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La utilidad de los probióticos se remonta a miles de años, lo que consta en las tablas sumerias que atestiguan el empleo de leche fermentada para el tratamiento de infecciones gastrointestinales en el año 76 a.c. Hipócrates, considerado el padre de la Medicina, señalaba: que el alimento sea tu mejor medicina y tu mejor medicina sea tu alimento. Destacan los llamados alimentos funcionales, entre los que se destacan no solo los fitonutrientes, sino también los prebióticos y los probióticos. Con la llegada de los millennials y el cambio de hábitos debido a enfermedades crónicas y los elevados índices de obesidad, la población ha tomado conciencia entre los jóvenes y adultos jóvenes a llevar una cultura por lo healthy y evitar la comida chatarra.

 

El concepto de probióticos se ha visto subordinado a varias enunciaciones, más o menos completas, en la medida en que los avances de la ciencia han posibilitado conocer más acerca de este grupo de microorganismos; sin embargo, los términos propuestos han resultado varias veces imprecisos, e incluso, discordantes. El concepto de probióticos ha evolucionado en los últimos 60 años hasta llegar al más actualizado y aceptado por la comunidad científica internacional hoy día. En 1906, Cohendy, tras administrar leche fermentada por Lactobacillus a pacientes con alteraciones intestinales, observó una notable mejoría tras ocho y 12 días de tratamiento. Una vez comprobado que varias especies de microorganismos, fundamentalmente bacterias intestinales, adicionadas al alimento o al agua de bebida, determinaban una respuesta favorable en el hospedero, se intentó enmarcarlas en un grupo específico; no obstante, la propia heterogeneidad de los microorganismos experimentados no facilitó este propósito (estudio de ensayo clínico controlado). Hace más de un siglo, Elie Metchnikoff (científico ruso, premio Nobel y profesor del Instituto Pasteur) postuló que las bacterias ácido lácticas ofrecían beneficios a la salud que llevaban a la longevidad. Sugirió́ que la autointoxicación intestinal y el envejecimiento resultante podrían suprimirse al modificar la microbiota intestinal y al utilizar microbios “útiles” para sustituir a los microbios causantes de enfermedad. El término probiótico, etimológicamente procedente del griego pro bios (por la vida). En los primeros años de la década de los 90 algunos autores englobaron entonces a los probióticos y a otras sustancias tales como antibióticos, vitaminas, minerales, ácidos orgánicos, enzimas y oligosacáridos, entre otros, en un mismo grupo con el nombre de agentes profilácticos ( que previenen enfermedad). Esta nueva clasificación fue motivo de discrepancias en la comunidad científica dedicada al naciente estudio de los probióticos por la confusión que apareja centrar a probióticos y antibióticos en el mismo grupo para su estudio. Por esos años otros autores enfatizaron que solo podían ser microorganismos vivientes; sin embargo, esta percepción no era compartida y Gunther, en 1995, ofreció un concepto explícito en el que definía los probióticos como organismos microbianos, vivos o muertos, producto de la fermentación microbiana que influye beneficiosamente al hospedero.

 

La Organización Mundial de la Salud, ante las discrepancias en sus definiciones intentó aunar opiniones e hizo revisión del concepto; los consideró como organismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del hospedador. Actualmente el concepto mayormente usado y aceptado llega desde la Asociación Científica Internacional para los Probióticos y Prebióticos (ISAPP, por sus siglas en inglés, Scientific International Association for the Probiotic and Prebiotic) en palabras bastante recientes de su presidenta, la Dra. Mary Ellen Sanders: cultivos simples o mezclados de microorganismos vivos que, aplicados a los animales o al hombre, benefician al hospedador al mejorar las propiedades de la microflora intestinal original. A lo anterior, y para evitar confusión, se añade un planteamiento generalmente aceptado de Rijkers que, en el año 2010, agregó que deben estar en una dosis suficiente para modificar (por implantación o colonización) la microflora de algún compartimiento del tracto digestivo del hospedador y en la práctica suelen presentarse bajo formas destinadas a ser administradas en el agua o la comida.

 

 

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.

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