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Vivimos situaciones que se repiten en nuestra vida una y otra vez,  trayendo consigo un cúmulo de información y de herramientas para transformarnos, cambiar la forma de pensar, tomando rutas diferentes que abren el camino al conocimiento, la vida nos invita de manera sencilla a ser flexibles, a vivir en libertad, no a imponer, controlar, tener siempre la razón. 

La flexibilidad es la adaptación, es fluir y aprender, utilizar nuestros propios recursos incorporando todo aquello que suma, ayudando a crecer, arriesgar, abrazar y reconocer.

 Solo aquellos que no se dan la oportunidad de ser observadores de la vida, de su vida, vuelven a los viejos patrones en cada situación que se repite, queriendo dominarla, así como la de otros, sin darse cuenta que vivir en automático lo único que permite hacer uso de máscaras que están a su alcance para lograr el control, creando cuanta máscara sea necesaria para sentirse bien y regodearse en el dolor, la victimización etc.

A cuantos pensamientos nos aferramos con frecuencia, conectándolos con la lingüística diaria, proyectando todos nuestros actos desde una herida no sanada, creando dependencia de esa faceta que enmascara algo que no nos atrevemos a des-cubrir.

Mi querida amiga y colaboradora Raquel Díaz P. nos regaló una hermosa reflexión que hoy te comparto relacionado con este tema, y versa así:

Quizás  el ser humano tiene demasiada dependencia de sus propios pensamientos y opiniones para ver la verdad tras ellos. Donde hay orden, hay inteligencia ordenadora; más allá de una química, física y realidad..

La verdad es misterio preciso y perfecto, seamos o no capaces de entender

Raquel Díaz P.

Por esa razón es que este pequeño análisis, te invita a la reflexión, observa cuántas veces has vivido situaciones idénticas o similares tratando siempre de resolverlas de la misma manera, con el resultado de siempre: el conflicto.

Cuan cierta es la frase que pronunció Albert Einstein: “No podemos resolver problemas, pensando de la misma manera que cuando los creamos

Obtener resultados y respuestas diferentes requiere de una mente libre a la sabiduría interna; escuchar otras opiniones que invitan a ver las cosas fuera de la caja, desde otro ángulo, reconocer que hay otras fórmulas que pueden funcionar, es liberar la jaula del pensamiento.

Nuestros pensamientos están dados por dos situaciones principales: Nosotros mismos (la mente), esa que nos permite mover como pez en el agua porque ya conoce el camino, donde solo yo tengo la verdad absoluta, el control, y la última palabra;  el otro mi entorno, el circulo  donde me muevo con libertad; aunque siempre limitada, sin permitirme  salir de él, para experimentar los cambios que ofrece tomar alternativas y dando validez a otras fórmulas que aportan conocimiento y suman en mi vida.

Cuando nos hemos olvidado de conectar con nosotros mismo y darnos a ese auto-encuentro, honesto, abriremos el cerrojo que nos tiene encerrados en esos pensamientos dentro de un remolino,  que sube y baja, que no nos lleva a ningún lugar, repitiendo más de lo mismo, y nos obliga a usar diferentes máscaras: el de la víctima, el del sufrimiento, mendigando compasión, tapando la salida a la sabiduría interior que desea emerger, para brindarnos una mejor forma de vivir.

Todo esto solo puede darse desde mi presente, estando consciente para ser observador de las formas con que respondo o me cuento siempre lo mismo, la misma verborrea, que alimenta ese pensamiento recurrente.

Des-prender  ese viejo traje con que he venido caminando durante años y atreverme a usar nuevas ropas, es soltar todo lo que interpreto, replanteando, cuestionando, experimentando nuevas vivencias transformadoras  usando mi libertad  y dar nacimiento a una nueva persona que emerge ávida de dejar salir toda la sabiduría interior, encontrando la paz mental dejando detrás todas esas máscaras de carnaval, que han tapado realmente quien soy.

Será que nos da miedo reconocernos en el espejo de la vida, y nos privamos de la paz y felicidad que merecemos?

 La falta de honestidad nos aleja de la conexión con nosotros mismo, pero que al descubrir a ese monstruo frente al espejo podemos ver que es solo  un disfraz que hemos portado durante años, pesado, cargado de emociones negativas,  que va guardando a la persona maravillosa, creadora, amorosa que existe en cada uno.

Intenta probar algo diferente, quita tu disfraz  y verás a que te sabe la vida.

Hasta Pronto!!

Gaby Olivera

@gabydeas

Fb: Matices del Alma

Ig. @gabydeas

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