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…Y la cabecera municipal se llamó Ciudad Obregón.- Desde hace 92 años la ciudad lleva el nombre del caudillo revolucionario.- La Ley Número 16 que erigió a Cajeme en Municipio, especificaba como cabecera “al poblado del mismo nombre”, es decir, Cajeme. 

Bernardo Elenes Habas

-¿A dónde vas, Nacho Viejo?

-Voy pa Cajeme –. Contestó Nacho Habas a mi abuela Fina Armenta, montado en su caballo palomino.

Se disponía a ir de compras a la ciudad en fin de semana, luego de haber concluido sus labores en la Hacienda La Realidad, del norteamericano Jimmy Ryan, enclavada en el Valle del Yaqui, donde se desempeñaba como mayordomo de campo.

Cajeme inicios

Eran los inicios del Municipio -1928-, cuando recién había sido decretada la Ley Número 16 por el Congreso del Estado, que erigía a Cajeme en Municipio y cuya cabecera –asentamiento humano que comenzaba a perfilarse en el horizonte-, era conocido, sencillamente, como Pueblo de Cajeme.

Hace dos días -30 de julio-, esta cabecera municipal de soles iracundos, cumplió 92 años de haber sido bautizada por el Parlamento Local, como Ciudad Obregón.

Le entrego la crónica:

Esta ciudad asombrosa de raíces rurales, cabecera del Municipio de Cajeme, ostentó hasta el 30 de julio de 1928 el sencillo nombre de Pueblo de Cajeme.

La Ley Número 16, decretada por el Congreso del Estado, que le confirió categoría de Municipio, hecha saber por el entonces gobernador del Estado, Fausto Topete Almada el 29 de noviembre de 1927 y publicada en el Boletín Oficial al día siguiente de ese mismo año, especificaba como “cabecera al poblado del mismo nombre”, es decir Cajeme.

“Se declara Municipio Libre la Comisaría de Cajeme, jurisdicción de la Municipalidad de Cócorit, de este Estado, con cabecera en el poblado del mismo

Cajeme inicios 3

nombre”, expresa la citada Ley en su Artículo Primero.

Y, la naciente ciudad, continúo llamándose sencillamente Cajeme durante ocho meses, desde la promulgación de la Ley Número 16.

Pero pasó el aletear del invierno con sus vientos fríos rodando desde el Bacatete, recorriendo las calles desnudas, haciendo temblar el caserío en su mayoría de horcones con techo de tierra y paredes de carrizo tejido, enjarradas con lodo. Y el pueblo cambió de nombre a raíz de la muerte del legendario general.

Nadie ignora que Álvaro Obregón trazó el futuro de Cajeme.

La visión del caudillo revolucionario se enfocó a convertir Cajeme en un polo de desarrollo económico y productivo, teniendo la ventaja de que se constituía en el corazón del Valle del Yaqui. Así trazó su línea sobre el filo de la realidad. Más allá de los sueños.

Siguiendo su vocación militar, preparaba las estrategias necesarias, teniendo como factor esencial de todo movimiento, al ser humano. Y, ahí estaba, a su lado, el grupo de leales que comandaba, integrado por Ignacio Ruiz Armenta, Ignacio Mondaca, Gustavo Cuevas, Flavio Bórquez, Joaquín R. Ibarra, Carlos H. Mízquez, Eduardo C. Gaxiola, Francisco J. Rodríguez, y el mismo Alejandro Méndez Limón, a pesar de las diferencias que tuvo su padre, el general Fructuoso Méndez Sánchez, durante los aciagos días de la Revolución, con el oriundo de la Hacienda de Siquisiva.

Empacadora del Noroeste

No puede ignorarse que fue Álvaro Obregón Salido, quien definió y aceleró el futuro de Cajeme, comunidad a la que llegó para radicar en la hacienda Náinari en 1924, luego de haber cumplido su periodo como presidente de la República (1920-1924).

Cajeme transitaba por la categoría de Congregación en esa etapa, y el General aceleró gestiones para que en 1925 se convirtiera, con más de 400 habitantes, en Comisaría; espacio en el que desarrolló el potencial productivo de la comunidad, de tal manera que en 1926 instaló la Empacadora del Noroeste, empresa que se adelantaba a los tiempos enlatando elote, chile, garbanzo, chícharo, jugo de toronja. El divisionario abría surco desde entonces para demostrar que se podía y se debía dar valor agregado a productos regionales, ejemplo que, desgraciadamente a más de 90 años años no fue valorado, no fue comprendido por productores y empresarios de ayer, muy pocos de hoy, en la región.

Pero a Álvaro Obregón no lo abandonaba la obsesión del poder. Y, desde 1927, a la par que promovía la erección de Cajeme en Municipio. Teniendo como su centro de operaciones los espacios de las habitaciones construidas con madera de la Hacienda Náinari, alentaba su anhelo de convertirse nuevamente en presidente de México. Lográndolo en 1928.

Pero su proyecto gobiernista, apoyado por el entonces presidente y también sonorense Plutarco Elías Calles (1924-1928), no pudo concretarse a pesar de haber triunfado en las elecciones constitucionales, porque, cuando celebraba en el restaurante La Bombilla, en la Ciudad de México, el próximo inicio de su nueva etapa presidencial, fue asesinado a balazos por el fanático religioso José de León Toral, cumpliéndose una de sus premoniciones: “Moriré en el momento en que alguien quiera cambiar su vida por la mía”.

Ciertamente, pues, el 30 de julio, se cumplieron 92 años en que el Congreso del Estado, en sesión celebrada en 1928, decretó la ley que le confería el nombre de Ciudad Obregón a la cabecera del Municipio de Cajeme, la que, hasta ese momento se reconocía solamente como Pueblo de Cajeme.

Por decreto del Congreso del Estado aprobado en sesión el 30 de julio de 1928 y publicado en el Boletín Oficial el 4 de agosto del mismo año, la cabecera municipal que llevaba el nombre de Cajeme, semejante al del Municipio, se le bautizó como Ciudad Obregón, en reconocimiento a los méritos del general Álvaro Obregón Salido, en bien de la comunidad.

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