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Más de la tercera parte de la población mundial carece de acceso regular a medicamentos esenciales y capaces de salvar la vida. Para lograr los objetivos del desarrollo del milenio relacionados con la salud es de vital importancia ampliar el acceso a unos medicamentos esenciales asequibles, pero en algunos países la disponibilidad de estos se ve limitada por diversos factores, como las deficiencias de los sistemas de suministro y distribución, la escasez de establecimientos de salud y de personal, la baja inversión en salud y el alto costo de los medicamentos. Pero llevar medicamentos es tan fácil como “¿repartir papitas o refresco?”

El concepto de medicamento esencial y las listas nacionales e internacionales de medicamentos esenciales surgieron en respuesta a cuatro grandes problemas endémicos: la carencia de medicamentos en las áreas rurales y urbanas marginadas; la proliferación de medicamentos de dudosa efectividad; los gastos crecientes en medicamentos, y los serios problemas de prescripción detectados en todas partes del mundo. En México, la historia del uso de los medicamentos esenciales data de 1950, fecha en la que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) crea su primera lista de medicamentos básicos. Veinticinco años después, en 1975, se publicó el Acuerdo Presidencial que establece que todas las instituciones públicas de salud deben contar con un Cuadro Básico de Medicamentos de uso obligatorio. El abastecimiento adecuado de medicamentos es un factor crucial en la cadena de la atención de la salud. De hecho, en muchos países en desarrollo la calidad de la atención es sinónimo de disponibilidad de medicamentos. Sin embargo, los problemas a este respecto siguen siendo enormes. Los recursos que se dedican a la compra de medicamentos esenciales en estos países suelen ser insuficientes y tienden a concentrarse en las unidades de segundo y tercer nivel de atención. A esta insuficiencia de recursos deben agregarse los problemas de planeación, adquisición, transporte, almacenamiento y distribución de estos insumos. En México, además de la insuficiencia de recursos para atender las necesidades de salud de la población no asegurada, se sabe de la existencia de desabastecimientos de medicamentos y otros insumos que tienen su origen en problemas de planeación, licitación y compra, almacenamiento y distribución. Por lo que toca a la licitación, compra de medicamentos y material de curación, el tiempo real de duración de las licitaciones tiende a ser excesivo, las medidas implantadas para evitar los incumplimientos de los proveedores (fianzas) no suelen ponerse en práctica, y con frecuencia la federación asigna a los estados cantidades que no se ajustan a lo solicitado y no radica a tiempo el presupuesto para el pago a los proveedores de medicamentos y material de curación. En relación con el almacenamiento y la distribución, cabe mencionar que las áreas centrales de la SSA no suelen proporcionar información oportuna a los estados sobre los insumos asignados; los almacenes tanto jurisdiccionales como hospitalarios son inadecuados en términos de espacio, control de temperatura ambiental y acceso a insumos de almacenamiento (racks, refrigeradores); el control y la rotación de inventarios es ineficiente, lo cual provoca fugas y desperdicios, y las entregas de los medicamentos y material de curación tienden a ser insuficientes y tardías. Se trata, además, de medicamentos para padecimientos que contribuyen de manera muy importante a la carga de la enfermedad en el país.

No es de sorprender, por lo tanto, que una de las principales causas de no utilización de las unidades de primer nivel de atención de la SSA, reportadas, sea la carencia de medicamentos y material de curación, sobre todo si se considera que es la población con menor capacidad de pago la que se atiende en este tipo de unidades por ser población abierta. Una proporción importante de esta población, de hecho, difícilmente podría surtir su receta en las farmacias privadas de su pueblo, aun en el caso de que su poblado contara con este tipo de servicio, debido a las barreras financieras. Estas mismas personas difícilmente regresarían a hacer uso de unidades de salud que no tienen la capacidad resolutiva que les exige el nivel de ingresos de su población de responsabilidad. Durante una visita a Nayarit,  el presidente ha comentado que se resolverá el tema de la distribución, pues ha calificado que es como repartir “papas” y aunque es una declaración y comparación absurda, me recuerda a otra declaración para justificar la venta de “refrescos” en comunidades rurales, que decían que era la fuente más accesible de agua potable y azúcar para sus habitantes. De ese tamaño.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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