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Diálogo

David Figueroa O.

El socavón y la falta de consecuencias 

El socavón de la falta de prevención, de capacidad, de protocolos, de estrategia, de coordinación aunados a la impunidad y nula consecuencia hacia los gobernantes y servidores públicos que no cumplen su función, deja una estela de tragedia, inseguridad e incertidumbre en la percepción ciudadana. 

Tanto en el tema de la penosa actuación del Gobierno Federal en Culiacán como en el caso de la lamentable pérdida de una vida en Hermosillo por un socavón, cabe la misma reflexión: políticos que sueñan en campaña e imploran el voto del ciudadano, festinan el triunfo como si se les fuera la vida en ello y siguen soñando en funciones, no despiertan ni cuando se van.

Así llevamos décadas probando y desechando, ni la transición democrática nos ha salvado de la tragedia porque no establecemos protocolos, medidas establecidas para situaciones en crisis, obligaciones a cumplir por todos llegue quien llegue. La eficiencia antes que la política de ideologías.

Esta vez Julio Manuel Rodríguez Castro no regresó con su familia en Hermosillo el pasado lunes 14 de octubre, y no regresará más porque cuando transitaba en su bicicleta por una calle de la ciudad cayó en un hoyo del que no pudo salir.

El cuerpo de Julio Manuel fue encontrado una semana después, aún cuando hubo testigos oculares de su caída, hubo quién atestiguó escuchar su voz pidiendo ayuda; se dio aviso a través de las redes sociales (hoy por hoy el primer y más inmediato medio de comunicación en tiempo real) y ninguna autoridad acudió.

Incluso la misma alcaldesa Célida López llegó a descartarlo y minimizarlo: no tenemos ninguna información al respecto, nadie nos ha denunciado desaparición alguna por un bache. 

Peor aún, se había consignado el peligro de ese bache semanas atrás también en redes sociales y el Ayuntamiento respondió que se atendía la denuncia, pero a la parsimonia de la burocracia, le ganó la tragedia. 

Es el momento de la oportunidad para mejorar, lamentablemente a costa de una vida más: vivimos en la era de las redes sociales, es la comunicación instantánea; Los gobiernos no pueden ignorarlas ni tratarlas sin el debido respeto. Al menos para escuchar, para darse una idea de lo que sucede.

El ciudadano está hablando siempre, las 24 horas del día. Se queja, denuncia, anuncia, señala, avisa, previene, ¡¡pide ayuda!! 

Pero es Hermosillo y son muchos baches, ni modo de atenderlos todos, por eso a veces a la alcaldesa Célida López le dan ganas de llorar, porque no puede. Pero es su responsabilidad. Eso dice la ley, la misma ley de cuando dijo que quería gobernar. La ley es clara y la incapacidad se sanciona.

No se esperan medidas superiores a la capacidad humana, pero sí justo eso, reaccionar humanamente; con sensibilidad y seriedad. Con un sistema y protocolos adecuados para valorar cada denuncia a tiempo. Un protocolo que hoy nos queda claro que no existe.

Si el Ayuntamiento hubiera reaccionado ante la denuncia del bache semanas atrás ni Julio ni nadie habría caído; si hubieran tomado con la responsabilidad que la ley mandata cuando se avisó de la caída, quizá Julio habría sido rescatado a tiempo esa misma tarde hace una semana. No tenían qué esperar un día o dos a que los familiares lo extrañaran y acudieran a interponer una denuncia. 

Sin saber de quién se trataba hubiera sido más fácil que una patrulla se diera la vuelta por el lugar que ciudadanos señalaban con absoluta precisión en redes para confirmar el hecho o descartarlo. Habrían visto ahí su bicicleta para al menos dar el beneficio de la duda. Es decir, no fue mala suerte que Julio cayera pues. 

El hubiera no existe y siempre lamentaremos esto que no debió suceder, sobre todo su familia. Pero la oportunidad está por delante, a la vista de todos. 

Esperamos que haya consecuencias porque no fue por ignorancia que esta vida se perdió; se debe investigar y sancionar a los responsables. Por lo pronto hay uno y es el Ayuntamiento de Hermosillo; por falta de prevención y por omisión de atención cuando muy probablemente Julio aún estaba con vida.

Finalmente, es Inadmisible que debamos imaginar consecuencias mayores para justificar la incapacidad de nuestros gobernantes y funcionarios. 

No se juzga lo inevitable, sin lo evitable. Como bien consignó un usuario en redes: “las vidas no se salvan el día de la operación, sino el día de la planeación”, y ese día no existió ni en el caso de Culiacán, ni en el caso del socavón en Hermosillo.

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.

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