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Los insecticidas mas caros del año.

A nivel mundial, el dengue constituye la principal enfermedad de transmisión vectorial en términos de incidencia; se estima que existen alrededor de 2 billones de personas en riesgo de infección. Cada año, los insectos y otros vectores transmiten agentes infecciosos a más de mil millones de personas provocando más de 700 000 muertes en el mundo. 

La creciente urbanización descontrolada, otros cambios ambientales, el incremento de los viajes a nivel mundial, entre otros factores, han contribuido a la emergencia de estas enfermedades. El riesgo de contraer estas enfermedades es particularmente alto en pueblos y ciudades donde los mosquitos encuentran hábitats favorables para su proliferación y donde el contacto con los humanos es alto. El uso frecuente e inadecuado de los insecticidas es uno de los factores que más influye en la generación de resistencia, ya que promueve la selección artificial de insectos resistentes. Estudios previos en la Región Caribe han determinado la resistencia a temefós y deltametrina. Es interesante que el dengue, entre otras infecciosas transmitidas por vectores, revelan un estrecho vínculo con el comportamiento humano, que mantiene latente el riesgo de propagación de la enfermedad. Se hace necesario entonces, contar con acciones no solo de control (fumigación con químicos) como se viene luchando contra el dengue, sino también de estrategias y procedimientos que aborden la conducta humana, mediante la difusión de información pertinente para la adecuada prevención y control de la enfermedad motivando el cambio de hábitos de riesgo que facilitaban la proliferación del vector aumentando su población y oportunidad de contagio. Actualmente los programas de prevención del dengue consideran necesario la participación comunitaria para el control de esta enfermedad. Estos programas pueden ser de dos tipos: los que pretenden mejorar los conocimientos que se tienen acerca de este evento brindando información a las personas y que según estudios esto no resulta eficiente, puesto que no se encuentran cambios en los comportamientos. La educación y el trabajo directo con la comunidad se han convertido en el instrumento más efectivo de prevención. El enfoque se centra en el cambio de comportamiento y de hábitos más que en una difusión de información y de conocimiento. A pesar de los múltiples esfuerzos que los países se encuentran haciendo, no se ha logrado el impacto deseado en el control de la enfermedad. Entre las nuevas generaciones de programas de prevención y control del dengue, a través de participación comunitaria y la educación en salud, se cuenta con la metodología de comunicación para impactar conductas que es promovida por la OMS y la OPS. 

Aunque la incidencia del dengue se triplicó este año, el gobierno federal retrasó tres meses la compra de insecticidas contra el mosco transmisor de esta enfermedad porque aseguraron que se detectó corrupción en las compras de estos productos. El subsecretario de Salud, aseguró en una de las mañaneras que las actuales autoridades detectaron esquemas de corrupción en la compra de insecticidas, a través de los cuales predominaban algunas compañías (proveedoras) sobre otras. A pesar que la compra gubernamental de estos productos, son imprescindibles para controlar la proliferación del dengue, se aseguró que en años pasados estaban amañadas. Esto generó un mercado anual de más de 900 millones de pesos. La administración pasada utilizó  Malatión, que también se empleará éste año. En días pasados, las autoridades federales también repitieron la compra de los insecticidas Metopreno, a la compañía Orange Line Vet; Piriproxifen, a la compañía Grupo Ikerri; y a la compañía Eco Suministros le repitieron la compra de Pirimifos-metil. Todos estos productos no sólo eran los mismos adquiridos desde la pasada administración federal, además, fueron comprados al mismo precio que pagó el gobierno anterior. También igual que en la administración anterior, la compañía Codequim proveyó este año al gobierno de López Obrador el insecticida denominado Novaluron, y a la empresa Public Health Supply and Equipment le volvió a comprar el larvicida Spinosad. En este caso, sin embargo, el gobierno actual pagó más dinero que el anterior, por menos producto, ya que en 2019 se adquirió el Spinosad a 29 mil 816 pesos por unidad, mientras que en 2018 costó 27 mil 778 pesos. Esta vez, el gobierno no sólo pagó 2 mil pesos más por cada unidad de este insecticida, sino que la concentración del producto adquirido es tres veces menor a la de años anteriores. El nuevo esquema en la compra de insecticidas generó un retraso de tres meses y mientras este ahorro  era alcanzado, durante los primeros ocho meses de 2019 hubo un incremento de 312% en la incidencia de dengue, según las estadísticas de la Secretaría de Salud ¿Entonces? Fueron los insecticidas mas caros del año.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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