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Santiago Genovés Tarazaga (31 de diciembre de 1923 – 5 de septiembre de 2013) fue un antropólogo e investigador social hispano-mexicano, estudioso del comportamiento humano cuyas aportaciones científicas han sido valoradas y reconocidas internacionalmente. Estudió antropología en el Instituto Nacional de Antropología e Historia y posteriormente, obtuvo el grado de doctor en antropología por la Universidad de Cambridge en Inglaterra. Ganó el Premio Nacional de Ciencias de México (1962) y luego de su jubilación, fue investigador emérito en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1986, Año Internacional de la Paz por las Naciones Unidas, Genovés junto con 14 especialistas en el tema, redactaron el Manifiesto de Sevilla, una declaración sobre la violencia que fue adoptada por más de 100 sociedades científicas, incluyendo la UNESCO. 

Famoso por haber llevado a cabo un experimento social consistente en reunir a 10 personas de mediana edad, casadas (pero sin la participación de los cónyuges) con hijos, de diferentes nacionalidades, razas, sexos y religiones que junto con él, se embarcaron en una balsa de nombre Acali (que en náhuatl significa “la casa en el agua”) con el fin de estudiar el comportamiento humano, en particular, las relaciones interpersonales en condiciones de espacio reducido e inescapabilidad. La balsa partió el 12 de mayo de 1973 desde el puerto de Las Palmas en España y atravesó el océano Atlántico y el mar Caribe con una única escala en Barbados hasta llegar a Cozumel al cabo de 101 días de viaje. El experimento estuvo auspiciado por la UNAM en la parte científica y por el Canal 13 en la parte económica (éste canal televisivo, en la actualidad perteneciente a Televisión Azteca, en ese entonces era un canal gubernamental). Dos años después, Genovés publicó Acali, libro donde hizo un recuento del viaje y expuso los resultados de su experimento.

Del estudio, Genovés extrajo muchas conclusiones, entre las que sobresale que la búsqueda del poder fue el primer factor de violencia en la balsa y lo es en el planeta. Pensó que tal vez la segunda fuente de violencia era el cambio de roles, en nuestros papeles de jefes, amigos, hijos y padres, por ejemplo. Cuando ese cambio es muy súbito, se origina el conflicto.

Traigo a colación todo lo anterior, porque en estos días que nos toca vivir, en el que el confinamiento voluntario generado por fenómeno secundario a Covid-19 hace que en las redes sociales, aflore el ingenio de nuestros compatriotas a través de ingeniosos memes, referidos a las tensiones que surgen cuando las parejas están juntas más tiempo del acostumbrado. Doy por sentado que todos los hemos visto y oído, dándonos el regalo de la risa, tan necesaria siempre, con mayor razón ahora. 

El asunto podría quedar ahí, como una nimiedad aprovechada por los ocurrentes, pero no… resulta que no les falta razón. Junto con esta oleada de memes, aparece un hecho por demás interesante: Epidemia de divorcios en China por las cuarentenas del coronavirus (https://www.abc.es/sociedad/abci-epidemia-divorcios-china-cuarentenas-coronavirus-202003200152_noticia.html).

Al leer la noticia, no pude evitar realizar de inmediato la conexión entre éste hecho y los hallazgos de Santiago Genovés. Si nuestro antropólogo tuvo razón, la búsqueda del poder y un cambio súbito en los roles dentro de las relaciones de pareja, probablemente fueron las variables que operaron como detonadoras del conflicto. Otros, han considerado que la angustia, la depresión y el aburrimiento son los factores etiológicos. 

El próximo lunes dará inicio lo que eufemísticamente se ha dado en llamar “La Jornada Nacional de Sana Distancia”, misma que se tiene planeado se prolongue hasta el 19 de abril. A Dios gracias, en México no seremos víctimas de una medida draconiana semejante a la llevada a cabo en la República Popular China, al menos es lo que pensamos, y encontremos alguna forma de poder salir al parque a cambiar de aire, aunque no debamos hacerlo, pues si el hecho se reproduce como allá, que se agarren los registros civiles, porque no se la van a acabar. En China, los divorcios se triplicaron… 

En 2018, Marcus Lindeen (Suecia, 1980), realizó un documental sobre Acali titulado Flotten (que en México se tradujo como “La balsa”), que reconstruye el viaje y cuenta con testimonios de siete de los tripulantes de la balsa sobre la experiencia vivida. En él se confrontan, o al menos, se matizan, las conclusiones de Genovés: «Su premisa fue que los integrantes de la barca fueran de diferentes procedencias para que, de este modo, los conflictos se iniciaran cuanto antes. El hecho de que esto no sucediera le supuso una gran lección: nuestras diferencias no tienen que llevarnos a conflictos sino que, por contra, pueden generar mayor colaboración. Tal vez la solidaridad sea lo que se construye en nuestros genes en lugar de la agresión», explica Lindeen.

Esta sería la otra cara de la moneda y que también podríamos ver los próximos días. No faltará quien diga que aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión. Llama la atención que en China, los funcionarios también señalen que en muchos casos la decisión de separarse se deba a un impulso y que en el último momento las parejas se echan atrás mientras se está haciendo el trámite del divorcio. Algunas personas incluso, se han vuelto a casar días después. Si he de manifestar una conclusión agridulce, me adscribo a lo expresado por Søren Kierkegaard: El amor perfecto significa amar a la persona por la cual uno se volvió desgraciado.

Salud y paz. 

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