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Aunque la violencia de alto impacto está presente en diversas ciudades del Estado, es en Ciudad Obregón donde la confrontación entre bandas del narco alcanza niveles de bestialidad, sin que códigos rojos, operativos Tetabiates y cooperación interinstitucional de niveles de gobierno contra la inseguridad pública, puedan aminorar la escalada criminal.

Difíciles tiempos les toca vivir a nuestros hermanos cajemenses porque calles y avenidas de la cabecera municipal y comunidades del Valle del Yaqui, frecuentemente son convertidas en campos de batalla, que en lo que va de este mes ya ha cobrado la vida de alrededor de casi 70 personas, una de ellas la de un niño de tres años asesinado este jueves junto a su padre.

Hace unos días tuvimos acceso a material gráfico horripilante que refleja el grado demencial de protagonistas de la disputa por el control de territorios particularmente y con mayor rabia de Guaymas hacia el sur y la región serrana, con mayor énfasis en comunidades ubicadas sobre rutas para el trasiego de estupefacientes.

Y hoy nos enteramos de la muerte de ese pequeño a manos de sicarios que iban contra su papá; más temprano fue ejecutada una pareja en una taquería y levantado quien los atendía; en ese tráfago, corporaciones policiacas intervinieron en una persecución y detuvieron a los abordantes de un vehículo que iban armados hasta los dientes, en tanto que los del otro carro se tiraron a perder.

Sergio Pablo Mariscal

Las cosas están que arden por esos rumbos, aunque en Hermosillo no se hacen malos quesos y mucho menos en la región de Guaymas y Empalme, desde donde también reportan saldos fatales casi en forma cotidiana, en donde incluso la administración de la alcaldesa de Sara Valle tuvo importante baja, destacando que la señora en mención haya responsabilizado a los medios de comunicación de la ejecución de su contralor municipal.

Quizás porque no les han llegado tan cerca a sus afectos, en los casos de Sergio Pablo Mariscal y Célida López Cárdenas, jefes de los cabildos de Cajeme y Hermosillo, respectivamente, procuran mantenerse al margen y sólo ya muy forzados abordan ese candente tema y más bien, en declaraciones o en redes sociales se abocan a asuntos de color rosita amable y ya muy forzados a penas le entran de rozón, que en el caso del de Cajeme le encanta quejarse de administraciones anteriores.

Y menos en estos días en el caso del presidente municipal de Cajeme, ya que lo reportan desde hace días en Phoenix como invitado especial en la inauguración de la nueva sucursal de Los Arbolitos, en el marco de la expansión del mejor restaurantero de la comarca, Diego Cota, quien por supuesto no tiene ninguna culpa de la vocación columpia del alcalde, ni que éste sea parte de la delegación que participa en la reunión de las comisiones Sonora-Arizona, Arizona México, su vida es otra.

Cierto que poco o nada importa la presencia o no de autoridades para quienes están comisionados para el extermino de adversarios, pero al menos algo bueno representa que se asuman acompañantes y cercanos a la desazón social que causan las frecuentes balaceras, que en el caso de Cajeme ya casi llega a 70 víctimas mortales sólo en lo que va de este mes, sin contar los que aparezcan luego en despoblado.

David Anaya Cooley

Hay una evidente incompetencia en la comuna cajemense para enfrentar el fenómeno de la inseguridad pública, en un todo en el que destaca la desatención, supervisión y evaluación de integrantes de la policía municipal, que como se sabe tiene el más alto nivel de reprobados en el examen de control y confianza, sin que el extraordinario apoyo estatal vía el Secretario de Seguridad Pública, David Anaya Cooley, haya concretado en una baja en la incidencia de delitos patrimoniales y mucho menos ser elementos disuasivos para que bandas del narco le bajen rayitas a su confrontación.

Francisco Cano Castro, creo se llama el titular de seguridad pública, ha resultado una nulidad hasta en materia de organización de tareas de sus elementos, gravitando además inquietantes señales en la que se asoma alto grado de infiltración entre las filas de la corporación bajo su mando, como lo muestra el reciente y fallido atentado contra José Gonzalo Villaseñor Pérez, director Operativo de Seguridad Pública Municipal en Cajeme, y contra su escolta, quien perdió la vida en el lugar.

Es que de acuerdo a especialistas en estos asuntos, aseguran que cuando alguna banda del narco la emprende contra jefes policiacos es porque violó pactos, traicionó a una de las partes y cosas así, porque ni modo que se trate de venganza por alguna acción policial exitosa y en ese nicho de sospechas se incluye la ejecución de hace días de alto funcionario de la administración de Guaymas, quien antes había estado a cargo de la policía municipal.

Es indiscutible que el Ayuntamiento de Cajeme ha recibido apoyos extraordinarios de parte del Estado y de la Federación para hacer más eficiente la prestación del servicio de Seguridad Pública, aunque como decíamos, poco se ha avanzado en abatir el índice de delitos patrimoniales y por eso al regidor independiente Rodrigo Bours Castelo ya se le enchuecó la boca de tanto exigir la instrumentación de nuevas estrategias que atiendan la exigencia ciudadana o al menos acompañar a la gente y ser solidario en estos momentos tan difíciles.

Rodrigo Bours Castelo

Pero si ha fracasado en el tema de delitos del fuero común a pesar del apoyo estatal y federal, sería como pedir peras al olmo esperar buenos resultados en una confrontación y disputa en la que ni instancias superiores de gobierno dan pie con bola, pero como decíamos, al menos la autoridad municipal debería acompañar a los ciudadanos, mantenerse en su cercanía para compartir sus miedos, en lugar de lucir lejano espectador desde un exclusivo atalaya.

Estamos de acuerdo con quienes aseguran que ninguna instancia de gobierno, incluidas las fuerzas armadas a través de la Guardia Nacional, están en condiciones de detener la escalada de violencia entre grupos criminales y que el enfrentamiento y estela de muertes seguirá en tanto no se pongan de acuerdo entre sus liderazgos o sea las autoridades sólo pueden hacerla de contadores de víctimas y a lo mejor detener a algunos para fincarles procesos penales.

Pero en esta irrefrenable disputa entre grupos antagónicos hay algo más dada su intensificación en los últimos meses en todo el país, a pesar de los reiterados mensajes de buena voluntad y hasta promesas de amnistía que hiciera como candidato Andrés Manuel López Obrador, sin que tengamos la menor idea de qué fue lo que se rompió para que en lugar de besos y abrazos se intensificaran los balazos.

Pues mientras son peras o son manzanas, a las hordas que pelean por Ciudad Obregón les vale progenitora que a partir del próximo lunes arribe a la entidad un contingente de mil 800 guardias nacionales, cuyo mayor número será apostado en esa región, sin que se sepa aún nada de la logística que soportará dicha estancia en la entidad, que suponemos será permanente, no descartándose que en la segura ceremonia de recepción, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo Montaño despeje esa y un altero así de dudas al respecto.

Alfonso Durazo Montaño

Y como las desgracias nunca llegan solas, hay más motivos de preocupación, de enojo y de incertidumbre por aquellos rumbos, toda vez la sorprendente y provocadora resucitación del proyecto del Ramal Norte en Hermosillo, ahora llamado Acuaférico, aquella que la justicia federal, la Comisión Nacional del Agua y la Semarnat le suspendieron a Guillermo Padrés.

Sabe a quien se le ocurriría reactivar dicho tema, que para muchos fue potenciado a través de una artificial crisis en el abasto de agua potable en Hermosillo y a la vez justificado dicho proyecto, que de origen está podrido por la corrupción, desde las operaciones de compra venta de grandes superficies en el destino final de ese tubo, hasta las ilegalidades perpetradas con el fin de concluir dicha obra.

Por supuesto que la sola mención de ese proyecto prendió focos rojos entre liderazgos de sectores sociales y económicos del Valle del Yaqui, quienes ya levantan barricadas y se aprestan a dar la lucha para evitar que se clave otro clavo en ese ataúd donde metió el acueducto El Novillo a esa región de Sonora y que tienen el propósito de seguir dando la pelea en contra de intereses especulativos de Hermosillo, donde pululan aristócratas del padrecismo.

María Victoria Olavarrieta

Hacen bien, pero quizás la buena noticia es que luego de las reacciones iniciales ante el anuncio donde la titular de Agua de Hermosillo, María Victoria Olavarrieta, sacó de la chistera lo del acuaférico, se advierte, percibe ni tan discreta reculada, como si tales pretensiones de resucitación hubiran sido reconsideradas o suspendidas para otra ocasión.

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