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Diálogo 

Por David Figueroa O.

Los estudiantes, la voz no atendida en la huelga de la Unison   

La voz de los estudiantes ha sido ignorada en el conflicto laboral que tiene en huelga a la Universidad de Sonora (Unison) a pesar de ser el sector más afectado por el paro de actividades que cumple hoy una semana.

Los sindicatos de Trabajadores Académicos (Staus) y de Empleados de la Universidad de Sonora (Steus) acordaron irse a la huelga el pasado martes 2 de abril, luego de que las negociaciones sobre un nuevo incremento salarial no arrojaron resultados positivos, al rechazar el personal el ofrecimiento de un aumento del 3.35 por ciento y el 1.8 a otras prestaciones no ligadas al salario.

El ofrecimiento de la Unison a los sindicatos representan 35 millones de pesos adicionales para el incremento directo al salario y 13 millones por concepto de despensa a los trabajadores, ofertas que fueron rechazadas. La  cifra de aumento al salario ofrecida por la Universidad de Sonora del 3.35 por ciento es la que se tiene como referencia nacional.

La colocación de las banderas roji-negras afecta a más de 38 mil estudiantes de los campus de Hermosillo, Nogales, Santa Ana, Caborca, Cajeme y Navojoa. Y son el sector mayoritario de Nuestra Alma Mater, pero, curiosamente ellos no fueron considerados antes de tomar la decisión de irse a huelga.

Eso, a pesar del llamado constante que han hecho los alumnos universitarios -y los padres de familia- de que las autoridades de Rectoría y los representantes sindicales hagan un esfuerzo por la unidad y de que antepongan los intereses de la educación antes que el conflicto laboral.

Las voces de los estudiantes se han escuchado en reuniones informativas y a través de los diversos medios de comunicación, manifestando la importancia de que los sindicatos y las autoridades universitarias se sienten a negociar y dejen de lado los intereses particulares, pero las partes involucradas en el conflicto no las han tomado en cuenta.

Los jóvenes universitarios cada vez más preparados y conscientes, entienden las demandas laborales, pero piden que tanto los académicos, los trabajadores y la administración de la Universidad lleguen a un acuerdo que convenga a las partes, pero éste debe darse en un ambiente diferente al de una guerra.

Es entonces que al analizar la situación podemos llegar a las siguientes reflexiones:

Los derechos laborales se deben exigir, pero no tiene que ser a costa de los intereses de los alumnos ni de su familia. 

No es atropellando el desarrollo de los jóvenes como se deben satisfacer las demandas de los trabajadores académicos, que si bien tienen el derecho de procurar el acceso a mejores condiciones de bienestar, antes de estallar a huelga debieran pensar qué tanto afectan a los estudiantes.

El mercado laboral está cada vez más competido y los movimientos de huelga inhiben a los futuros aspirantes que deseen inscribirse en la Universidad de Sonora porque no la verán como una opción real en sus planes de estudios y de crecimiento profesional.

La afectación a los estudiantes foráneos, los que vienen de otros municipios, es aún más, porque tienen que pagar hospedaje, alimentación y transporte. Y no pueden irse a trabajar por estar con la incertidumbre de cuándo pudiera terminar la huelga.

Los jóvenes que están en los programas de intercambio están con la zozobra porque sus visas y los vuelos de regreso están ya establecidos con antelación. Hablamos de los estudiantes de otros países que están en Sonora. 

La incertidumbre de los jóvenes que ya tenían listo todo para graduarse en Mayo próximo, es otra situación a considerar.

A eso se suma la nula intervención o la falta de pronunciamiento del Gobierno federal para coadyuvar en la solución del conflicto en la Unison.

Por eso, ante toda esa situación en donde los estudiantes son los más perjudicados, se deben modificar las leyes y, al igual que en los sectores de Salud y de Seguridad que son considerados estratégicos para el desarrollo del pueblo, se incorpore el rubro de la Educación para evitar recurrir al desgastado mecanismo de la huelga, que tanto daña a nuestros jóvenes universitarios.

David Figueroa Ortega es empresario, ex cónsul de México en Los Ángeles y San José, California; ex diputado federal; ex alcalde de Agua Prieta; ex dirigente del PAN en Sonora.

Agradezco sus comentarios y retroalimentación a través de: davidfigueroao@me.com @DavidFigueroaO

David Figueroa O.

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