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Mensajes

Gilberto Mensajero Armenta

10 años ABC

Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar

Mateo 18:6

Hacer un recuento de los daños por la Guardería ABC es innecesario. Se cuentan por cientos, y se han sufrido por miles. Son 49 rostros con sus nombres que no se olvidan, victimas de lo mismo que padecen los inocentes. Negligencia, irresponsabilidad, impunidad, avaricia, corrupción, injusticia. Pero nunca olvido.

Las marchas en Hermosillo, cada 5 de junio, son crónicas que todos ven desde prismas distintos. Volver a las puertas de esa guardería, guardar silencio ante las oraciones, las plegarias. Inclinar el rostro al ver el llanto de los padres de esos bebés. Apretar los dientes ante el reclamo antes enfurecido, ahora pausado, de familiares y amigos de estos. Repetir junto a todos, balbuceantes y ante cada nombre pronunciado con firmeza al micrófono: “no debió morir”. Y luego levantar la vista al cielo, hasta dejar de ver por completo los globos blancos que cada año se elevan. Caminar después, de principio a fin, en esa caminata que ya para muchos es obligada. Leer en cada cuadra una manta distinta, un reclamo diferente, una reiterada acusación. Y no dejar de caminar.

Luego, con alguna inspiradora melodía de fondo, escuchar los posicionamientos, las exigencias de acción jurídica, los agradecimientos, los saludos a la distancia. Y es que ya algunos padres no residen en Hermosillo, ni en Sonora. En el encabezamiento de su lucha, apuntaron sus alas a otras partes, al centro del país, lejos del lugar que tantos malos recuerdos les dan.

El mausoleo en el panteón ha sido ultrajado por los ladrones en varias ocasiones. Del memorial que en años pasados se reclamaba, ya muy pocos se acuerdan. Casi nadie habla de esto. Son parte de la resignación que muchos confunden con olvido, pero que solo forma un prisma, de los que arriba se habla, y que refleja una etapa superada del duelo que no puede sufrirse para siempre.

La vida ha seguido adelante, con crisis emocionales y familiares que muy pocos conocen, pero también con victorias de las que no se habla, porque si la tragedia por la muerte ya fue pública, el gozo por superarla es intensamente personal.

Los padres de los 49 bebés son ahora diez años mas maduros, diez años más que pesan sobre los lomos. En diez años nueva descendencia ha nacido, que jamás suplirá a la que se fue, nunca, pero que conforta cálidamente el vació que dejó la que se fue. Muchos matrimonios se fortalecieron en el amor, aunque tal vez algunos no hayan soportado, y decidieron caminar por separado. Muy poco se habló de los hermanos, que vivieron a solas su tragedia, que lloraron en solitario, que siendo niños aún, en silencio miraban llorar a sus padres, y solo atinaban a acurrucarse donde podían. Hoy ellos también son diez años mayores, y viven su experiencia con nostalgia, sin entender aún que fue lo que les paso. Son las otras víctimas, las que se quedaron tras bambalinas, pero que nunca dejaron de ser.

Dura la vida en diez años para los que sobrevivieron, y que en su piel llevan la marca de la amarga experiencia. Ellos también son héroes y heroínas. Sus padres y madres han encabezado lucha distinta, pero que, igual que los que debieron sepultar a los suyos, llegan a este dia con la armadura desgastada, abollada. Cansados tanto como ellos.

¡Y que dice usted de los abuelos, los tíos, los primos, los padrinos! Hombres y mujeres que también han vivido su 5 de junio, llorando igual que todos, pero con la enorme responsabilidad de ser escuderos protectores y consejeros siempre dispuestos de sus hijos, sus hermanos, sus parientes y sus amigos. También ellos se desgarraron ante la muerte de sus también pequeños bebés.

¡La muerte de un hijo! Un dolor que ninguna madre debería vivir, que ningún padre debería enfrentar. A diez años, sigue doliendo como el dia mismo en el que todo sucedió. Y dolerá para siempre, hasta que les vuelvan a ver.

En esta tragedia también hay aquellos que, como lobos rapaces, han buscado ventaja personal o de grupo, y que se mueven detrás, buscando la oportunidad para pintar en su rostro una congoja, y hacer como que les duele. ¡Perdón y paz para ellos, ya les tocará pagar, si algo tienen que pagar!

Diez años se escribe asi, fácil, garabateando sin dificultad. Pero vivirlos en medio de tantas emociones que rompen el alma, es otra cosa.

Ana Paula, Andrés Alonso, Andrea Nicole, Aquiles Dreneth, Ariadna Aragón Valenzuela, Axel Abraham, Bryan Alexander, Camila, Carlos Alán, Dafne Yesenia, Daher Omar, Daniel Alberto, Daniel Rafael, Daniela Guadalupe, Denisse Alejandra Figueroa, Emilia, Emily Guadalupe, Fátima Sofía, Germán Paúl, Ian Issac, Javier Ángel, Jesús Antonio, Jesús Julián, Jonatan De Jesús, Jorge Sebastián, Juan Israel, Juan Carlos, Juan Carlos, Julio César, Lucía Guadalupe, Luis Denzel, María Magdalena, María Fernanda, Marian Ximena, Martín Raymundo, Monzerrat, Nayeli Estefanía, Pauleth Daniela, Ruth Nahomi, Santiago, Santiago De Jesús, Sofía, Valeria, Ximena Álvarez, Ximena Yanez, Xiunelth Emmanuel, Yazmín Pamela, Yeceli Nahomi y Yoselín Valentina Tamayo Trujillo. 

NO DEBIERON MORIR.

Gracias por la lectura. Puede seguirme en @mensajero34 y en facebook.com/gilberto.armenta.16

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