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Los vehículos irregulares o bien los llamados carros “chocolate” son el claro reflejo de la fragilidad y debilidad del estado de derecho en el que vivimos en México.Lo sucedido en días recientes donde un grupo de ciudadanos derribaron la puerta en las instalaciones del SAT para sacar por su propia mano los vehículos que les habían sido decomisados, exhibe el hartazgo de una sociedad y la ineficiencia de una autoridad, que peligrosamente nos lleva al supuesto de que la ley no tiene valor en México.

 

Según estimaciones recientes tan sólo en Hermosillo existen más de 100 mil vehículos ilegales que no cuentan con un registro, que no pagan tenencia y que el aplicarles sanciones es prácticamente imposible por su inexistencia en el sistema, lo que representa un riesgo permanente de inseguridad.

La problemática llegó a raíz del fenómeno migratorio de mexicanos a EU buscando una mejor calidad de vida, pues a su regreso al país traían automóviles adquiridos allá a un precio que nunca alcanzaría aquí para un carro similar en modelo y beneficios.

Por décadas esto no representó un problema hasta entrados los años 90’s cuando ya los vehículos con placas extranjeras, o sin placas circularon en el centro del país y no sólo en las ciudades fronterizas, entonces comenzó una afectación directa a la industria automotriz mexicana.

Sólo para darnos una idea: En 1997 se registró un incremento de 700 mil unidades; y en 2001 sobrepasó el millón y medio con la expectativa de la alternancia en el poder y el arribo del ex presidente Vicente Fox, quien había adelantado una propuesta para solucionar el problema.

Efectivamente en 2006 se aprobó una ley para permitir la legalización basada en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, sin embargo en vez de frenar el paso de vehículos extranjeros con esta ley aumentó dramáticamente a más de 6 millones de autos, y continúa hasta la fecha.

Son tres puntos claves en esta madeja sin resolver:

  1. 1. La dolorosa desventaja competitiva de México frente a EU en los precios comerciales de la industria automotriz.
  2. 2. La débil o nula aplicación de la ley en las aduanas.
  3. 3. El negocio redondo que representa al dejar ganancias tanto al dejar entrar, como al confiscar las unidades ya de este lado.

Estas historias son las que en México frenan una y otra vez el desarrollo. Es un tema de voluntad porque las leyes están.

Si bien es cierto es un problema social que afecta a muchas personas para quienes estos vehículos son parte de su patrimonio familiar, quizás su única herramienta de trabajo o bien su único medio de transporte para llevar a sus hijos a la escuela, no deja de ser un recurso fuera de la ley.

Seguir bajo la lógica de que nada pasa, cuando todo pasa en nuestro País nos ha llevado peligrosamente a los caminos de la ilegalidad ante la ausencia y falta de actuación de la autoridad.

La frontera se debe cerrar y los vehículos se deben legalizar o de alguna forma administrar para su control. Pero lo más importante, si no se aplica la ley a partir de ese proceso, seguirán entrando siempre igual.

La ley se debe aplicar tanto a funcionarios como a ciudadanos sin perder de vista que es el Gobierno Federal el principal responsable, tanto de dejarlos entrar como de no poner orden a los que ya están dentro.

Lamentablemente lo que vimos el fin de semana en Hermosillo es un ejemplo de que cuando se llega a aplicar la ley es sólo de un lado, del que siempre sale perdiendo, el ciudadano.

Otro punto es que el mecanismo para importar un vehículo en definitiva debe ser un proceso sencillo y ágil que estimule la legalidad, pues las distorsiones en las que hoy vivimos sólo estimulan a la ilegalidad.

La fragilidad del Estado de Derecho es grave y amenaza a la viabilidad de México como país democrático en el mundo global del siglo XXI. Como ciudadanos si queremos frenar las historias de abuso e injusticias, debemos apostar por una cultura de Legalidad.

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y  en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; fue Diputado Federal; Alcalde de Agua Prieta; y Dirigente del PAN en Sonora.

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