Se comparó con Jesucristo y le fue revelado que ser solidario es ser cristiano y que esa es la doctrina de su gobierno, además de pontificar sobre el humanismo y recordar que Jesús fue crucificado y espiado por defender a los humildes y a los pobres, lo cual podría considerarse como una premonición.
En esos términos se desarrolló la homilía sabatina en el marco de un diálogo que sostuvo Andrés Manuel López Obrador con representantes de los pueblos Mayo, Guarijíos y Yaquis, ante quienes también se le reveló la diferencia entre cultura y educación y comprometerse fraternamente con ellos.
Un día antes, en lo profundo de la sierra de Álamos, no tuvo un abordaje tan cristiano y humanista, sino que recurrió a su reconocida vocación para cultivar enconos clasistas, cuando informó a los reunidos que “hay fifis que se sienten de sangre azul, que son racistas y que desprecian a las culturas indígenas y este desprecio lo han llevado a cabo desde hace mucho tiempo”.
Pues qué necesidad hay de recrear cristianismos y recurrir a discursos evangélicos con notable ausencia de rigor histórico ante quienes precisamente su cultura como pueblos originarios fue desterrada por el colonialismo religioso y que necesidad de refregar retorcidas visiones xenofóbicas de quien sus discursos y homilías respecto a las etnias están muy alejadas de la realidad y cuyo conocimiento se concreta en lo que todos sabemos.
Y sabe qué maromas tenga que ejecutar este domingo en su reunión con la tribu Seri, Pima, Pápago Kikapú y migrantes indígenas, que si bien tienen la marginación como denominador común con yaquis, mayos y guarijíos, sus tradiciones culturales están fuertemente influenciadas por los gringos y en lugar de dedicarle una danza ancestral, a lo mejor lo deleitan con rolitas de rock metálico, eso sí, cantado en la lengua, y que sea lo de cada quien, lo hacen muy bien.
Pero alto al tololoche, porque vía internet dimos seguimiento al evento en Punta Chueca y no, no le tocaron los rockeros seris, pero se repitió el guion discursivo presidencial, en el que con toda la dispersión posible, López Obrador desgrana todos esos puntos con los que pretende hacer la diferencia con el pasado.
De forma muy rústica y como si explicara las cosas con manzanitas, se refirió a su rosario tradicional de temas: Benito Juárez, no pretende la reelección, el avión presidencial, los neoliberales, los pobres, la corrupción y todas esas muletillas que de forma pausada receta a las concurrencias, quedándonos en todo caso, con su reiterada posición respecto a que no se va a pelear con la gobernadora Claudia Pavlovich, subrayando el entendimiento y colaboración que tiene con ella.
Y por lo visto, el presidente vino a Sonora cargado de palabrería y de promesas, lo cual en nuestro caso, resulta muy contrastante si se compara con las giras de trabajo que realiza la gobernadora Pavlovich por los distintos municipios y comunidades de la entidad, ya que pareciera que se rige por la regla de “qué caso tiene ir si no llevo beneficios concretos y tangibles a la gente”.
A lo mejor se trata de la austeridad republicana que tanto se pregona el que los mexicanos nos debamos conformar con jarabe de pico y satisfacer nuestras necesidades con chorizos pseudoreligiosos, fraseología demagógica y compromisos de dudoso cumplimiento, porque lo real es que en la propuesta de presupuesto para etnias en el 2020 registra un recorte del 40 por ciento respecto al año actual, el mismo que presenta un subejercicio de casi el 60 por ciento.
Por cierto, a propósito de austeridad, las paupérrimas condiciones con las que tienen que lidiar representantes de medios de comunicación que cubren el apostolado de López Obrador por distintos estados del país, este sábado derivó en un accidente donde de puro milagro no hubo víctimas fatales.
Se supone que en estos tiempos de la 4T, las empresas periodísticas cubren todos los gastos de quienes manda a cubrir las giras presidenciales, aunque por lo visto, las necesidades de movilidad entre San Bernardo, Etchojoa y Pótam, fueron cubiertas por el ayuntamiento de Cajeme mediante la renta de una van tipo panel en pésimas condiciones mecánicas, que de todas formas fue contratada por seis mil pesos diarios y conducida por un empleado de dicha comuna.
Nos comentan, que desde un día anterior se había notificado sobre las malas condiciones del vehículo a responsables de logística de la presidencia y que también lo sabían en la comuna cajemense, por lo que es posible que por irresponsable, haya consecuencias para alguien del equipo del alcalde Sergio Pablo Mariscal, porque pensar que los haya en los perfectos de los inquilinos de Los Pinos es imposible.
Difícil situación les tocó vivir a 10 trabajadores de medios, quienes con diversas contusiones y dolencias fueron atendidos en el IMSS de Ciudad Obregón, con reportes de que dos de ellos fueron los más perjudicados y que incluso requieren de cirugías, dándose el caso de que en dicho nosocomio no se disponía de reserva de sangre y de plaquetas, en tanto que quienes no requirieron de hospitalización, anduvieron batallando para conseguir hospedaje.
A fin de cuentas, la gobernadora debió tomar el asunto en sus manos para cubrir las omisiones de la logística presidencial y la baja estima que demostró el ayuntamiento de Cajeme por la seguridad de representantes de medios de comunicación, así como las carencias del IMSS.
De regreso a la gira del tabasqueño, no nos queda más que confiar, tener esperanzas, respecto a que en esta ocasión y distinto al año pasado, ahora sí sean atendidas las necesidades presupuestales del orden de los seis mil 810 millones de pesos que de forma conjunta formularon alcaldes, diputados locales, federales, senadores de todos los partidos políticos, y el Gobierno de Sonora, para desarrollar 48 proyectos estratégicos y 271 obras en los municipios.
La mandataria sonorense le entregó toda la documentación que respalda y fundamenta cada una de esas obras para infraestructura, escuelas, abasto de agua, vivienda, obras de alcantarillado, pavimentación, centros de salud y un largo etcétera que fueron producto del consenso de la reunión del pasado 11 de octubre en Palacio de Gobierno con diputados locales, diputados estatales, alcaldes y senadores, para integrar los proyectos más urgentes en sus municipios y distritos con los que se busca acceder a recursos federales y que se incrementen las participaciones y la inversión para Sonora.
Vamos a creer que ahora las cosas son distintas al año pasado y que el presidente ahora sí incorporará a su plan de inversión del 2020 ese paquete denominado “Proyecto Sonora”, para que de esa forma se empate en lo presupuestal esa evidente buena relación con la gobernadora Pavlovich, quien seguramente en el curso de la semana entrará en detalles de lo que al menos en términos de promesas obtuvo de López Obrador.
Ya se aseguró que se terminará la construcción de la presa Pilares, quedándonos el pendiente del Fondo Minero, ese que a fin de cuentas sería redundancia si se incorpora al presupuesto 2020 el paquete de proyectos de impacto y de obras municipales entregado por la mandataria.
También nos motiva a la curiosidad el saber los detalles y los numeritos del acuerdo donde a través de comités de Padres de Familia operarán recursos para obras en alrededor de tres mil 500 escuelas de la entidad, con aportación igual entre el Estado y la Federación.
Hasta hora lo que sabemos es que dependiendo de la población escolar, serán asignados de forma directa esos recursos, así un plantel de uno a 50 alumnos recibirán 150 mil pesos, de 50 a 100 inscritos se les entregarán 200 mil pesos y mayor de 100 la entrega será de 500 mil pesos al año.
Hasta dicho anuncio, habíamos creído que esa entrega directa de recursos iba aplicar sólo en escuelas federales, pero no, porque hubo acuerdo con la gobernadora para entrarle a ese nuevo modelo, faltando sólo saber cuál será el impacto presupuestal para el Estado o simplemente habrá reasignación de recursos que tradicionalmente opera el Instituto Sonorense de Infraestructura Educativa a cargo de Yalia Salido y donde interviene la Secretaría de Educación y Cultura que lidera Víctor Guerrero.
Por supuesto que fue notable el gusto del presidente al repetir en Punta Chueca lo que ya había anunciado en Etchojoa, recurriendo a sus cotidianas catilinarias sobre las bondades de entregar de forma directa a los ciudadanos, y al menos podemos reconocer de su acertada recomendación de que las tesorerías de esos comités escolares sean ocupadas por mujeres porque son más honestas.
Lo más importante por definir son las reglas a las que los comités escolares deberán sujetarse para efecto de realizar determinadas obras, ya que suponemos deberán atender cuestiones de orden técnico para no poner en riesgo la seguridad de alumnos y docentes.
Aquí es donde hasta podría entrar la Unidad Estatal de Protección Civil, ya que dada la dureza de la legislación al respecto, no creemos que Alberto Flores Chong acepte a enfrentar riesgos por eventuales omisiones y consecuencias por alguna obra mal hecha.
