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2017 fue un año que en definitiva no nos trató bien a los mexicanos, la economía nacional reciente los efectos de estar debajo de la suela del recién electo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que con sus constantes bravatas, ha orillado a emprender una fase de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entre Canadá, México y Estados Unidos, amenazando con dejarlo, si no obtiene mejores condiciones para su país.

Diversas medidas en la política económica de nuestro vecino del norte que incluyen una reforma fiscal, empujan al tipo de cambio por encima de la barrera psicológica de los 20 pesos por dólar y negros nubarrones en la economía mexicana.

El efecto de la caída internacional de los precios del petróleo que se ha mantenido por cuatro años, ha obligado al gobierno federal que por años ha dependido de los ingresos producidos por las exportaciones de petróleo, a recortar su gasto con respecto al ejercicio anterior, por tercer año consecutivo.

Los beneficios a la economía interna que supuestamente debería de arrojar la batería de reformas estructurales emprendidas por el gobierno de Enrique Peña Nieto, apenas si son visibles, muy por debajo de las expectativas.

La reforma energética produjo un resultado contrario al esperado, en lugar de que la gasolina y la energía sea más barata, los precios de los hidrocarburos sufrieron un aumento devastador para la economía de los ciudadanos de a pie, provocando un aumento en los precios de productos y servicios en cadena que han elevado los niveles inflacionarios al 7%, lo que no se veía desde los tiempos del gobierno de Vicente Fox.

El gobierno de Enrique Peña Nieto ha sido capaz de producir casi 3.3 millones de nuevos empleos en lo que va de su administración, lo malo es que la política económica trazada desde el gobierno federal desde hace 25 años, que busca el crecimiento económico con el castigo a los salarios ha provocado desigualdad social, pobreza e informalidad, con cerca del 40 % de la fuerza laboral del país ganando un salario mínimo y el 60% sin seguridad social.

Según el informe Panorama Laboral 2017” de la Organización Internacional del Trabajo, nuestro país encabeza la lista de los países en América Latina con mayor índice de contracción en salario en los últimos 10 año con un 12%, desde principios de 2017 organizaciones sindicales y organizaciones patronales del sector productivo sostuvieron un prolongado debate para elevar el salario mínimo a 100 pesos, como una medida para comenzar a acabar con los índices de marginación entre la clase trabajadora y reactivar el mercado interno, al final se impuso el modelo económico vigente y se aprobó un aumento del 10% al salario mínimo, quedando en 88.36 pesos.

El 2017 deja una estela de sangre y violencia por muchas regiones del país, el espiral de violencia se elevó exponencialmente a sus niveles más altos desde el año 2007 con casi 24 mil homicidios dolosos, es evidente la intrusión de bandas del crimen organizado dedicadas al tráfico de drogas en el tejido social, que han sido capaces de corromper a muchas autoridades de los tres niveles del gobierno mexicano.

La violenta disputa del territorio para el trasiego de droga, viene acompañada con el incremento del consumo de drogas y otro tipo de delitos como el secuestro y la extorsión, la única respuesta que el gobierno mexicano ha podido dar ante la inoperatividad de unas mal equipadas, mal pagadas, mal entrenadas policías locales, estatales y federales, que por muchos años fueron abandonadas a su suerte, ha sido enviar a sus fuerzas armadas a combatirlas, pero ahora las fuerzas armadas se han negado a seguir pagando el pato de las malas decisiones del poder civil y han exigido se les otorgue un marco jurídico para su actuación en las calles, mientras todavía sigue en el limbo el debate sobre el tipo de policía que enfrentará al crimen organizado.

La madre naturaleza nos jugó a los mexicanos una de sus crueles ironías, justo cuando conmemorábamos el 32 aniversario del terremoto de 1985, la tierra se volvió a estremecer con un movimiento que alcanzó los 7.1 grados en la escala de Ritcher, devastando una amplia franja de la Ciudad de México; el estado de Puebla, Morelos, Chiapas y Guerrero.

Los mexicanos demostramos al mundo ser un pueblo único, con temple y espíritu inquebrantables ante la desgracia, la solidaridad de los mexicanos volvió a surgir en momentos de tribulación, miles de jóvenes se volcaron a las calles para encabezar las labores de rescate de las víctimas del terremoto, la ayuda internacional no se dejó esperar y se pudo superar la emergencia, aunque el proceso de reconstrucción será lento.

Por primera vez, la sociedad mexicana logró poner en la picota a los partidos políticos, que no supieron qué hacer ante el momento de emergencia que vivía el país y el cuestionamiento de la sociedad mexicana sobre el insultante financiamiento que reciben del gobierno.

Desafortunadamente los partidos políticos encontraron el camino para escabullirse ideando cortinas de humo para distraer la atención de lo que en esos momentos se exigía, que los millonarios recursos que el gobierno dedica para que los partidos políticos operen, fuera redirigido a las labores de reconstrucción tras el sismo de septiembre 19.

El año de la sucesión presidencial nos alcanzó, atrás quedaron las exigencias de austeridad a los partidos políticos y arrancó la dilapidación de millones de pesos que corren a raudales como sucede en cada proceso electoral, que un su fase de precampañas, luce como una encarnizada lucha entre el PRI y sus aliados; una inédita coalición de un partido de derecha, el PAN y otro de izquierda el PRD, contra el último de los caudillos de izquierda de la política mexicana que encabeza todas las preferencias electorales.

Candidatos bailando en supermercados, en las colonias, repartiendo monederos electrónicos; liberando tortugas, tocando rolas del TRI o vestidos de indios Chamula con tal de obtener la simpatía de los electores, así arrancará el 2018, mientras aguantamos los embates de la ola de aumentos de productos básicos y servicios que seguirán desdibujando la economía de millones de familias mexicanas que seguirán padeciendo gran desigualdad social, marginación e inseguridad.

Pese a todo lo adverso que pueda lucir este desolador panorama, los mexicanos seguimos guardando el anhelo esperanzador que nos depara un futuro más promisorio como país, eso me hace desearles a mis escasos lectores, un feliz año nuevo y agradecerles de todo corazón el contar con la atención de su lectura.

Podemos interactuar a través de mi cuenta de Twitter @feroropeza20 o en mi correo electrónico luiso@hmo.megared.net.mx

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