Hace unos años conocí a un joven inquieto y atrevido, arriesgado, hasta simpático, me comentó que próximamente viajaría a España para presenciar un partido del Real Madrid, equipo de sus amores, comprometido con él mismo, se dio a la tarea de ir paso a paso pagando su boleto de avión y hospedaje, su boleto al partido, tour por el Santiago Bernabeu, la ilusión que vivía era increíble.
Este chico solo podía disfrutar de Madrid en sus escasos días de vacaciones, Toledo, y quizás hasta Barcelona, por el trabajo, no podía separarse mucho tiempo, así que decidió tomar este viaje, a toda costa, solo que días antes de viajar, comentó que había hecho un pequeño ajuste, que iría a conocer París.
Uff, le dije que maravillosa idea, irás a la ciudad Luz, a la ciudad del Arte, el dijo en una ocasión que sería lo último que le gustaría conocer, porque sus deseos y pasiones eran otros. Emprendió el viaje, solo, sirvió para hacer introspección, al regresar comentó algo que llamo mi atención.
En una charla de café como es nuestra costumbre me dijo: porque tengo tan presente París?, mira cuando vi el estadio que era por lo que iba, lloré de emoción, de haber logrado un sueño, de ir paso a paso derribando obstáculos, hasta en el trabajo, ahorrar lo suficiente, pero algo mágico sucedió al estar parado frente a la Torre Eiffel fue otra cosa, me impuso, me emocionó sentarme y admirar, ver el espectáculo de luces, tomar un delicioso café, el cuerpo siente y vibra nuevamente al recordarlo, y no sucede así cuando pienso en el Estadio y equipo de mis amores.
Cuantas veces has permitido que la vida te sorprenda gratamente?,
Siempre pensando en cómo “Deben” ser las cosas, en que “Tengo” que hacer para satisfacer o llenar las expectativas de los demás, para no defraudarlos, con pensamientos recurrentes del pasado, poniendo el foco en lo exterior, en los demás, o en lo que escuché en casa que “Debe ser lo correcto”, aunque sea yo infeliz.
Des-cubrir, quitar velos, máscaras que me nos cubren como capas de cebolla, que protegen “Quien soy”, y los más grave, no reconocer a la persona real y verdadera que soy, con una visión nublada o desenfocada de lo que es la realidad.
La percepción de la vida puede estar proyectada en una pantalla como la del cine, es lo que veo, limitada, que no traspasa ni dice nada, en blanco y negro, dejándonos en estado estático, sin atrevernos hacer un alto y decir la película no me gusta, no me identifico con ella, no es lo que quiero para mí.
Perder la identidad habla de esa proyección limitada, desconociendo quien soy, sin observar y atreverme hacer algo diferente, la conexión con nosotros mismos es abrir la puerta a la libertad del Ser, rompiendo cadenas que nos atan al pasado, a las creencias, a los “Debes” y “Tengo que”, para tomar decisiones libremente que favorezcan mi estado emocional, mi bienestar y felicidad.
Momentos Wow!! Que nos dejan con la boca abierta, guardando emociones en el inconsciente, pueden ser muchos, pero cuando vivimos tan aprisa en la vorágine emocional que nos envuelve y aleja de quien soy y quien quiero ser, me pierdo de vivir el presente, disfrutar los momentos WOW!! que pasan inadvertidos sin que nos demos cuenta, para luego voltear al pasado y reclamarnos a nosotros mismos porqué deje pasar la oportunidad, o preguntarnos donde estábamos que no nos percatamos de ellos.
Has observado que en tanto planificar se te puede ir la vida, consiguiendo o no lo que te propones, que sucedería si le permitimos a la vida que nos pille, nos sacuda, nos emocione, nos regale esos momentos Wow!! Sencillamente que la VIDA NOS SORPRENDA GRATAMENTE, aunque para ello necesitemos vivir en el presente, liberados del que dirán, fluir con la vida, y porque no, hasta atreverse a bailar con la locura que nos ofrece el momento….todos lo merecemos solo basta quedarse quieto y observar, no te muevas, todo llega y créelo te lo mereces!!
Viva la vida, intégrate a ella no te aísles!!!
Hasta Pronto!!
Gaby Olivera
@gabydeas
FB Matices del Alma
