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Diálogo

Por David Figueroa O.

Humanismo de México sí, no a la humillación de la soberanía nacional

 

El éxodo masivo de inmigrantes centroamericanos a México evidenció la vulnerabilidad en nuestra frontera Sur, en un atentado a la soberanía nacional, que pone entre “la espada y la pared” al Gobierno de Enrique Peña Nieto, al final de su gestión, ante esa entrada abrupta y las presiones de Donald Trump.

Y amenaza para que, al llegar a Sonora, haga crisis principalmente en la seguridad y en la falta de capacidad para darle asistencia a quienes vienen huyendo de la falta de oportunidades, del hambre y de la violencia en sus países.

Las autoridades mexicanas se vieron rebasadas para contener este fenómeno que se les desbordó en el puente fronterizo “Rodolfo Robles” entre Guatemala y México, que se convirtió en “campo de refugiados” donde se vivieron momentos de verdadera tensión y de violencia al resultar policías federales heridos, y esto no podemos aplaudirlo.

A pesar del llamado del presidente Enrique Peña Nieto y del operativo de la Policía Federal para detenerlos, los inmigrantes -que inicialmente eran sólo hondureños y se sumaron salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüenses- entraron por el Río Suchiate a México aprovechando la “porosidad” en la frontera. Ahora han tenido que custodiarlos.

El Gobierno Mexicano fue incapaz de resistir el embate por la llegada de migrantes y aunque les cerró las puertas –que ya habían sido violentadas- en el puente, los intentos por detenerlos fueron nulos por el número creciente de integrantes de la Caravana que superó los 5 mil.

Hicieron caso omiso del mensaje del Presidente Peña Nieto de que su Gobierno no iba a permitir que ingresaran de manera violenta y de que tendrían que hacerlo de forma legal y entraron “Como Juan por su Casa”. Y lo peor aún, violentando la soberanía nacional.

El Gobierno de Peña Nieto ha tenido que soportar además la presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enemigo de los migrantes – a los que ha calificado de criminales-, quien amenazó con militarizar la frontera con nuestro país si México no es capaz de frenar la Caravana.

Las autoridades de México no fueron capaces de frenar el ingreso de miles de migrantes, también fueron desdeñadas en su ofrecimiento de darles albergue.

Y la Caravana, que hacía una fila de 1.5 kilómetros, siguió imparable en su propósito de llegar a la frontera de Estados Unidos a cumplir “el sueño americano”.

Mientras Trump se ha caracterizado por sus políticas de persecución a los inmigrantes, hostigándolos, negándoles los derechos fundamentales como seres humanos, de alimento, salud y educación, a México le ha distinguido siempre una política humanista y solidaria.

El pueblo mexicano ha dado muestras de su espíritu humanitario, al recibir con comida y ropa a los migrantes, a quienes los han motivado con aplausos y cánticos solidarios. Esto no es nuevo, México siempre ha tendido la mano a los hermanos de otros países, bajo la visión de La Doctrina Estrada.

Pero la Doctrina Estrada, que es “faro y luz” en las relaciones diplomáticas de México ante el Mundo, promulgada en 1930 a iniciativa de Gerardo Estrada, entonces secretario de Relaciones Exteriores, se fundamenta en el respeto a la soberanía nacional de los pueblos.

Las políticas de hospitalidad caracterizan a nuestro país y en apego a la doctrina Estrada México les abrió las puertas a los refugiados españoles que huían de la Guerra Civil y lo ha hecho con gente originaria de otros países. Pero no pueden venir a pisotear nuestra soberanía como Nación, a la fuerza, como sucedió esta vez.

En Sonora, también tenemos sentido humanitario y como gente solidaria dispuesta a ayudar a quien lo necesita, por lo que no habremos de negar la caridad y alimento a los migrantes.

Pero hay una realidad que no podemos negar: De lo que puede pasar de que miles de inmigrantes no puedan cruzar a Estados Unidos y se queden en las ciudades de Sonora.

No hay la capacidad del Gobierno para darles empleo ni asistencia social a tantas personas, -la propia Gobernadora Claudia Pavlovich lo declaró- y lo vimos en abril pasado cuando llegó otra caravana de 600 migrantes, imaginemos ahora que son 10 veces más.

El tema requiere de solución integral. Los inmigrantes merecen un trato humanitario sí, pero no podemos permitir una humillación a nuestra soberanía nacional que fue violentada.

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través del correo electrónico davidfigueroao@me.com; y en redes sociales: Twitter @DavidFigueroaO /Fb David Figueroa O.

Reseña: David Figueroa Ortega es empresario, Ex Cónsul de México en Los Ángeles y San José California; Ex Diputado Federal; Ex Alcalde de Agua Prieta; Ex Dirigente del PAN en Sonora.

 

 

 

 

 

 

 

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