con aroma y coraje de mujer, que está en marcha.

Las mujeres son mayoría en México. Y se percibe que ya no están defendiendo ni aceptando las actitudes de AMLO, aunque muchas, miles, millones, hayan votado por él.

Hoy, se vuelve evidente la preocupación del señor Presidente. Porque conoce el alma que alimenta y atiza los movimientos sociales. Fueron su herramienta, su carta de navegación para llegar, sobre la cresta de la indignación, del hartazgo popular, a conducir los destinos de la Patria.

Sopesa la magnitud, el mensaje que se está escribiendo para la historia. Mismo que, a estas alturas tiene como bandera (aunque se sumen a su estremecido oleaje, conservadores, neoliberales, fifís, minoría rapaz): el corazón de las mujeres. Su miedo, su terror, su silencio, convertido ahora en valentía, en rabia desesperada para que cesen los feminicidios. Las violaciones y asesinatos indecibles de pequeñitas inocentes como Fátima, que es el símbolo que AMLO, aunque lo negara, lleva ahora, tatuado en su conciencia, porque ¡jamás podría ser equiparada la inocencia de una niña, su pureza, para medir con esa misma vara sublime el derecho de los asesinos, de los desquiciados, de los seres sedientos de sangre!

¿Alcanzará, el movimiento El nueve nadie se mueve, su objetivo de sembrar una semilla en el pecho de las instituciones de gobierno, para que se convierta en espiga de luz y paz por la justicia?

Creo que ya ha alcanzado, antes de realizarse el “Un día sin mujeres”, hacer temblar lo que parecía el proyecto sólido de la Cuarta Transformación, demostrando lo principal: Que al noble objetivo de la 4T, le sigue faltando el alma plural de todos los mexicanos, sin divisiones, sin calificativos, sin el estigma enfermizo del siglo antepasado de liberales y conservadores, dispuesta a construir desde el presente, la Patria del futuro.

Le saludo, lector.

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